Con un afectuoso apretón de manos, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió ayer en la Casa Blanca al primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Ambos líderes comparten puntos de vista similares sobre inmigración. Por ello, el mandatario estadounidense dedicó grandes elogios ala política inmigratoria italiana. Además, en la conferencia de prensa conjunta, Trump tocó dos temas calientes: sus relaciones con Irán y con Rusia. 

“Estoy muy de acuerdo con lo que usted está haciendo con respecto a la inmigración ilegal, e incluso a la inmigración legal”, aseguró el presidente estadounidense dirigiéndose al italiano, después de asegurar que era un gran honor recibir al primer ministro y de afirmar que se habían hecho amigos durante la cumbre del G7. “Italia ha sentado una posición muy firme sobre las fronteras, una toma de posición que pocos países han hecho. Y, francamente, está haciendo lo correcto, en mi opinión. Muchos otros países de Europa deberían seguir el ejemplo”, continuó Trump. El gobierno de Conte cerró los puertos de Italia a los inmigrantes y rechazó varios barcos con refugiados rescatados en el mar, amenazando el futuro de esas operaciones de ayuda. El estadounidense, por su parte, aplicó una política fronteriza que llamó de “tolerancia cero”, entre mayo y junio, lo que provocó que cientos de menores fueran separados de sus padres al ingresar desde México sin documentos. 

El jefe del gobierno italiano evaluó también positivamente su encuentro con Trump y calificó a sus conversaciones como fructíferas. Además, el abogado expresó, según dijo, su envidia por la economía estadounidense bajo el mando del republicano y alabó a su anfitrión describiéndolo como un gran negociador. 

Conte fue elegido para dirigir el gobierno italiano por los líderes de los partidos que ganaron las elecciones en marzo: Luigi Di Maio, del euroescéptico Movimiento Cinco Estrellas, que es vice primer ministro; y Matteo Salvini, del ultraderechista La Liga, que ocupa la cartera de Interior. Así, a pesar de ser Conte el jefe del gobierno, son Di Maio y Salvini quienes han tenido un perfil más alto en las políticas italianas.  Sin ir más lejos, el pasado domingo, Salvini se robó los titulares al publicar un polémico mensaje en Facebook que rezaba: “Muchos enemigos, mucho honor”, haciéndose eco de una conocida frase del dictador fascista Benito Mussolini al celebrarse el 135 aniversario de su nacimiento. Por eso, la prensa italiana ha sugerido que esta reunión con Trump servirá para impulsar la figura del primer ministro. 

Conte busca reformar el Reglamento de Dublín, una norma de la Unión Europea (UE) que establece que el país que un migrante pisa primero es el responsable de gestionar su solicitud de protección internacional. Italia argumenta que la ley impone una carga injusta a los países del Mediterráneo, y su nuevo gobierno ha intensificado la presión sobre otros países de la UE para que compartan la responsabilidad de los refugiados que llegan.

En cuanto a asuntos de política exterior, Trump afirmó que estaba dipuesto a reunirse con la dirigencia iraní, incluyendo el presidente Hassan Rohani. “Creo que es lo apropiado... sin condiciones”, dijo Trump ayer en la conferencia conjunta en la Casa Blanca. “Si se quieren reunir, me reuniré cuando quieran. Me encontraré con cualquiera”, aseguró el mandatario. Sus comentarios se produjeron después de días de fuertes cruces verbales entre Washington y Teherán por la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear iraní. Estados Unidos está en el proceso de imponer nuevas sanciones al sector de energía y petróleo iraní mientras busca evitar que otras naciones compren su petróleo. La idea es que la primera parte de las sanciones entre en vigor el 6 de agosto y otra parte en noviembre.

Trump, asimismo, señaló que era posible alcanzar un acuerdo atómico sensato con Teherán y apuntó: “Sería bueno para ellos, bueno para nosotros y bueno

para el mundo”. Además, el estadounidense subrayó que el país persa no deberá poseer jamás armas atómicas y apuntó que él y Conte coincidían en dicho asunto. La semana pasada, Trump había advertido a Teherán de graves consecuencias en caso de que el gobierno iraní siga amenazando a Estados Unidos. De esta forma, el presidente estadounidense respondió a los dichos de Rohani que había advertido, en vista de las sanciones económicas estadounidenses, acerca de no jugar con fuego. A su vez, el jefe del gobierno de Irán amenazó con un cierre de las rutas de exportación de petróleo en el Golfo Pérsico, lo que podría trabar todas las exportaciones de la región. Irán y Estados Unidos han sido rivales durante casi cuatro décadas tras la revolución islámica en el país rico en petróleo.

En cuanto a otro de los enemigos tradicionales de Washington, Moscú, Trump, subrayó ayer que las sanciones a Rusia seguirán como están. El interés por las relaciones entre el estadounidense y su par ruso, Vladimir Putin, está en un punto álgido después de que el mandatario haya asegurado que su cumbre bilateral con Putin en Helsinki de mediados de mes había sido un éxito. Gracias a estas declaraciones, además de por haber desautorizado en un primer momento a las agencias de inteligencia estadounidenses, que aseguran que Moscú interfirió en las elecciones de 2016, y al trato indulgente que le propició al jefe del Kremlin, el mandatario estadounidense tuvo que enfrentar un aluvión de críticas dentro de su país.