Hay un disco emblemático de la música uruguaya que Cabrera registró en vivo junto a Eduardo Mateo: Mateo & Cabrera, grabado en 1987 en el Teatro del Notariado. Un disco a dúo que reúne canciones de ambos y clásicos como “Por ejemplo” (de Cabrera). Y el sello Ayuí/Tacuabé, en tanto, recuperó en 2008 un concierto que compartieron Cabrera y Eduardo Darnauchans: el disco se llama Ámbitos y fue registrado en el Teatro Solís en 1990. Y, claro, también se convirtió en un clásico rioplatense. “Con ‘Darno’ y Mateo tuve una relación muy buena”, cuenta. “De los dos aprendí mucho. ‘Darno’, que era un poco mayor que yo, tuvo conmigo una actitud muy didáctica. ¿Viste cuando llamás a uno más joven que vos, porque te cae bien por alguna razón y sentís la necesidad de transmitirle cosas, de enseñarle y llevarlo a tu casa y mostrarle libros y discos? Bueno, así fue Darnauchans conmigo, muy útil para mí. Era un gran compositor y melodista. Y Mateo ni hablar. Un compositor loco, arriesgado, que jugaba de una manera única”. En 2016, el poeta y compositor editó un disco con versiones de ambos: Fernando Cabrera canta Mateo y Darnauchans. “Sin haberlo pretendido así, creo que el disco fue muy útil para algunos en Argentina. Darno se conoce menos que Mateo. Así que estoy feliz por eso. Yo elegí las que me gustaban, las que me quedaban bien o hacía de antes, no es una antología. Pero sí hay algunos clásicos de ambos, como ‘El instrumento’ (de Darnauchans y W. Benavides)”.

En una de las microcanciones, “Cancionero”, hace rimar a una serie de nombres fundamentales de la música popular uruguaya, desde Alfredo Zitarrosa y Daniel Viglietti hasta Leo Maslíah y Jorge Drexler. “Y quedaron muchos afuera, espero que nadie se ofenda”, se lamenta. “Porque no es nada fácil encontrar la rima solamente con apellidos. Es un cariño y reconocimiento a músicos que me formaron, de los cuales yo aprendí y continué su camino. Algunos que venían de la década del 60, como Zitarrosa o Los Olimareños. Víctor Lima y Rubén Lena, grandes autores. Algunos más cercanos a mí, como (Jorge) Lazaroff, Darnauchans, (Jorge) Galemire y Mauricio Ubal, ya más de mi barra”.

–¿Y El Príncipe (Gustavo Pena)? ¿No le rimó?

–Lo conocí tarde a El Príncipe. Pocos años antes de que se muriera… pero no tuve amistad. Nos vimos un par de veces. No era tan visible, tenía un público más de culto. No era una persona muy sociable. Se parecía a Mateo en algún aspecto. Conozco muy poco de su obra. Pero lo que escuché me resulta peculiar y me parece muy respetable. Era un músico arriesgado.