La Cámara de Diputados provincial revalidó a la socialista Clara García como presidenta de ese parlamento. Ella misma se encarga de destacar que su objetivo es sacar adelante el trámite legislativo con el mayor consenso posible. Sostiene que esa ha sido la virtud de este período de Extraordinarias que terminó y en el que sacó adelante 31 leyes que pidió el Ejecutivo, a cargo del radical Maximiliano Pullaro. Asume que no siempre se puede y ahí sale a relucir la mayoría propia oficialista, como sucedió con la aprobación pírrica de la reforma parcial a las atribuciones del Ministerio Público Fiscal. Entonces la oposición se plantó pero el oficialismo siguió adelante de cualquier modo.

En diálogo con Rosario/12, la diputada rosarina anticipó que este año la agenda parlamentaria deberá encarar dos temas claves, a su juicio: lograr por fin una Ley de Educación –otras veces hundida en el Senado– y legislación sobre promoción de la producción y el empleo, habida cuenta de un escenario hostil en esta Argentina anarco capitalista donde ambas palabras han desaparecido del discurso gubernamental. De Milei, repudia su violencia verbal y demás calamidades, pero eso mismo la lleva a reparar en el respaldo popular que consagró presidente al padre del perro Conan y a la obligación de "tener que repensarnos las prácticas políticas".

García atesora lo que hasta aquí ha sido quizás su mayor prueba en la arena política, conducir la Cámara de Diputados en este primer tramo y sin frustraciones parlamentarias para el Ejecutivo. "Hemos trabajado de manera seria y amplia, y eso en este momento del país marca una diferencia grande", distinguió. En Santa Fe el oficialismo siempre tiene mayoría propia en esa legislatura, y la oposición suele conceder gobernabilidad en los primeros 100 días. Igual ella valora el diálogo y la escucha como su virtud –reafirmó– y así la unanimidad "no en todas pero sí con amplia mayoría en buena cantidad de leyes" de las 31 que esa cámara aprobó en este período de Extraordinarias. "Haber estado abiertos a la escucha y el respeto, más allá de cualquier diferencia ideológica o partidaria", dijo. "Tal vez porque me formé en un socialismo donde una opinión distinta enriquece la primera versión de cada proyecto", agregó.

Esta semana, tras su reelección como presidenta de Diputados, celebró haber podido constituir todas las comisiones, y dos nuevas: sobre discapacidad, y sobre consumos problemáticos y adicciones; además de las 31 leyes con las que arrancó la gestión. "Creo que encontramos un trípode sólido entre el Ejecutivo, el Senado y la Cámara de Diputados; antes se lograba una media sanción pero la ley no llegaba a concretarse. Ahora la composición política del Senado modificó ese perfil y el gobernador con su victoria electoral logró cambiar el signo político en muchos departamentos", explicó acerca del control parlamentario que detenta Pullaro.

—¿El consenso sigue siendo un objetivo?

—Lo es y y lo será. Será la característica de lo que viene, porque hasta ahora tuvimos debates sobre leyes habilitadas por el gobernador. Ahora en Ordinarias vienen las iniciativas propias de cada diputado y diputada. Queremos seguir así, con una cámara muy abierta, recibiendo a ministros y funcionarios a explicar las leyes, ser una caja de resonancia de la sociedad civil y seguir abriendo las reuniones a instituciones y sus inquietudes. 

—Pero también ese objetivo del consenso se desdibuja, como sucedió por ejemplo con la reforma del Ministerio Público Fiscal, que salió reñido y la oposición no acompañó porque ni siquiera había sido informada cuando arrancó la sesión.

—Fue el único proyecto, creo, que salió solo con nuestros votos. Ese mensaje era extenso, tenía muchos artículos y hubo la tarea de extraer aquellos que eran urgentes. Quizás eso resultó muy sobre la marcha, se trabajó muy sobre la hora y así se llegó. Fue la mayor objeción, pero no fueron cambios en la ley, sino extraer los artículos más urgentes para votar, pero no con modificaciones sustanciales. 

Puedo afirmar que este modelo de diálogo respetuoso es un ejemplo en Argentina, en cantidad de trabajo y en calidad parlamentaria. No se ve a nivel nacional. Aún cuando no logramos el consenso total, hubo mucho respeto al mostrar las diferencias. 

—¿Por qué la diferencia? ¿Qué ve a nivel nacional?

—Primero, hay que tener autocrítica. Más allá de los modos irrespetuosos del presidente, su carga de violencia verbal, lo despectivo que es, hay que entender que la sociedad le dio un respaldo y debemos repensar las prácticas políticas para estar más cerca de la gente. Repensar prácticas. Pero ni la falta de respeto ni la grosería es un camino de construcción. Cuando hay un sector político que se puede equivocar no se soluciona de esa manera, con la descalificación. Yo le pediría al círculo cercano del presidente a que le haga ver una manera más seria, respetuosa para construir política. 

—¿Qué sigue en la agenda parlamentaria este año?

—Yo veo dos temas como para conversar con los diferentes bloques. Santa Fe tiene una deuda por no tener ley de educación. Hubo una con sanción en Diputados pero que no logró consenso en el Senado. Estamos ante la posibilidad ahora de encontrar una ley que deje afuera esos vaivenes gubernamentales. La educación pública tiene que ser de calidad, al alcance de todos los niños y adolescentes, y que sea una marca santafesina.

Otro tema es el impulso a la producción y al empleo. Veo un camino económico de peligro, gente que está trabajando menos horas, recorte de turnos u horas extras, dificultades por no tener financiamiento, recursos para importar, infraestructura. La provincia debe poner mucho el ojo en este aspecto si quiere seguir siendo un motor productivo. Los países competitivos lo son porque el Estado se ocupa de garantizar la infraestructura básica y el marco normativo para que la actividad privada pueda desarrollarse. La obra pública es una industria, y hay que considerarla como tal.

—¿Qué posición tiene el socialismo ante la intención de reforma del sistema jubilatorio en Santa Fe? Binner estaba orgulloso de que aquí se preservara el 82% móvil, pero hoy con Pullaro todo parece estar sujeto a revisión.

—Lo primero es exigir a Nación el cumplimiento de la ley. Hace 5 años que Santa Fe viene con un déficit motivado porque Nación no cubre su cuota de aporte como sí lo hace con las provincias que transfirieron sus cajas previsionales. En el último año de nuestro gobierno faltaba la cuota anual, se cobró al año siguiente y luego no hubo más ingresos. Parte de ese déficit tiene que ver con el incumplimeinto de Nación, como decidió retirar el subsidio al transporte, al Fondo de Incentivo Docente, a los medicamentos de alta complejidad y la obra pública nacional. Son decisiones graves en lo económico y también en lo conceptual: es muy malo que un gobierno no cumpla las leyes vigentes. Ahora esperamos que llegue ese proyecto para formar comisión y debatir la reforma (N. de R.: Senado dio media sanción y pasa a Diputados). Empieza un proceso. Nosotros somos defensores del derecho del trabajador y del jubilado.