La sorpresa se respira calma en el realizador Blas Zanella, y es toda una virtud. Hay que tener en cuenta que se trata de su ópera prima, es un cortometraje y se titula Karma, habla del cine mismo y de sus contradicciones, y ya obtuvo dos distinciones internacionales en los Premios Latino, organizados por Fundación Mundo Ciudad, a entregarse el 15 de septiembre en Marbella, España. Y atención, porque los premios en cuestión han sido obtenidos en las categorías Guión y Dirección.

Oriundo de Casilda, actualmente cursando sus estudios en la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario, Zanella ofrece una mirada distintiva, orientada a la cooperación entre pares, con el fin puesto en hacer lo que se sabe. “Cuando uno termina el cortometraje, lo proyectás o mostrás en algunos lugares, algo que hicimos, pero después surge la pregunta por qué más hacer. Lo enviamos a festivales, a una larga lista. Cuando nos llegó la respuesta de este festival y me enteré de que estaba premiado en estas dos categorías fue una sorpresa enorme”, le cuenta el director a Rosario/12.

¿Y qué es Karma? La definición elegida por Zanella resulta contundente. “Siempre digo que Karma fue como un vómito, en el sentido de que yo escribo desde hace varios años poesía, textos, todo lo que se me cruza por la cabeza. Y Karma salió en dos días. Así que empezamos con el proceso de pre producción, con gente que fuera para adelante, y cada uno aportó su granito de arena. Escribí el guión en octubre y en diciembre estábamos filmando. No tuvimos mucho tiempo de pre producción y es cierto que hubiese sido mejor tenerlo, pero por cuestiones de cada uno se acortó. El rodaje ocupó más o menos dos semanas, y la verdad es que la pasamos muy bien, fue muy cómodo”.

Karma retrata la tarea de casting de dos advenedizos que están en sintonía chanta con un productor norteamericano, de nombre significativo: Griffith. Una actriz, justamente, será el botín en cuestión. “Tenía pensado algo que atraiga al espectador, que lo mantuviese alerta y fuera atractivo. Así que se me ocurrió este drama de suspenso, que corre alrededor de estos dos protagonistas que tienen una mirada perversa sobre el asunto y quieren siempre avanzar mucho más. Busqué que fuesen personajes atractivos, si bien son unos psicópatas, pero hay algunas cositas que te hacen reír, que te llaman la atención. Ellos hacen casting con mujeres, y tienen que entregar ese material a un productor que los espera en Florida. A partir de ahí se van desencadenando algunos imprevistos”, agrega Zanella.

 

Karma trata sobre un casting trucho, con mujeres como presa.

 

-- Es un planteo que mira al cine mismo, mientras cuestiona sus prácticas habituales.

-- Todos sabemos que siempre aparecen noticias de castings falsos y de los intereses que corren, de que se juega con la ilusión de las personas. Trabajar tanto en el mundo audiovisual como teatral es difícil, y cuando aparece la oportunidad surge la ilusión, porque es la posibilidad de trabajar de lo que uno quiere. “Se fijaron en mí”, se dice uno, pero en verdad no sabés por qué se fijaron en vos. Eso fue un punto de partida, y a partir de allí quise contarlo de otra forma.

-- Vos venís del teatro, ¿por qué el interés audiovisual?

-- Mi vinculación con el cine viene de afuera, por investigación propia, pero eso hizo que conociera gente de la Escuela Provincial de Cine y Televisión de Rosario, con la que realizamos una unión entre escuelas, para abrir esos campos, que se puedan combinar y así trabajar. El caso fue así y dio sus resultados. Por otro lado, creo que cuando te dicen que el teatro y el cine son dos lenguajes totalmente diferentes, pienso igualmente que una unión entre ambos vuelve al asunto mucho más rico. Bergman era director de cine y de teatro, Lars von Trier lo es; hay muchos ejemplos. En este sentido, a la dirección actoral la busqué desde un lado más teatral, como punto de partida, para formar vínculos. Luego se trabajó desde la libertad y creatividad de cada uno, lo que lo potenció mucho más. Hicimos un ejercicio teatral bien grande para después poder achicarlo. Eso permite una huella en el actor y en la actriz. No podíamos hacer algo sin ensayo o sin un ejercicio, para que les permitiera a los actores conectarse y agregar lo que les pareciera acorde.

-- ¿Trabajaste a partir de encuadres y planos ya definidos?

-- Algunas cosas sí, otras no. Por ejemplo, tenía pensado que algunas escenas fueran improvisadas, y al llegar a la locación, poner la cámara y grabar. Pero me decían que era un poco arriesgado. Igualmente, hay dos escenas que las hicimos improvisadas y me sorprendió, porque salió mucho más espontáneo. Para mí, el guión es la base de todo, pero si lo podés hacer pedazos para que sea mucho más rico, bienvenido sea.

-- Con los premios como reconocimiento, entiendo que las ganas de seguir en el cine están.

-- Lo que más motiva al obtener el premio es el poder seguir trabajando, seguir en esto, porque sabemos que no es fácil hacer cine hoy en día. Lo fundamental es poder seguir y llevarlo a cabo, producir, ésa es la idea. Hoy uno nota que hay pocas ficciones, que trabajan siempre los mismos, y esto sin ánimo de juzgarlos pero ¿por qué no se les da la oportunidad también a otros? Hace muchos años que la cosa viene así. Como si para ser actor fuera necesario irse a Buenos Aires. ¿Por qué no nos podemos juntar acá y hacerlo desde aquí? Acá hay mucha gente muy talentosa, excelentes actores y actrices. Rosario es riquísima, hay que activar y empezar a trabajar.

Blas Zanella dice que “uno se nutre de cosas que después quizás liberá sin darse cuenta”. Entre sus directores de referencia surgen laureles para “David Lynch, que es un monstruo” y para “Eliseo Subiela, alguien que me marcó, porque él incorporó el surrealismo y lo hizo con actores que no eran reconocidos”. La lista incluye también a “Lars von Trier, Thomas Vinterberg, Gaspar Noé, a quien amás y odiás, porque está bueno que si vas a hacer comedia hagas reír, pero también está bueno conmover al público”.

Karma se encuentra protagonizado por Gerardo “Tico” Di Nardo, Fernando Galassi, Lana Goncharova, Paula Aiello, Camila Sala, Agustina Fernández, y el propio Blas Zanella.