En la primera temporada, el personaje que muestra variedad de ribetes es el “encubierto” (Minujín) que además ¡es policía! Un esquema similar reaparece ahora con El Doc (Esteban Lamothe), un médico que, se aclara, no merece el calvario porque terminó ahí por un crimen que no cometió. La escena de la violación de El Doc también hizo saltar las métricas. “Nadie dice que no hay violaciones en las cárceles ni que no se deben mostrar en las ficciones. Decimos que mostrarlas como si fuera prácticamente lo único que pasa adentro responde únicamente al morbo. ¿Sabés qué es lo que más te pregunta la gente cuando salís, yo diría, como obsesión: ustedes tienen sexo entre ustedes?”, relata Lupo Magallanes. 

“En las cárceles hombres y mujeres son víctimas de violación, sí. Hay relaciones de violencia, magnificadas por las condiciones de hacinamiento y de encierro, pero no es una violencia de ‘naturaleza distinta’ de la que se vive afuera”, cuenta Natalia Ojeda, antropóloga e integrante del Equipo de Gestión del Centro Universitario del Penal de José León Suárez (CUSAM), que pertenece a la Universidad de San Martín, quien también sugiere “que las ficciones carcelarias podrían incorporar relaciones relativas a la trama. En las cárceles hay relaciones de sexo, paternalismo y dominación. Pero también relaciones afectivas y al contrario de lo que se piensa afuera, el cuidado de unos a otros es una noción central”.