El crimen de Brian Aguinaco, ocurrido en el barrio de Flores a fines de 2016, derivó en la presentación de un proyecto gubernamental para bajar la edad de imputabilidad. Montado sobre la acusación un joven de 15 años como autor del crimen, el Ejecutivo colocó el caso como ejemplo del perjuicio que significaría no contar con un sistema que castigue penalmente a los menores que delinquen.

“Es una deuda que tenemos que encarar, porque es muy importante que aquellas personas menores, de entre 14 y 16 años, tengan una sanción cuando cometen este tipo de delitos”, dijo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

El acusado del crimen fue liberado –no alcanzaba la edad mínima de imputación- y deportado a Perú, donde viven sus abuelos, que ahora serán sus tutores. Mientras tanto, su madre también fue deportada a aquel país, luego de que la acusaran de violar su prisión domiciliaria. Brian es nacido en la Argentina, pero toda su familia es peruana.

Sin embargo, pocos días después del revuelo mediático que causó la trágica muerte de Brian Aguinaco, se conocieron algunos detalles poco claros de la investigación. Según Jonathan Vicente, abogado del acusado, “hubo una necesidad de conseguir una detención rápida por un hecho de tanta conmoción social”.

El letrado indicó que en el expediente lo único que existe “es una mención de un policía que dice que había hecho labor de inteligencia y que una persona, que no se identificó, le dio datos” sobre los presuntos autores del hecho. La denuncia, según confirmaron a Página/12 desde la Fiscalía de la Ciudad, fue realizada en forma telefónica y anónima.

Según la versión de Vicente, su defendido se encontraba en la casa de la novia a la hora en la que ocurrió el asesinato. "En el momento del hecho él estaba en la casa de la novia y después estuvo en una casa de deportes (...) Hay cámaras de la zona que muestran que nunca salió del barrio”, aseguró.

El chico fue capturado en Chile, dos días después del asesinato. Pero el abogado remarcó que “no estaba escapando, él tenía planeado este viaje con antelación”. “En el expediente figura un oficio que se envió a la compañía de aviones, allí dice que desde el 23 de diciembre la madre ya había comprado el pasaje a nombre de él. Su intención era encontrarse con su papá en Perú, pero este tuvo problemas familiares y viajó a Chile, entonces se cambia la idea y se saca el pasaje hacia Chile”, amplió.

Otro trascendido indicaba que la rueda de reconocimiento realizada el 3 de enero habría resultado negativa, lo cual reforzaría la hipótesis del abogado del joven acusado. Desde el Juzgado de Menores Nº 7 advirtieron a Página/12 que si bien el abuelo de la víctima, Enrique Aguinaco, no reconoció al supuesto asesino, otras dos testigos sí lo hicieron –aunque una de ellas no fue categórica. “Hay otros elementos que lo atan al crimen, como una amistad en Facebook con el mayor detenido en la misma causa, de apodo Yun”, agregaron, sin más precisiones.

Lo cierto es que, más allá de la endeblez de los elementos probatorios, la causa ya está cerrada (por la imposibilidad de continuar el proceso de acusación y defensa del joven) y ya no se podrá saber si realmente el acusado fue el autor del crimen.

Mientras tanto, continúa el raid mediático exigiendo la baja de la edad de imputabilidad, con este caso como bandera.