Un crítico criticándose a sí mismo… de antología. Así empezó la presentación de Era hora, el esperado disco de Claudio Kleiman (músico y periodista, a la sazón), ante el grupo de amigos, amigas y colegas que pobló la sala musical del teatro Monteviejo. “Era como una asignatura pendiente, que tenía hace mucho. Quería mostrar mis canciones y me costó encontrar un repertorio que fuera coherente, que fuera ecléctico pero que a su vez mantuviera una línea, que es básicamente a lo que llegué”, se lo escuchó decir, primero, en una filmación casera que se proyectó en una pantalla ubicada en el escenario, detrás de la batería. Y luego, durante una amena charla que el experimentado músico-periodista de rock –y afines– ofreció como anticipo del toque en vivo. Entre medio de ambas instancias, Kleiman, único orador del acto, también se refirió al video clip de “En el Parque Centenario”, tema emblemático de un disco que, como dice el nombre, se tomó su tiempo en salir a la luz. “Salió así, como lo van a ver, en una tarde. Se captó toda la onda de los lugares que cuenta la canción, con un sonido ambiente que registré yo, con un grabador. Van a escuchar ruidos de tránsito, de pájaros, de gente jugando al fútbol en el parque, en fin, con este tema empezó todo”, anticipó Kleiman sobre el clip que, en rigor, es una secuencia icónica, simbólica y vivencial de tal parque y sus historias.  

Tema que también (aunque solo en la versión registrada en el disco) ofrece una perla, fruto de tantos años de rock and roll por parte del protagonista: la presencia de Daniel Colombres en la batería; del legendario Suri Frexas, ex Carolina, en el bajo; de Claudia Puyó en coros y de Claudio Gabis, en guitarra. “Ellos son los músicos que tocan en el disco, y para el video lo que hice fue pedirle a Gabis, que vive en España, que me mandara imágenes suyas tocando lo que había tocado cuando grabamos. Las mandó, y las metimos en el video”, aclaró Kleiman, y el video ratificó sus dichos: la imagen del ex violero de Manal y La Pesada aparece como un vivido espectro virtual, cuando llega la parte de los solos. Tras el clip, muy aplaudido, por cierto, el protagonista volvió a escena y dijo sus últimas palabras antes del show. “No puedo evitar mencionar a quienes estuvieron en este disco”, señaló él, como intro a la enorme lista de músicos que participaron: las bases de la Mississippi y de los Ratones Paranoicos (Claudio Cannavo + Juan Carlos Tordó, por un lado; Roy Quiroga + Pablo Memi, por otro); toda la Mancha de Rolando; Gabriel “Conejo” Jolivet; Jorge Senno; los Oveja Negra; León Gieco; Gustavo Santaolalla y Ciro Fogliatta. “También me di el lujo de juntar una agrupación única en uno de los temas: Ricardo Mollo en guitarra, Diego Arnedo en bajo y Rodolfo García en batería… fue una experiencia inolvidable”.

Tras nombrar la formación de este verdadero seleccionado de músicos argentinos, Kleiman aludió a otras aristas del trabajo. “Me alegra haber llegado a tiempo para publicar el disco en formato físico, porque eso de pasar un link para escuchar algo que está en una nube nunca me va a terminar de convencer. Nuestra generación, por suerte, se formó con los libros, con los discos, con esos preciados objetos, pero, bueno, estamos en el presente y lo van a poder escuchar por internet”, disparó el músico, antes de anunciar la banda en vivo: Ramón de la Vega en guitarra, Claudio “Catiti” Cabral en batería y Fernando De Hoz, en bajo. Los cuatro, entonces, le pusieron música a las palabras. Una banda sólida, dotada del temple del viejo y querido blues-rock, que arrancó con “Cuando llueve la tristeza”, tema compuesto por Kleiman en Valeria del Mar, cuya intro lisérgica, brumosa, deviene en un power que irá desmadrándose con el correr de los minutos. Y de los vasos de vino. 

Al segundo tema, su hacedor lo describió como nacido de un sentimiento muy blusero (“de un sentirse hecho pelota”, según sus palabras) llamado “Cansado (de mí)”, un blues bien encuadrado en la tradición John Mayall y la Bluesbreakers, Eric Clapton incluido. En un plan menos derrotista sonaron “Para dejar la ciudad”, que podría ser la atmósfera musical de un viaje con los Cantilo a El Bolsón, y el “Boggart Blues” (con letra de Kleiman y música de Skay Beilinson), que conlleva en su esencia brotes del country–blues servidos en copa nueva, y que fue incluido –también– en el disco Talismán, del ex guitarrista de Los Redondos. Tras la ejecución en espacio y tiempo real del “hit” del disco con wha-wha al frente (“En el parque Centenario”) y de otro muy buen tema llamado “Palitos y semillas blues”, Kleiman y su banda de sonido derramaron feeling y potencia en una pieza que hace honor a su nombre: “Salvaje”. “Esto ha sido todo por hoy, amigos”, cerró el guitarrista que puede contar lo que toca, y también tocar lo que cuenta. Y las dos cosas para el público. No es poco.