Desde Nueva York

Para repetir las semifinales del año anterior en el Abierto de Estados Unidos, Juan Martín Del Potro deberá saltar hoy una muralla de 2,08 metros: su amigo John Isner, el gigante estadounidense que lidera casi todas las estadísticas de servicios del torneo y que atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. “John es un amigo, que está jugando muy bien y que tiene un gran servicio. Intentaré devolverle bien el saque y veremos qué puede pasar”, dijo el argentino tras vencer al croata Borna Coric para clasificarse a los cuartos de final del US Open por sexta vez en su carrera. 

La referencia al servicio de Isner es inevitable para cualquier análisis del undécimo preclasificado. Con 112 aces, comanda la estadística, contra los 75 de Milos Raonic y los 64 de Kevin Anderson, los que lo siguen en la tabla y que, si bien ya quedaron eliminados, también afrontaron cuatro partidos. El promedio le da 28 saques directos por encuentro. Si se suman los puntos que ganó con sus primeros saques sin necesidad de volver a golpear la bola, el número de servicios sin respuesta se eleva a 200, el equivalente al 58 por ciento de los que conectó. La media del torneo es de 38 por ciento y sólo Raonic, a quien batió en cinco sets para llegar a cuartos, lo supera en ese apartado con el 60 por ciento. Sin embargo, el canadiense tiene un acierto con su saque bastante más bajo que Isner.

Ahí radica la clave de su éxito. El 71 por ciento de los puntos que ha jugado en el US Open con su servicio son con su primer saque, sólo superado por Del Potro, con el 72. Y cuando entra, termina ganando el 85 por ciento de los puntos, líder indiscutido en ese apartado. Con el segundo servicio, su efectividad baja al 57 por ciento, aunque sólo cometió ocho doble faltas en cuatro partidos. 

De los 87 turnos de saque que tuvo en el torneo, el número 11 del mundo ganó 83, lo que le da un promedio de 95 por ciento, obviamente el mejor del US Open también.

Para Del Potro, la garantía que Isner tiene en los juegos con su servicio le permiten afrontar la situación con otra tranquilidad a la hora de devolver. “El sabe que puede ganar dos o tres games por set sólo con su servicio y por eso puede jugar tan agresivo. Con esa seguridad debe ser fácil jugar”, explicó el argentino, que además asegura que Isner necesita correr menos que el resto para sumar sus puntos: “Con el saque que tiene, el desgaste físico es menor al que tiene cualquier otro jugador”.

A los 33 años, Isner ya no es sólo un sacador. Desde allí parte su juego, pero encontró variantes como una devolución muy agresiva, una volea que le sirve para cerrar puntos y un buena movilidad teniendo en cuenta su talla.

“Me siento muy duro mentalmente”, remarcó Isner. “Hubo muchos partidos en los que sólo confiaba en mi saque. Pero creo que muchas veces este año he demostrado otras habilidades. Eso viene de simplemente relajarme en la cancha”, explicó. Por eso no es casual que esté afrontando su temporada más exitosa en los torneos grandes, donde igualó su mejor actuación en Roland Garros con la cuarta ronda, logró su mejor Wimbledon con las semifinales y, si hoy le gana a Del Potro, completará su US Open más efectivo. Además, sumó dos de sus 14 títulos durante 2018, entre ellos el Masters 1000 de Miami. Isner también le atribuye la madurez alcanzada a su casamiento en diciembre del año pasado con la diseñadora Madison McKinley: “Tener una vida estable en casa creo que ayuda mucho”.

Otro efecto que tendría una eventual victoria ante el argentino sería superar en el ranking mundial a Anderson y al búlgaro Grigor Dimitrov. Por eso, podría llegar a subir hasta el séptimo puesto, lo que sería su mejor posición histórica por encima del octavo lugar que alcanzó en 2016, aunque para ello deberá esperar que nombres como Dominic Thiem o David Goffin no sigan avanzando mucho en el torneo.

El desafío para Del Potro está planteado. En el historial general manda 7-4 y la última vez que se cruzaron le ganó en tres sets y sin necesidad de llegar a ningún tie break, en los octavos de final de Roland Garros. Sin embargo, sus recuerdos ante el gigante norteamericano no siempre fueron tan agradables, ya que una derrota ante Isner en el Masters 1000 de París del año pasado lo sacó del Masters de fin de temporada y otra en las semifinales de Miami le impidió acceder en ese momento al tercer lugar del ranking.

“En Miami me pasó por arriba”, recordó el campeón del US Open 2009. “Con su saque es muy difícil ganarle puntos. Por eso está jugando tan bien, por la agresividad que tiene. Puede arriesgar con su devolución con uno o dos tiros, que si los mete de entrada es como que ya tiene un set point o un match point. Cuando tiene esa confianza, se hace súper difícil”, explicó el tercer favorito, que espera saltar la muralla Isner para volver a una semifinal en su torneo preferido.