Se conoce como “Efecto Ken Burns” al reencuadre dentro de plano mediante un zoom; cuando se amplía un detalle por efecto de lupa. Steve Jobs nombró el procedimiento de ese modo, después de ver muchos documentales de Ken Burns. Quiso sumar ese recurso a un programa de edición de Mac pero el director fue taxonómico. Dijo que ese efecto no había sido invento de él y por un tiempo se negó a que la patente llevara su nombre. Más allá de la veracidad de la anécdota (polémica, ya que se trata de un documentalista), el efecto Ken Burns define un poco su propia estética como realizador. El detalle dentro de un proceso histórico y cobra un nuevo sentido, un nuevo efecto.

Ken Burns es un documentalista de temas. Sus intereses están alejados del cinema verité, la inmersión antropológica o el cruce entre ficción y realidad. Sus series (re)toman largos procesos históricos y de la cultura norteamericana. Puede desmenuzar los vericuetos de la Segunda Guerra Mundial (The War), o indagar hasta qué punto está instalada la esclavitud en la idiosincrasia norteamericana (The Civil War). En Argentina se emitó (primero por Film & Arts y después por Encuentro) su serie de seis capítulos sobre el jazz. Ahora Netflix puso disponible el resto de su trabajo junto a su más reciente incursión en el género. Una obra de 17 horas, dividida en 10 capítulos, sobre la Guerra de Vietnam (The Vietnam War), codirigido junto a la editora y realizadora Lynn Novick.

Después de hacer una larga serie sobre la guerra civil norteamericana, Burns y Novick se dijeron: no más guerras. Pero tras el éxito que obtuvo su trabajo y un par de estadísticas que leyeron sobre las guerras que vinieron después (en las cuales Estados Unidos comenzó a tener una participación táctica y estratégica para ubicarse en el mapa geopolítico mundial), decidieron hacer un trabajo similar con la Segunda Guerra Mundial. Burns y Novick ataban los cabos que iban de una guerra interna a una participación externa. Mientras llegaban hacia el final de la serie, sabían que su próximo trabajo sería Vietnam. “Es el hecho más importante de nuestra historia en el Siglo XX y todavía nos interpela en nuestra vida diaria” dijeron sus realizadores para la revista Military Times. 

Pocas guerras han generado tanta mitología. Los directores descubrieron que, si bien es un recuerdo latente en el imaginario popular, gracias a la gran cantidad de películas de ficción que durante las décadas siguientes una vez finalizado el conflicto, intentaron resignificar la guerra y sus consecuencias sociales (haciendo más hincapié en soldados americanos y su victimización), nadie recuerda las causas. El propio Burns se sorprendió, durante la investigación, de lo poco que conocía sobre la historia de Vietnam y sus procesos civiles, sus intentos de descolonización y sus conflictos internos. En cierto modo, señala, todos conocen las consecuencias sociales pero pocos saben qué ocurrió en el vietcong una vez que Estados Unidos decidió intervenir. Menos aún, cómo Estados Unidos terminó enviando tropas a un país con el que no tenía nada que ver ni con su historia ni con su cultura. 

En los primeros seis capítulos, Burns y Novick hacen un repaso histórico de Vietnam desde 1858 hasta enero de 1969, cuando finalmente las tropas desembarcaron en el Sudeste Asiático. En esa reconstrucción histórica, los directores tuvieron acceso a material de archivo de principios del siglo pasado, en donde se ve a Vietnam como una vieja colonia francesa en una zona disputada por ingleses (la vieja Indochina), en primera instancia, y posteriormente por China y Japón. En esa zona pantanosa, selvática, aparece un personaje histórico importante llamado Ho Chi Minh. Un líder político educado en Inglaterra e hijo bastardo de la bohemia parisina, que volvió a Vietnam con la idea de independizar a su país de las garras francesas. Ho Chi Minh hizo un doble movimiento que terminó por dividir al país. Por un lado se declaró comunista y por el otro se carteó buscando apoyo con una nueva potencia que del otro lado del mundo iniciaba su expansión territorial: Estados Unidos.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Vietnam se convirtió en el foco caliente de la guerra fría. Estados Unidos y Rusia se disputaron un punto ignoto en el planeta en donde acudieron aliados de todo tipo y color: desde China, Checoslovaquia y Cuba hasta Francia e Inglaterra para EE.UU. En la serie, la dupla de realizadores revela las estrategias colonialistas de los países europeos y los tigres de oriente, mientras hacen un repaso por la sufrida historia vietnamita (una historia más de otro país colonizado). En esa estructura clásica de relato histórico, se montan “flashfowards” sobre historias personales de ex combatientes de la guerra. Pero no solo norteamericanos, sino también vietnamitas, tanto del norte como del sur. Los directores van entretejiendo la complejidad del conflicto. Por un lado los intereses políticos en la zona, por el otro las relaciones violentas entre los marines y los soldados vietnamitas del sur (supuestos aliados). La causa defendida por Vietnam del norte y sus conflictos internos. Las repercusiones en Estados Unidos, las manifestaciones en contra, los entredichos shakespereanos en el Pentágono, la CIA y la cúpula presidencial que terminó por costarle la vida, especulaciones de por medio, a J.F. Kennedy, cuando el mandatario mostraba claras intenciones de salir del conflicto.

“¿Cómo conseguimos todo ese archivo? La respuesta es diez años”, dice Burns. Es que el trabajo que ambos hicieron desde la casa productora que Burns dirige es impactante. Novick viajó en tres ocasiones a Vietnam para entrevistar a todo tipo de personajes: desde gente de la calle y ex combatientes del sur y del norte, hasta políticos, hijos de militares y militares aún en actividad. Burns, por su parte, recorrió todas las cadenas televisivas de Estados Unidos. Buscó en archivos personales, material en súper 8 que algunos soldados tomaron en el campo de batalla y no se animaban a mirar de nuevo. Obtuvo material gráfico guardado por la CIA sobre una guerra que se estiró en el tiempo entre 1955 y 1975, que le valió a Estados Unidos 60 mil muertos y a Vietnam del Sur, 250 mil. Para Ken Burns, después de tantos años de trayectoria, y tantos archivos audiovisuales revisitados, la historia con mayúscula no se repite; cada proceso tiene su particularidad y sus muertos, su relevancia. Pero, asegura, la historia del mayor conflicto bélico de Estados Unidos ofrece un espejo para mirar el presente de su país. “Es la raza humana la que permanece igual, y, lamentablemente, va a imponerse una y otra vez a lo largo del tiempo”.