En septiembre de 2017, fecha de la última actualización en los haberes previsionales previa a la controvertida reforma de la Ley de Movilidad previsional de fin del año pasado, la jubilación mínima del Sistema Integrado Previsional Argentino, era de 7.246,64 pesos. Con el, recientemente anunciado, “aumento”, de septiembre de 2018, el valor de la mínima va a ser de 8.637,13 pesos. Ello implica un incremento nominal del 19,19 por ciento.

Para comparar ello con el cambio de valor de la canasta de consumo media de la población adulto mayor, habría que estimar un consumo acorde a las necesidades diferenciales alimentarias y no alimentarias de este grupo. 

Esto no sucede con la medición oficial del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) que elabora una canasta uniforme, sin contemplar los patrones de consumo y las dietas específicas de los y las adultos mayores (menos azúcar, harina, grasa, sal y más alimentos “caros”, por padecer presión arterial, diabetes y diversas dolencias crónicas). 

Las necesidades especiales no alimentarias de la tercera edad, por ejemplo, en materia de gastos vinculados a la atención de la salud (de creciente importancia en un contexto de restricción de la cobertura de medicamentos financiada por el PAMI) tampoco son captadas adecuadamente por el Indec.

Sin perjuicio de ello, según los datos oficiales del Indec, el Índice de Precios al Consumidor, a nivel nacional, creció un 27 por ciento de septiembre 2017 a julio 2018. Si a ello sumamos la inflación de agosto, que el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz proyecta en 3,3 por ciento, llegamos a un aumento de precios de 29,2 por ciento en once meses. Así, si la inflación de septiembre de 2018 fuese del 4,5 por ciento, el acumulado septiembre 2017 - septiembre 2018 resultaría de 37,0 por ciento. Mientras que, de ser la inflación de septiembre de este año de 2,1 por ciento, el acumulado anual resultante rondaría un 33,9 por ciento.

De este modo, en términos reales, los haberes previsionales van a perder de septiembre de 2017 a septiembre de 2018, entre un 11 por ciento y un 11 por ciento de su valor. El nivel final de la disminución ocurrida en el primer año de aplicación de la reforma en la movilidad previsional, dependerá de si el mes que viene la inflación resulta notoriamente más baja (2,1 por ciento) que lo que viene siendo o de si, por el contrario, se sigue acelerando la espiral de precios en nuestro país, al ritmo de la devaluación del peso y los aumentos de tarifas, con un valor mayor (4,5 por ciento) al de los últimos meses.

Así, la segunda Alianza se encuentra muy cerca de lograr lo que la primera no pudo: reducir, ya no solamente la parte de los haberes que supere determinado umbral, sino el total de las jubilaciones y pensiones (y de paso también las pensiones no contributivas y las asignaciones familiares), incluyendo la mínima, en un 13 por ciento.

* Investigador-docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento.

** Licenciado en Economía Política de la Universidad Nacional de General Sarmiento.