Después de acordar con el remisero Oscar Centeno su condición de imputado “arrepentido”, el fiscal Carlos Stornelli salió con él de tribunales en busca de la prueba más elemental: los ocho cuadernos originales donde se supone que anotó durante diez años, con alguna interrupción, la supuesta  trama de sobornos millonarios de la obra pública de los gobiernos kirchneristas, vista desde su papel de chofer de Roberto Baratta, ex número dos del Ministerio de Planificación. Junto con la Policía Federal, el fiscal allanó dos domicilios vinculados al chofer pero los cuadernos no aparecieron. El expediente solo cuenta con copias que entregó un periodista de La Nación. Con ese material, y aún es un enigma si existen pruebas concretas de pagos de coimas (como transferencias o depósitos a tal o cual cuenta), ya fueron detenidas 14 personas y aún quedan cuatro arrestos pendientes. El juzgado ayer los convocó en dos tandas a escuchar la lectura de la imputación: a los empresarios por un lado, a los ex funcionarios por otro. Los acusan de asociación ilícita desde 2008 a noviembre de 2015, con la finalidad de organizar un sistema de recaudación de fondos para recibir dinero ilegal y enriquecerse. Todos negaron los cargos, pero no quisieron declarar. El único que lo hizo fue Walter Fagyas, ex presidente de Enarsa, que refutó, por ejemplo: “en la mochila o el bolso yo solo llevaba papeles de trabajo”; “ese hombre jamás  presenció una reunión”.  Mientras tanto el juez Claudio Bonadío envió al Senado una solicitud de autorización para allanar domicilios y el despacho de Cristina Fernández de Kirchner, que está citada a indagatoria, e hizo saber que prepara un  pedido de desafuero (ver aparte). Todo indica que la causa apunta a lograr que se quiebre alguno de los empresarios, a quienes se les atribuye haber pagado 35 millones de dólares.

El remisero y los cuadernos

Centeno se sentó finalmente ayer ante Stornelli y, como era cantado, hizo un acuerdo con pel para declarar como imputado arrepentido, que aún debe homologar el juez. Pidió la excarcelación, que posiblemente reciba, y se evalúa otorgarle un cambio de identidad para darle protección, según lo que pidió su defensor oficial Gustavo Kollmann. Por lo pronto,  se reconoció  como autor de las anotaciones  en los cuadernos Gloria y allegados a la causa aseguran que dio un aporte “sustancioso”. Centeno ex un ex sargento del Ejército, que parece memorioso y tiene la práctica de anotar en los libros de guardia. Pero su trabajo en los últimos años, al menos desde el gobierno de Néstor Kirchner en adelante, fue el de remisero. Era chofer para la municipalidad de Berazategui, que ayer dio por terminada la relación laboral con él, y también seguía haciendo viajes para Baratta y su círculo cercano. Un dato adicional: tiene 13 hijos con varias parejas distintas. La relación con Hilda Horovitz, la mujer que lo denunció y lo vinculó con los bolsos con millones y le atribuyó un enriquecimiento, se prolongó desde 2006 hasta 2015. El, a la inversa, la denunció por extorsionarlo.  

El hombre dice que él no le entregó los cuadernos al periodista de La Nación, Diego Cabot, que presentó copias ante Stornelli. Sin embargo, después de la audiencia el fiscal ordenó procedimientos en dos domicilios vinculados a él para ir en busca de los originales: uno fue en Repetto 3427, en Olivos, y el otro en la calle Lago Lácar 1802, en Bella Vista. En ambos allanamientos estuvo presente Centeno. En ninguno de los dos lugares estaban los cuadernos. Sólo se secuestraron celulares y GPS. En la causa, además de Horovitz, había declarado también un allegado a Centeno quien habría entregado el material original al periodista. Por lo pronto, lo que hay en la causa son fotocopias. Esto por sí mismo no derrumba el expediente, pero cuestiona su credibilidad. Las partes, como es esperable, tenían pensado pedir pericias para comprobar la antigüedad de la tinta y chequear si las anotaciones fueron más recientes, como para armar una denuncia. Según peritos consultados por este diario, los sistemas de identificación caligráfica en general no autorizan a realizar una pericia sobre fotocopias para saber quién escribió, porque no se puede establecer la profundidad del trazo y parte del movimiento.  Aun así, algunos calígrafos aceptan peritar fotocopias, aunque será un análisis limitado. También hay que verificar los modelos de cuaderno, si se corresponden con el año en el que se supone que está escrito cada uno.

Los otros 13 detenidos hasta ahora, además de Centeno, fueron llevados ayer a declarar a Comodoro Py y les leyeron las imputaciones en dos grupos, funcionarios y empresarios. A todos el juzgado los imputa como integrantes de una asociación ilícita que, según la descripción que Bonadío hizo por escrito, comandaban Néstor y Cristina Kirchner, mientras que tenía como organizadores al ex ministro Julio De Vido (preso por otras causas) y a Baratta, y como recaudadores a este último y a su secretario privado, Nelson Lazarte, ambos detenidos. También menciona como “participantes activos” a Fagyas, el ex asesor de Planificación Hernán Gómez y el ex secretario en ese ministerio Rafael Enrique Llorens. También está detenido como supuesto partícipe Hugo Larraburu, ex secretario privado de Juan Manuel Abal Medina. Tiene captura pendiente Fabián Ezequiel García Ramón, ex director de Energías Renovables.

Los empresarios presos, a quienes les atribuye pagos por al menos 35.645.000 dólares en “un sinnúmero de oportunidades” son: Carlos Wagner, de la empresa Esuco y ex titular de la Cámara de la Construcción, que se entregó ayer, Javier Sánchez Caballero, ex gerente de Iecsa (empresa que dirigía el primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra), Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería (quien se proclamó inocente en el momento en que era trasladado), de esa misma empresa Jorge Neira, Armando Losón de Albanesi constructura, Carlos Mundín de BTU y Claudio Glazman, de Sociedad Latinoamericana de Inversiones. Hasta el anochecer, todavía la policía buscaba a otros tres empresarios: Juan Carlos Goycochea, de Isolux, Francisco Valenti, de Pescarmona, y Oscar Thomas, de Yaciretá. Tampoco fue detenido aún otro ex funcionario, Fabián Enrique García.

El único de los acusados que aceptó declarar fue Fagyas. A él, para explicarle de que se lo responsabiliza, por ejemplo, le leyeron parte de las anotaciones de las fotocopias de los cuadernos de Centeno. Una corresponde al 3 de junio de 2009 a las 19.15 y dice: “… lo fui a buscar al lic. (Baratta) y Nelson (Lazarte) a Presidencia, a las 20.05 los llevé al depto de Walter Fagias y los llevé al depto de Walter donde le entregó una mochila con dinero a Baratta; por el peso la mochila tendría  300.000 U$S; luego lo llevé al licenciado a su depto”. También aludía a una reunión donde dice repartían dinero entre Llorens, García y Fagyas.

–Ese señor nunca estuvo en ninguna reunión, no entró, ni subió ni sabe nada. Nunca vi bolsos ni hubo distribución de plata. En mi mochila solo había papeles de trabajo, y muchas veces ponía ahí las cosas que llevaba para nadar. Nunca pesé la mochila –declaró Fagyas.

En la mayor parte de los traslados que aparecen descriptos en el cuaderno se mencionan sumas de dinero muy específicas, que el juzgado y la fiscalía dan por hecho que el chofer conocía o contaba, no está clara cómo. Algunos párrafos citados a modo ilustrativo, van mencionando a los empresarios. Por ejemplo: “el 27 de enero de 2010 a las 13.35 (…) lo llevé al lic. Baratta al Hotel Firs’t Park (Esmeralda 1366), bajamos al 2do subsuelo con el auto y no lo esperaba nadie y subió a verlo el Ing Rubén Valenti;  luego de 15’ bajaron con un bolso lleno de dinero(200.000 U$S) y una caja de vino tinto Lagarde y lo llevé al ministerio; “a las 20.30… lo llevé al licenciado a su depto., subió con todo el dinero recaudado del día, luego de scar su parte, bajó y lo llevé a entregarle a Daniel Muñoz (fallecido), en Uruguay 1306…” . Otro día, 7 de octubre, 2010 a las 19.50 “… del ministerio lo llevé al licenciado Baratta y a Nelson a Callao 1175, donde  nos esperaba Neyra (Neira) con una valija con 4.000.000 (cuatro millones de dólares) por orden del lic Baratta me dice que el abra el baúl  sin bajar del auto…” Y va describiendo escenas similares con el resto de los empresarios. Siempre pone domicilios, los autos y la patente, los restaurantes u hoteles donde son los encuentros. Todo detallado. De cada empresario, precisa montos entregados, siempre por encima del millón de dólares, en algunos casos fragmentados.

En las lista de pruebas, por el momento se exhiben cotejos de patentes y documentos del registro automotor; domicilios; registros de entradas a la quinta de Olivos y la Casa Rosada. Como se hallaron algunas correspondencias, la fotocopia del cuaderno fue tomada como prueba para las detenciones. Pero, al menos de la evidencia exhibida hasta ahora, no surgen rastros concretos del dinero, donde estuvo, por donde pudo pasar, dónde puede estar. Para que se sostenga Centeno como arrepentido y goce del beneficio de poder aspirar a una pena menor, equivalente a la tentativa del delito en juego, se debe corroborar con hechos y elementos concretos su relato. Es posible que la fiscalía y el juzgado apuesten a quebrar y generar arrepentidos entre los empresarios. Mientras, hay defensas que ya planean nulidades, en especial porque nadie entiende con qué argumento se autogeneró una causa en la fiscalía de Stornelli y el juzgado de Bonadío, y no se mandó a sortear otro juez.