Con decenas de ollas populares en la Avenida de Mayo, los movimientos barriales le reclamaron al Gobierno la apertura de una paritaria social. La falta de alimentos fue planteada como el tema más urgente, pero la exigencia de fondo de las organizaciones consistió en que el Estado retome las políticas de creación de cooperativas productivas, hoy diezmadas. La protesta apuntó así, centralmente, contra el modo en que Cambiemos entiende la pobreza, y contra el reemplazo de los programas de generación de trabajo por los actuales, de carácter asistencial. 

“Queremos la paritaria social como ámbito donde podamos discutir con el Gobierno los problemas de empleo, ingresos, salud y educación. No que hoy nos atiendan en una oficina para mandarnos una partida de fideos y mañana en otra para ver si nos hacen el favor de destrabar un proyecto”, explicó Juan Vita, del Frente Barrial de la CTA.

Las cinco cuadras que van desde el Cabildo hasta la Avenida 9 de Julio fueron convertidas al mediodía en un comedor popular. La mayoría de los manifestantes llegaron desde barrios del conurbano; algunos con ollas de guiso que calentaron sobre el asfalto, otros cargando cajas con tortas fritas que compartieron a la manera de un almuerzo, con una taza de leche. 

La protesta fue convocada por el Frente Milagro Sala, las organizaciones sociales de la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma y la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo. Estas organizaciones están teniendo una presencia más visible en la calle desde que, a mediados de año, comenzaron a salir juntas en reclamo por la paritaria social. El 20 de julio hicieron una marcha al Ministerio de Desarrollo Social, luego cortaron el Puente Pueyrredón (el 23 de agosto, en una jornada con 50 piquetes); la semana pasada armaron una olla popular frente a la Bolsa de Comercio. Si bien funcionarios de las segundas líneas los han recibido, hasta ahora no tuvieron una respuesta concreta. Por eso insisten en el pedido de audiencia a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

“En el Centro 30 mil Sueños (Quilmes) tenemos una escuela de Artes y Oficios. Es un lugar bien armado, que levantamos con las cooperativas de la construcción y carpintería, durante el gobierno anterior. Esas cooperativas fueron abandonadas a su suerte desde que asumió Cambiemos; fueron vaciando los programas, nos quedamos sin sostén para los proyectos. Hoy lo que hacemos es contener la situación con comedores y merenderos”, contó Sergio Cardozo, del Frente Barrial Obispo Novak. 

“A todos los proyectos productivos los fueron desarmando a medida que el Plan Trabajar pasó a ser el programa Hacemos Futuro, en el que piden a los beneficiarios como única contraprestación que estudien. A mí me resulta violento porque es una forma de decir que se están ocupando cuando no lo hacen, hoy no están ni los materiales para estudiar, tenemos que sentar a los alumnos en baldes por falta de sillas, o sobre ladrillos. Antes el estudio era un derecho que se garantizaba y además trabajabas: con las cooperativas podías arreglar veredas, pintar escuelas, hacer trabajos de plomería... mejorabas el barrio y te capacitabas en un oficio. Con lo que aprendías podías hacer changas, pasar a otro trabajo. Las obras, aunque fueran chicas, movían la actividad del barrio. Ahora estamos con los comedores, sin poder salir. A la vez, como la situación social se desbordó, tenemos que contener a nuestros compañeros”. 

A horas del comienzo del paro docente en la provincia de Buenos Aires y CABA, dirigentes de los maestros se acercaron a acompañar las ollas populares. “Vemos cómo la situación de hambre está impactando en las escuelas: estamos acá por nuestros chicos”, dijo Silvia Almazán, secretaria adjunta del Suteba. También estuvieron en la Avenida de Mayo los estatales de ATE.

Gladys González, de La Matanza, contó sobre la desaparición de las cooperativas que hacían de apoyo en los centros de salud y sus consecuencias. “Nosotros hacíamos el trabajo de limpieza en las salitas, también las atendíamos administrativamente. Éramos parte de una red social que mejoraba al barrio. Ahora vemos que además el Remediar dejó de existir, que no hay vacunas...”

“Han destruido a las cooperativas de trabajo”, agregó Lionel Stiglitz, de la Agrupación Villera Piquetera. Norma Díaz, de la Tupac Amaru de Lanús Oeste, apuntó que en su barrio, Villa Esperanza, “las cooperativas textiles que hacían guardapolvos, una metalúrgica que fabricaba aberturas de aluminio y la bloquera se desarmaron”. Ahora pasaron a estar centrados en la emergencia alimentaria.