La recesión golpea el mercado interno. El consumo privado se contrajo en julio 0,8 por ciento frente al mismo mes del año anterior. La serie sin estacionalidad arrojó una caída mensual de 0,2 por ciento y acumula una baja de 3,9 por ciento en lo que va de 2018. El retroceso en el Indicador Mensual del Consumo (IMC) elaborado por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala responde al impacto de la aceleración inflacionaria que acompañó a la corrida cambiaria y los aumentos de tarifas sobre el poder de compra de los salarios. El renovado escenario de destrucción de empleo también impacta sobre la demanda interna. La debilidad del consumo masivo se conjuga con una caída del consumo durable que profundizará su trayectoria por el ajuste en la obra pública y la inversión privada.

“La economía ha ingresado en un nuevo período recesivo, impulsado en parte por el efecto de la sequía en el sector agropecuario, pero también con una caída generalizada en el resto de los sectores económicos y en los principales componentes de la demanda”, advierte el informe del ITE publicado ayer al señalar que “la perspectiva de dos años seguidos de crecimiento quedó frustrada, y la discusión económica giró hacia la duración y profundidad de la recesión”.

Un informe elaborado por Kantar Worldpanel y Ecolatina, que fue difundido ayer, estima que el consumo masivo arrojará un retroceso de 1,2 por ciento en 2018. Las consultoras proyectaron una caída de 2,7 para el tercer trimestre y una retracción de hasta 3,1 por ciento para el último trimestre del año. De acuerdo a sus estimaciones la caída se explica por la merma en el poder adquisitivo de los salarios, fundamentalmente entre los trabajadores de menores ingresos. “Un hogar de nivel bajo inferior destina el 57 por ciento de su ingreso a consumo masivo. Si sus ingresos crecen debajo de la inflación, su único camino es consumir menos productos básicos”, expresaron desde Kantar Worldpanel. De acuerdo al estudio, las caídas más significativas serán experimentadas por las ventas de bebidas, productos de cuidado personal y lácteos.

“El tercer trimestre del año comienza con una tendencia negativa para el consumo”, coinciden los investigadores del ITE al señalar que, durante julio, las ventas de vehículos nacionales retrocedieron un 38,3 por ciento anual mientras que la recaudación por IVA Neto aumentó apenas un 11,9 por ciento. Por su parte, la CAME informó que las ventas minoristas cayeron en julio 5,8 por ciento interanual. Entre los datos que contribuyen a la caída en el consumo figura además la contracción en el crédito real en pesos que creció un 12,9 por ciento anual. El dato representa una marcada desaceleración que responde, sostiene el ITE, al menor dinamismo de los créditos personales.

En junio el Indicador Mensual de Actividad (IMA) de ITE registró la caída más importante de los últimos cuatro años, con una baja de 1,6 por ciento mensual, que profundiza el episodio recesivo. El escenario contractivo es reconocido por el Palacio de Hacienda que la semana pasada sinceró por segunda en menos de un mes vez sus proyecciones para la actividad económica. El Presupuesto aprobado en diciembre del año pasado estimaba un crecimiento de 3,5 por ciento para 2018 pero, tras el ajuste fiscal acordado con el FMI, el ministerio que encabeza Nicolás Dujovne indicó que el nivel de actividad rondaría entre 0,5 y 0,6 por ciento. La renovada corrida cambiaria llevó a las autoridades a revisar nuevamente a la baja sus datos hasta cero por ciento. Las estimaciones se aproximan a la caída de 1,4 por ciento prevista en escenario adverso que presentaron los técnicos del FMI en su Staff Report.  

Los investigadores del ITE sostienen que, de prosperar, “el plan de ajuste acordado con el Fondo tendrá un impacto negativo y permanente sobre el PBI argentino con una caída acumulada de entre 4 y 12 por ciento hacia 2023”. Desde el instituto que depende de ATE y UTE estiman que, en un escenario favorable, el desempleo se ubicará en 2023 por encima de los valores registrados en 2014. En el escenario pesimista con el que trabajaron los economistas, la tasa de desempleo superaría los dos dígitos.