De la “empatía” y “una visión poética común” surgió Dos en la multitud, un espectáculo de Juano Villafañe y Débora Infante. No hace mucho que el poeta y la cantautora se conocieron personalmente, pero enseguida comenzaron a habitar un territorio común, que compartirán con el público esta noche en el Centro Cultural de la Cooperación. Cada uno presentará retazos de su obra: Villafañe, textos de Públicos y Privados; Infante, temas de 17 cicatrices, su segundo y último disco, el primero de composiciones propias. Pero el formato no será una presentación convencional. Lo que intentan construir es un ritual. “Pensamos en función del encuentro de verdad; no en una cantora cantando y un poeta diciendo”, aclara Infante, en la charla con PáginaI12.

Se los ve muy entusiasmados, encantados con la obra del otro y con la tercera entidad que emergió del cruce y que adquirirá la forma de un recital poético. Villafañe le elogia a la joven “la ocupación de la escena, la vibración, el sentido del canto y las tonalidades”. Ella parece obnubilada ante la artística vida del hombre nacido en una carreta habitada por los títeres de sus padres. “Está cargado de cultura y de historia. Es un honor estar con él. Una responsabilidad, una alegría y una sorpresa”, expresa. El año pasado, Infante participó de un homenaje a Miguel Angel Asturias en el centro cultural del cual Villafañe es director artístico. Ella le dejó sus discos y él le hizo una devolución por correo electrónico. Luego le envió poemas. “Bastante naturalmente se dio la relación artística. Hubo una empatía, una visión poética común, de sonidos, palabras y música”, relatan. A priori, compartían el interés por la tradición poética y musical latinoamericana.

El escritor ha elegido para esta ocasión versos de Públicos y privados, libro publicado en 2013 por Melón Editora y ahora, en 2018, por Editorial Lisboa. Este trabajo gira alrededor de “dos puertas que siempre se abren y entran en conflicto”: la de lo privado y la de lo público, para trazar un recorrido por lo que Villafañe entiende como experiencia poética. “Uno como poeta crea o recrea una lengua dentro de la lengua. Uno aprendió las palabras y luego pasa a recrearlas como un nuevo lenguaje. El acto de mayor radicalización de aprendizaje de lo poético es el mundo de la infancia”, define. “Nací en un teatro, viví en un teatro; permanentemente estaba rodeado de ese mundo renacentista. Todo era arte. La experiencia poética de lo público es una traducción. La vida es ese vértigo entre mundos particulares y públicos, a los que uno necesita acceder y con los que se tiene que relacionar”, puntualiza el autor.

La tensión entre el universo particular y el público dialoga muy bien con las canciones creadas por Infante, que establecen un puente entre lo particular y lo universal. 17 cicatrices es, para esta artista, un “punto de inflexión” en su carrera. Venía musicalizando poemas –latinoamericanos ante todo–, y esa búsqueda había quedado plasmada en su primer disco (Herencia poética). Para el segundo, “cantidad de gente” le desaconsejaba que mostrara canciones propias: le sugerían que se quedara cómoda en el lugar de intérprete. Pero Mujeres que corren con lobos, el fascinante libro de la psicoanalista junguiana Clarissa Pinkola Estés, la invitó a expresar lo que había en lo profundo de ella. “Fue la inspiradora, me sacó del pozo. Dice que las mujeres podemos decir nuestra edad en cicatrices. Anoté las mías, eran 17. Recuperé mi feminidad perdida, estaba apagada. Puse todo en este disco. No lo femenino de mi papel de mujer en la sociedad… sino lo femenino que tenemos todos. La potencia creadora e intuitiva. La intuición que siempre te hace elegir el camino correcto. Está la patria, mi madre, mi abuela, Violeta Parra, Latinoamérica como una mujer”, enumera la cantora. El álbum, que aborda multiplicidad de ritmos, cierra con una versión de “Es caprichoso el azar”, de Joan Manuel Serrat.

En la puesta en escena de Dos en la multitud, la poesía tiende a fugarse por los márgenes, mientras que la canción se concentra en el centro de la escena. La poesía recorrerá una parte del escenario para llegar a un ensamble con la canción. “Impregnación” es una palabra que utilizan los artistas para definir cómo sus obras entran en diálogo. “Rimbaud dice ‘yo es otro’. Martí, ‘yo soy los otros’. Fueron contemporáneos. Uno viajó del centro a la periferia y el otro hizo el camino inverso. Fue interesante el ensamble, porque yo me sentí Débora. A su vez, hay un nosotros: todos los que estamos en el escenario. Ella hace todo lo que pueda para que yo pueda hacer todo lo que ella hace. Hay empatía e impregnación, alrededor de la posibilidad de que uno pueda ser el otro”, se explaya el gestor cultural. El encuentro es total en el caso de “Ella”, poema de Públicos y Privados que Infante musicalizó para esta ocasión.

Más allá de la histórica relación entre la poesía y la música, hay cuestiones personales que cobran relevancia: al componer canciones, es claro que Infante escribe sus versos, y Villafañe estudió música durante mucho tiempo. Especialmente guitarra, por 12 años. El recorrido del recital, adelantan, dibuja algunos rasgos temáticos: la mujer, la infancia, la región de pertenencia. Y, claro, la multitud. “Es un elemento que incorporamos y que tiene que ver con la idea de salir y entrar en relación a lo que la sociedad y el mundo ofrecen. La historia particular se hace universal cuando otro la completa”, concluyen. La propuesta se presenta sólo por hoy a las 19 en la sala Solidaridad del espacio ubicado en Corrientes 1543, con entrada gratuita.