“¿Saben por qué Dios creó a las serpientes antes que a los abogados? Necesitaba práctica.” No es una frase al pasar de la cuarta temporada de Better Call Saul. El chascarrillo, el tono y su enunciador, dejan en claro que la mutación entre Jimmy McGill y Saul Godman (Bob Odenkirk) está alcanzando una nueva fase. En estos episodios, las escamas del hombre de ley con algún que otro reservorio ético caerán y aparecerá el truhán más carismático de Albuquerque. De hecho, Vince Gilligan señaló que empieza a haber una superposición con Breaking Bad. “Es como un diagrama de Venn cada vez más estrecho, para decirlo en términos técnicos. Es como ofrecer dos programas al precio de uno”, dijo el showrunner de ambas series. Netflix estrenará hoy el primero de los diez episodios y cada martes la plataforma on demand alojará uno nuevo. Por otra parte, la señal AMC ya confirmó una quinta temporada para 2019. 

En Better Call Saul, como también sucedía en Breaking Bad, cada acción es el puntapié para un efecto dominó impredecible. Lo único seguro es que el nuevo problema será mucho mayor que el anterior. El suicidio de Chuck (Michael Mckean), con el que cerró la tercera temporada, será el catalizador hacia la nueva identidad del protagonista. “Es solo un nombre”, había dicho Jimmy en un episodio reciente al probarse el traje de ese tanque energía y promesas en un infomercial. El hermano mayor había obrado como un titiritero en la vida de todos, y por eso  su partida tendrá consecuencias también para su novia, Kim Wexler (Rhea Seehorn), y su némesis, Howard Hamlin (Patrick Fabian). Que Chuck esté muerto no significa que no siga teniendo presencia e incluso es muy posible que McKean vuelva para interpretar al socio de la firma Hamlin, Hamlin & McGill. Su muerte tocará una fibra profunda en Jimmy que aún está bajo probation, desempleado y con su licencia para trabajar suspendida. Un berenjenal que lo llevará abrazar al hombre de sonrisa compradora y a aceitar sus lazos con el mundo criminal.

Además del cruce entre la órbita delincuencial y la de los bufetes, el romance con su pareja está a punto de entrar a una fase más compleja y dolorosa. Para Odenkirk, la relación entre ellos dos va noquear a la audiencia. “Hay escenas entre Jimmy y Kim que están en otro nivel de lo que se ha visto en este programa. Y no creo que se haya visto una pareja así en la televisión. Están muy por fuera de lo que se necesita para una relación y hace que sus días en Breaking Bad sean aún más trágicos porque no sabemos si ella sigue en su vida”, explicó el actor. Es cierto que este “abogado de dibujito animado” –en palabras del productor Peter Gould– tenía muchas más capas por sumar. Y tras treinta episodios, la performance de Odenkirk mantiene la misma pregnancia y la lengua karateca pero con mucha mayor espesura, más conflictos y quizás alguna que otra justificación para su accionar.  

Quizá el mayor logro de Better Call Saul es haber hecho olvidar a Walter White. Si bien comenzó como una colectora de  Breaking Bad, ha tomado un peso narrativo, sin tomar atajos innecesarios ni velocidad alocada. Aunque el juego de espejos de este spin off con su hermana mayor sigue dando sus réditos, lo cual no deja de ser irónico y una apuesta muy inteligente de sus creadores. Si el cenit para la vida de los personajes ya fue visto por el espectador, ¿qué más se puede contar? El pasado de Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks), Héctor Salamanca (Mark Margolis) y la reciente incorporación de Gus Fring (Giancarlo Esposito) no fue sólo un caramelo para los fans. Cada aparición tiene su justificación. El primero ahora trabaja como consultor de seguridad de Madrigal Electromotive. Una fachada para negocios ilícitos. 

Después del zafarrancho que dejó Walter White, Saul Goodman hizo sus petates y se mando a mudar a Nebraska. Al inicio de cada temporada, se ve algo de su futuro en un estricto e intrigante blanco y negro. “Saul es un tipo divertido de ver pero es solitario y triste en el fondo. Jimmy, en cambio, es un buen tipo que trata de ser una buena persona.  Saul es la peor clase de persona. Usa a los demás”, planteó Odenkirk. 

¿Qué hay entonces de su tercera personalidad como Gene? Según trascendió, esa fachada en un empleo en un local de comidas rápidas tendrá más desarrollo en los próximos episodios. “Comienza a temer que lo descubran y es muy posible que lo hagan”, dijo Odenkirk. El gran problema para Gene es, que a esta altura del partido, no puede llamar a Saul ni corregir los errores de Jimmy.