A lo largo de su extensa carrera, Aretha Franklin demostró que, por sobre el dominio técnico de la voz, la extensión de su registro, la brillantez y la agilidad de un fraseo que por ágil y brillante no dejaba de ser profundo, había una artista en el sentido más acabado del término. Voz, personalidad e historia se complementan en una expresividad que impuso la música negra como una marca poderosa, cargada de contenidos que están más allá de la música misma.

Para forjar su estilo, marcado profundamente por el entorno de su infancia en la iglesia de su padre, Aretha prescindió de algunos modelos del jazz, que por entonces constituía una de las escuelas posibles. A la idea jazzística de reflejar en el canto y su bagaje la manera taciturna, la expresión sufriente y dramática de la vida injusta, sobrepuso el resplandor de la fe, la exclamación como estrategia de brillo e insurrección. El vibrato, hecho de arrebato y perplejidad, y los argumentos de la improvisación, terminaron de componer el color de una voz capaz de contener y manejar claridades y sombras de manera prodigiosa.

Con la honestidad del artista que no acepta que su voz no se le parezca, dejó que el cigarrillo, los trajines nocturnos y el tiempo indetenible contribuyeran a su manera de cantar, que de todas maneras nunca perdió su vigor sustancial. Cuando se alteraron los equilibrios áureos de la voz juvenil, la vieja ya era sabia y se apuró a incorporar a su bagaje expresivo ciertos yeites que terminaron de redondear una expresividad encantadora. Ante cierto desgaste del brillo y la claridad desarrolló el manejo de las notas bajas, cavernas celestiales donde retumbaba el reverso de su personalidad. Cuando la agilidad y la versatilidad no fueron las mismas, supo hacer del ligero descontrol de su voz un arma afectuosa.

En definitiva, Aretha Franklin fue una de las artistas más influyentes de su tiempo. Inventó un estilo, se volvió épica. Ahora es mito. Detrás de su voz y su figura seguirán formando fila coreutas de gospel, cantoras y los cantantes del soul, estrellas del rock y el pop en busca de la redención.