Mercedes Austral, integrante de Vecinos por Saavedra, se opone a la construcción de la planta recicladora en el predio donde debería haberse construido una plaza. En diálogo con este diario, explicó que si bien entienden la necesidad de los recicladores urbanos de tener un espacio y condiciones dignas de trabajo, se trata de un terreno absorbente que el barrio necesita porque es una zona inundable.

–¿Por qué están en contra de la planta en ese lugar? 

–No nos oponemos a la planta de reciclado en sí, sabemos y aceptamos que la Ciudad algo tiene que hacer con los residuos. Pero planteamos lo inoportuno de hacer una planta de reciclado arriba de una plaza, en un barrio donde tenemos experiencias de inundaciones y la plaza no sólo significa un espacio público y social o de recreación sino también tierra absorbente. 

–¿En qué les afecta en la vida cotidiana?

–Lo que impacta no es la planta en sí misma, sino insertar por medio de una imposición un establecimiento industrial en una zona residencial, además de ser sobre una superficie absorbente que desaparecería, con una obra ilegal empezada en enero durante las madrugadas, sin permiso de obra, sin licitación, sin presupuesto y a espaldas de toda la ciudadanía. Hubo una usurpación de una plaza que se adeudaba al barrio de Saavedra hace muchos años, se empezó a hacer una construcción que fue negada por los funcionarios y frente a la evidencia presentaron el proyecto de cambio de zonificación para poder legitimar una obra que había iniciado de forma ilegal. 

–¿Qué es lo que más les preocupa?

–Estamos preocupados, más allá de cómo nos podría afectar de forma personal a cada uno de los vecinos, de una forma estructural que tiene que ver con esto de hacer del espacio público a piacere y con destinos inciertos, porque además la planta decide poco antes de que se haga la quema, o al menos así se anunció. Si es así, esta planta pronto va a ser obsoleta. Entonces nos preguntamos cuál es el destino final y verdadero de lo que hay detrás del uso de este espacio público, de estos metros cuadrados de tierra absorbente que pertenecen al barrio y que no está claro en el proyecto de cambio de zonificación dónde van a reponer, supuestamente, este espacio verde que se está quitando. La Constitución de la Ciudad plantea que deben conservarse y multiplicarse los espacios verdes y en este caso deberían haber planteado por escrito en qué lugar se va a reponer esta tierra que se está perdiendo. 

–¿Se hizo algún estudio sobre el impacto ambiental que pueda tener esta planta en la zona?

–No hay un  estudio de impacto ambiental realizado por el Gobierno. Los vecinos presentamos un estudio realizado por científicos pero el Gobierno, el día en que votó por segunda lectura el cambio de zonificación, lo que planteó en la voz de Victoria Robles Méndez —que es la diputada que preside la Comisión de Planeamiento— fue que el informe estaba en trámite. O sea que ni siquiera han estudiado cómo afecta en términos ambientales una planta de reciclado en el medio del barrio. A nosotros nos interesa que los recicladores puedan trabajar, sabemos que  necesitan y tienen derecho a trabajar. Es más, creemos que deben trabajar en condiciones más dignas que las que el Gobierno de la Ciudad les ofrece actualmente. Pero también creemos que es importante proteger el espacio público y el espacio verde, más en un lugar que se inunda. 

–¿Cuál es la propuesta de los vecinos?

–Propusimos armar una mesa de diálogo, propusimos otros lugares para llevar la planta, lo propusimos en las reuniones de Comisión de Planeamiento y no nos dieron bola. Quisimos buscar lugares alternativos con las características que ellos buscaban y encontramos seis. Los presentamos en la audiencia pública, por mail y en mesa de entrada. No fueron capaces ni de leerlos. Porque con estas alternativas no es necesario que los recicladores se queden sin trabajo, y tampoco es necesario robar un espacio público. Sentimos impotencia, sobre todo porque no nos escuchan. Hasta parece una solución caprichosa.