En este momento, el laboratorio Beta es el único que comercializa en el país –con uso gástrico, no obstétrico– un medicamento llamado oxaprost, que tiene misoprostol y diclofenac. El precio “de mercado” de ese medicamento es de más de 3500 pesos por 16 pastillas. Y se pide receta archivada. Otro problema grave para muchas mujeres que no tienen a quién recurrir en busca de esa prescripción. Son nueve las provincias de la Argentina que aplican correctamente ese protocolo. Como el LIF no tiene objetivo comercial, su producción podrá llegar al sistema de salud, pero no a las farmacias. “Desde el LIF tenemos una política que siempre proveemos a sistemas públicos de salud, donde el usuario no tenga que pagar”, delimitó Cleti.

Con la producción propia, a Santa Fe el misoprostol le costará mucho menos de lo que paga hoy. En toda la producción del laboratorio público, las soluciones y medicamentos del LIF cuestan entre un 20 y un 25 por ciento del precio total. En cuanto al misoprostol, hoy cada comprimido se estima en casi 200 pesos. Cleti cree que al LIF este primer lote le costó 20 pesos por comprimido. Con una salvedad: “Tenés una inversión inicial y de equipamiento para el área de control de calidad, que después va a bajar. Si el comprimido sale 20, cuando empecemos a producirlo continuamente será un costo menor”.

Hasta que las pastillas de misoprostol público no estén en los centros de salud, la provincia de Santa Fe abona el precio establecido por Beta, que fue denunciado en 2014 por abuso de su posición de mercado por el colectivo Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto, junto al Centro de Estudios Legales y Sociales y la Secretaría de Género de Nuevo Encuentro. “Hicimos una presentación por fijar condiciones de venta por fuera de la ley”, explicó Luciana Sánchez, abogada del colectivo que en 2010 publicó el manual “Cómo hacerse un aborto con pastillas”.