Marta Gómez dice que lo que más le gusta del oficio es “conocer gente talentosa”, compartir el arte del canto y la música. La cantautora colombiana, radicada en España hace diez años, ha expandido la música de raíz folklórica por todo el mundo y es cada vez más conocida en la Argentina, país que le dio grandes amigos musicales, como Jorge Fandermole y Raúl Carnota. De hecho, fue el autor de “Gatito e’ las penas” quien le abrió las puertas en el país: “Lo conocí en Boston y nos hicimos amigos. El fue quien me organizo mi primer concierto en Buenos Aires, en un bar pequeñito llamado La Vaca Profana. Cuando llegamos al lugar, estaba repleto. Me sorprendió porque obviamente nadie me conocía en la Argentina. Pues resulta que luego me enteré de que Raúl había organizado un concierto suyo. Todo el mundo estaba ahí para verlo a él. Salió al escenario. Cantó tres canciones y dijo: ‘Aquí los dejo con Marta Gómez’. Afortunadamente, nadie se sintió ofendido”, recuerda con cariño y, a modo de homenaje, incluyó “Solo luz”, de Carnota, en su nuevo disco.

La cantautora acaba de publicar La alegría y el canto, que presentará hoy y el 18 de agosto, a las 21, en el ND Teatro (Paraguay 918). Se trata de un disco coral, extenso, con invitados especiales en todas las piezas, que profundiza en la canción latinoamericana, y que aborda con sutileza poética asuntos sensibles como la guerra o la trata de personas. Pero es un disco que también habla del amor, la esperanza y la niñez. Y en el que además conecta con otras disciplinas: ilustraciones del dibujante Pedro Strkjell acompañan cada canción y Gómez musicalizó un cuento del colombiano Nicolás Buenaventura. “Pedro es cronista ilustrado, y a casi todos nos ha visto en vivo y nos ha dibujado, así que era la persona idónea para adornar las canciones”, cuenta la colombiana sobre el arte del disco. Entre los invitados especiales, se encuentran el chileno Nano Stern (en “Basilio”), el español Pedro Guerra (“Un día”), el israelí Idan Raichel (“Y si regresas otra vez”), la cubana Liuba María Hevia (“Mírame”), los colombianos Guafa Trío (“La raíz”), los venezolanos Antonio Mazzei (“Celia”) y José Delgado (“Si me miras tú”), y los argentinos Georgina Hassan (“Tierra movida”), Manu Sija (“Canta”) y Franco Luciani (“Solo luz”, de Carnota), entre otros. Una verdadera celebración colectiva y con espíritu latinoamericano.

“Lo que más me gusta de este oficio es conocer a mis ídolos, a quienes han marcado mi vida como música y también conocer gente que marcará mi camino en el futuro. Lo más bonito es que tengo la suerte de ser su amiga; de compartir momentos, cafés interminables y cenas. Incluso, cuando están de gira y pasan por Barcelona, se hospedan en mi casa y nosotros nos hospedamos en sus casas cuando vamos a sus ciudades. Son personas que no veo tan a menudo como quisiera pero que aun así son muy importantes y con las que tengo un vínculo afectivo muy fuerte”, celebra Gómez. “Quería un álbum que reuniera esas fiestas, esas risas y, sobre todo, la música que ha surgido de tantos años de admiración mutua. Lo que me une a ellos no es solo la música, sino también la alegría”, redondea. La mayoría de las canciones son de su autoría, salvo algunas como “Tierra movida”, de Hassan; o “Corazón de río”, una canción del español-uruguayo Julián Bozzo dedicada a su hija. “Siempre es bello cantar canciones de otros; encontrar melodías y palabras distintas a las mías, pensamientos en común expresados de maneras distintas. ¡Tantos amigos compositores hacen parte de mi música y de mi voz a través de sus canciones!”, enfatiza esta cantora, que está haciendo un aporte valioso para renovar el cancionero popular de la región.

–¿Cree que la música latinoamericana de raíz folklórica se encuentra en una especie de auge o revalorización?

–Es una pregunta interesante. No sé si se esté revalorizando el folklore, creo que siempre ha estado allí, que es parte esencial de lo que somos. Pero quizás ahora que ya podemos, finalmente, elegir lo que queremos escuchar, y no lo que nos impone la radio, tenemos acceso a grupos y a artistas que antes no hubieran llegado a nuestros oídos. Es una maravilla, por ejemplo, contar con las redes sociales, y poder trabajar con eso y a partir de eso. Armamos giras con esas plataformas y por eso puedo darme el lujo de vivir de lo que canto, y vivir de cantar estas canciones sin estar en ningún sello discográfico. Eso antes hubiera sido impensable. 

–“Un día”, que canta con Pedro Guerra, es una canción dedicada a las mujeres víctimas de la trata de personas. ¿Cómo se acerca a esa problemática?

–Tengo una amiga, Helga Flamtermesky, que trabaja con mujeres víctimas de la trata de personas, y fue a través de ella que pude conocer a una mujer que sufrió este tipo de violencia tan atroz. Helga estaba participando en un documental sobre estas mujeres y me propuso componer una canción. Al conocer a la mujer que había sufrido esto compuse “Un día”, porque ella no paraba de repetir que le había entregado “su vida” a ese hombre. Y yo pensaba: “No fue tu vida, tu vida no ha acabado, fueron unos días”. De ahí surgió la idea de la canción. Al pensar en mis ídolos musicales, el nombre de Pedro Guerra encabezaba la lista, y quise invitarlo a cantar esa canción porque sabía que sonaría hermosa en su voz, y que se sentiría identificado con cualquier causa relacionada con las mujeres.

–Otra canción que habla sobre los amores y dolores de las mujeres es “Lo innombrable”. ¿Qué la motivó a escribir esa canción? ¿Y qué rol tuvo en este proceso creativo la joven humorista gráfica feminista Raquel Riba (Lola Vendetta)?

–Lola Vendetta ha marcado (y cambiado) la forma de ver y sentir (no sufrir) el feminismo en muchas mujeres de mi generación y de todas las generaciones. Gracias a ella, hemos empezado a sentirnos más poderosas y menos solas. Así que cuando pensé en componer una canción sobre lo femenino, pensé inmediatamente en ella, pero luego recordé que su creadora, Raquel Riba Rosi, es una gran cantora, así que las invité a las dos a cantar. Para mí, la canción no estaría completa sin sus versos; estaría a medias. Mi parte habla del ser madre, de parir, de amamantar, de sufrir y sangrar, del dolor. Y su parte habla del placer, del deseo, del amor y el perdón. ¡Es maravilloso lo que hizo con el tema!

–Ayer se debatió en el Senado argentino el proyecto de ley de legalización del aborto. ¿Tiene una postura al respecto?

–El tema del aborto es en realidad más sencillo de lo que queremos creer como sociedad. La realidad es que ninguna mujer quiere pasar por el dolor físico y emocional de un aborto. Punto. Y eso no tiene discusión. Pero la realidad es que muchas tienen que pasar por ese dolor porque vivimos en un mundo que está lejos de ser perfecto y justo. Así que si la problemática ya existe y la realidad es que las mujeres, por las causas que sean, están abortando de manera insegura e ilegal, algo está fallando en el sistema. Y el deber del Estado y de la sociedad es defender el derecho que tenemos todas a no morir. Eso resolvería la mitad del problema, que ya es mucho. Ahora faltaría resolver la otra mitad, que es la más grave: la educación y la forma que tenemos de vivir la sexualidad sin conciencia alguna. El aborto, los embarazos y el sexo no pueden ser responsabilidad de las mujeres. Debemos educar a nuestros hijos y a nuestras hijas a vivir el sexo a conciencia. A gozar, a buscar el placer con conciencia de nuestros cuerpos, de nuestra reproducción. Mientras el sexo no deje de ser un tabú, controlado por el machismo, la iglesia y la falsa moral, no solucionaremos el problema en su totalidad.

–Colombia se encuentra en un periodo de pacificación. ¿Cómo vive esa transición y cómo ve, en general, la actualidad política y social de su país?

–Es triste ver lo que está sucediendo en mi país. Por un lado, se firmó la paz. Algo histórico, algo increíble, algo maravilloso. Pero se firmó sin el consentimiento de la mayoría del pueblo colombiano. Hay mucha gente que no está dispuesta a perdonar. De todos modos, somos muchos los que creemos en la paz, y estamos dispuestos a darle una y mil oportunidades. Pero entonces vinieron las elecciones presidenciales de hace unos meses. Había tres candidatos con propuestas hacia la gente, hacia la paz. Y ganó una persona a quien el país desconocía tres meses atrás, el candidato propuesto por Alvaro Uribe, que está siendo investigado por crímenes de lesa humanidad, y que tarde o temprano pagará por ellos. Esa fue la persona elegida. Y lo primero que hará será acabar y entorpecer los procesos de paz. Lo triste no es que él quiera acabarlos. Lo triste es que más de la mitad de la población lo aprueba.