Hay infinidad de series sobre gente que mata gente. La particularidad de Mary kills people (estreno del día de hoy por OnDirectv a las 22) es su concepto, personajes y el tono que elije para hacerlo. Porque la ficción –dueña de uno de los títulos más concisos y honestos del último tiempo– indaga sobre la eutanasia. La protagonista es una doctora que brinda este “servicio” por razones humanitarias y monetarias. Según su misma creadora, Tara Armstrong, su objetivo es “normalizar” el concepto de la muerte y abordarlo de una manera diferente al común denominador de la ficción televisiva. Son dos temporadas, compactadas en doce episodios, que transitan el drama, la comedia mórbida y el thriller de batas blancas. La producción oriunda de Canadá cuenta con una tercera en camino.

Mary Harris (Caroline Dhavernas) es una eficiente médica de emergencias que ayuda a quienes desean a morir en sus propios términos. Vale aclarar que su obra está mucho más cerca de Dexter que de cualquier doctor de Grey’s Anatomy. O quizás, como en la inusual y genial Barry –que presenta a un homicida a sueldo convertido en estudiante de actuación– los juegos de roles están bastante mezclados. Además de ser un ángel de la muerte para enfermos terminales, en su trabajo formal se preocupa por salvar vidas, es metódica en extremo y sabe como pasar desapercibida. Por otro lado, es una madre divorciada que hace malabarismos con un trabajo de alta tensión y sus dos hijas. Su único soporte es Des Bennet (Richard Short), encargado de proveerle las drogas que consigue del mercado negro y asistirla en lo que necesite. Este ex cirujano plástico perdió su licencia y haya una suerte de redención en este oficio singular. 

“¿Sos un doctor compasivo o un asesino serial?”, le pregunta Mary a su ladero, aunque esa cuestión también podría estar dirigida a su persona. 

Lo que empieza como un auxilio piadoso se vuelve “jugar a ser Dioses”, “crear sufrimiento en vez de eliminarlo”, según dicen los personajes, y se complicará cuando las autoridades comiencen a investigar y los pongan en la mira. En un principio, Mary no envenena sino que sirve el brebaje en copas con champagne y los “agraciados” graban un mensaje donde aclaran que la decisión es sólo suya. Pero si tiene que recurrir a otras mañas lo hará sin dudarlo. ¿Almohadones sofocantes? Claro. No es un maratón lacrimógeno, se trata de una ficción enérgica y arriesgada cuyos personajes hacen bromas sobre su faena. En este caso, matar gente. 

Mary kills people trabaja con ambivalencia las cuestiones éticas  (“Creo  que deberíamos estar en control de nuestra vida y nuestra muerte. Eso es la libertad”) y sin ser cínica  utiliza a sapiencia el humor de velorio  (“Morir es un negocio solitario”). “No sé si se trata de desafiar a la audiencia. Nunca quisimos bajar línea sobre la eutanasia y presentar solo un lado de la discusión. El suicidio asistido es increíblemente complejo, y personalmente creo que es importante escuchar todos los argumentos. Aunque eso es lo que lo hace interesante para un guionista: están todos estos grises y acá podemos explorarlos”, planteó Armstrong.

La serie tiene el encanto algo demodé de presentar un “caso” por  episodio y una historia que se va enmarañando con el correr de los mismos. Hay una subtrama interesante en relación a su hija mayor junto con la seducción por su sidekick, ese adicto en recuperación que puede resultar fatal. Incluso para un tiempo más generoso para protagónicos femeninos, el de Mary kills people es excepcional. La personificación a cargo de la ex Hannibal es otro de los puntos altos de la serie. Mary Harris está llena de contradicciones, es una antiheroína que raya la perversión, una criminal empática, una mamá que debe pagar las cuentas y obra al costado de la ley. En varias escenas su look ladino y su media sonrisa indican que su trabajo es más que simple compasión. La cámara puede detenerse por varios segundos en los ojos de Dhavernas, poseedora de una de esas miradas que –ejem– matan. “En un punto se vuelve adicta a ello. Tiene que arreglar algo de su pasado y vivir estos momentos iluminadores con los pacientes porque a ella le están devolviendo algo”, dijo la actriz. O como dice su personaje: “nada como mirar a la muerte en la cara haciéndote sentir viva”.