En un partido que se jugó por largos minutos bajo una cortina de agua, River empató sin goles frente a Belgrano, y sumó su segunda igualdad consecutiva en la Superliga, en la noche en que Armani superó el record de imbatibilidad que ostentaba el inolvidable Amadeo Carrizo (ver aparte) y en la que Rigamonti no quiso ser menos y cumplió una actuación inolvidable. 

Luego del cero a cero ante Huracán, el domingo pasado, River tuvo una semana difícil, debido a las lesiones de Montiel, Mayada y Scocco. Gallardo se vio obligado a recurrir a Moreira para custodiar el lateral derecho de la defensa, aunque el paraguayo arrastraba un largo período con pocos minutos de juego. Para solucionar la salida del delantero ex Newell’s, el Muñeco decidió un cambio de esquema, con Quintero como enganche y el Pity Martínez más adelantado que lo habitual. Y los dos ingresados protagonizaron la primera llegada del Millonario. El colombiano buscó con un pase milimétrico al paraguayo que, entrando solo, controló bien pero le pegó mordido y se la hizo fácil a Rigamonti. Minutos después, Quintero empaló la pelota y lo dejó a Pratto frente al arquero, pero el potente remate fue mandado al corner por el guardavalla del conjunto de Bernardi (no pudo sentarse en el banco porque salió tarde y fue expulsado).

Todo el fútbol pasaba por el volante colombiano, quien justificó largamente su inclusión. A los 11, ejecutó un tiro libre que se fue apenas por arriba del travesaño, luego de pegar en la barrera, y en la acción siguiente volvió a habilitar a Pratto, pero Rigamonti atoró con acierto al Oso. River era una avalancha. Rigamonti, el único responsable del cero. Belgrano sólo atinaba a refugiarse en su campo, a correr de atrás a los hombres locales y a la pelota. 

Todo parecía reducirse a esperar el acierto del local para ponerse en ventaja. El equipo de Gallardo mantenía la intensidad, pero no encontraba contundencia para abrir el marcador. Eso aumentó la confianza de Belgrano, que intentó algún contragolpe, fácilmente controlado por el fondo de River.

En el inicio del complemento, Gallardo movió el banco, en busca de la efectividad ofensiva que le había faltado en el período inicial. Pese a esa apuesta, el que estuvo a punto de sacar ventaja fue Belgrano. Pero una gran tapada de Armani evitó que Suárez definiera el perfecto contraataque armado por Brunetta.

El llamado de atención despertó al local. Volvió a aparecer Quintero y Rigamonti agigantó su actuación, con la colaboración del travesaño, donde dio un cabezazo de Luna que intentaba alejar la pelota de su área. El Muñeco arriesgó todo. Quedó con tres en el fondo al sacar a Moreira para que entrara De la Cruz. También sumó a Enzo Pérez por Ignacio Fernández, tan intrascendente como Palacios, que había sido sustituido en el arranque del complemento. Con las variantes, el encuentro se hizo de ida y vuelta, con el local jugado en ataque y el visitante atento a sacar el contragolpe. Pero el gol no llegó. Rigamonti atajó todo, justo en la noche donde Armani pasó a la historia.