La galería de estilos que exhibió la ceremonia 2017 de los premios Golden Globe denotó el uso y abuso, en otras palabras, la tendencia de los tonos sutilmente plateados o dorados según las variaciones de Valentino, el traje negro ornamentado con piedras de colores de Meryl Streep o los guiños vintage de Gucci. Al colmo del neobarroco lo representó el vestido con plisados de Chanel y 35.000 piedras que demandaron 200 horas de trabajo  y que vistió  la actriz Riley Keough. Como antítesis de ello, cautivó el “manifiesto antivestidos” de  la actriz y cantante Rachel Wood.  Ataviada con un pantalón negro, una camisa blanca coronada por un jabot, un chaleco y un blazer negro de impronta masculina como homenaje al atuendo que Marlene Dietrich popularizó en el Angel azul (Joseph von Stenberg, 1930) la actriz Evan Rachel Wood se detuvo el domingo por la noche en la pasarela de la alfombra roja de los Premios Golden Globe sobre su par de zapatos altos que apenas asomaron bajo el pantalón holgado, y ante el fútil interrogante de la ocasión: ¿por quién estás vestida? Nominada por su rol de Dolores en Westland, la serie que alude a un parque de atracciones ambientado en el lejano Oeste,  donde los robots empiezan a funcionar a su libre albedrío y, como su personaje, ensayó un discurso de rebeldía lejos de las respuestas robóticas, pensadas para congraciar. “Quise demostrar que las jóvenes y las mujeres sepan que los vestidos no son un requerimiento”.

El creador del atuendo a su medida fue Joseph Altuzarra, el diseñador que nació en París en 1983, se graduó en Historia del Arte en Filadelfia, asistió a Marc Jacobs y trabajó en la firma Proenza Schouler, y desde 2008 ostenta una firma propia que  representa a la nueva escena de la moda neoyorquina. El traje también emuló el tuxedo ideado por Yves Saint Laurent y que fuera fotografiado por Helmut Newton. Wood protagonizó la  campaña de un perfume Gucci en 2011, cuando la firma aún estaba bajo la dirección de Frida Gianini; si bien se inició en la actuación durante la infancia, experimenta con los estilos y los peinados desde su romance de varios años con el cantante Marilyn Manson –quien la invitó a protagonizar  el video de Heart  shaped  glasses, emulando a una Lolita con gafas corazón–. De un posterior noviazgo y matrimonio con el actor inglés Jamie Beel –célebre por su rol de niño bailarín en Billy Elliot–, tiene un pequeño hijo varón. Pero los dictámenes de moda que rigen a la construcción de imágenes de las revistas tampoco quedaron fuera de sus críticas. En ocasiones se lamentó vía Twitter de la tiranía de la moda: por ejemplo, luego de protagonizar una campaña para la portada de Vanity Fair: “Nunca más quise  ponerme pantalones y zapatos cómodos y me obligaron a usar un vestido porque no había tiempo para  hacer cambios. Casi me puse a llorar”. Consultada sobre la moda y su manual de estilo, no vacila en referirse a su admiración por Tilda Swinton y por David Bowie, ni por la ropa de los años cuarenta.