María Belén Garibotti es Profesora y Licenciada en Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofìa y Letras (FFyL) de la Universidad de Buenos Aires (UBA).  Su tesis de grado la realizó en el campo de la antropología económica y su trabajo de campo etnográfico en las ciudades de Matanzas, Viñales y La Habana, Cuba.

En la actualidad, es becaria de Doctorado (UBA) y trabaja en el Instituto de Ciencias Antropológicas de la FFyL de la UBA, al tiempo que se prepara para su participación en un seminario que se llevará a cabo, del 23 al 25 de octubre, en Santiago de Chile sobre las “Nuevas Desigualdades Urbanas en América Latina: Conflictos, Resistencias, Fronteras y Actores”, del que participarán más de 100 investigadores e investigadoras de la región. 

En sus investigaciones, la antropóloga de la UBA explora el desarrollo de distintos asentamientos urbanos. En lo que respecta a sus investigaciones, y el trabajo que presentará en el país vecino expone, entre otros conceptos, que “la problemática del déficit habitacional en la Ciudad de Buenos Aires, producto de la casi inexistente regulación del mercado del suelo y de la imposición de la lógica mercantil de la vivienda por sobre su concepción como derecho, conlleva a que los sectores que se encuentran excluidos del acceso por los mecanismos formales (de mercado) desarrollen diferentes estrategias de territorialización para acceder a la centralidad urbana y, así, ejercer su derecho a la ciudad”. 

Mientras avanza en la Maestría de Políticas Ambientales y Territoriales (FFyL, UBA), dialogó con Universidad sobre la antropología de las ciudades y de la ciudadanía, y acerca del rol de la universidad para pensar las ciudades del futuro y resolver las deudas del siglo XIX en materia de urbanización.

¿Cómo se analiza, desde el punto de vista de la antropología, el impacto de la universidad en el conurbano y en el interior del país? ¿La proximidad de la educación superior tiene un efecto positivo en la comunidad local?

 Desde la antropología se promueve el reconocimiento de la diversidad de saberes, y en ese sentido, la universidad debe poner a disposición de toda la sociedad el conocimiento que se genera en las aulas, de manera que se retroalimente con las necesidades locales. En las universidades nacionales existen cientos de programas de producción y transferencia, de asistencia técnica, de extensión universitaria y diferentes formas de articulación con las problemáticas reales de la comunidad.

¿Cuáles son las problemáticas más frecuentes que, desde tu investigación y carrera, destacás como prioritarias para transformar lo urbano?

 Considero que el conflicto fundamental a la hora de pensar lo urbano en nuestra sociedad es estructural, dado que lo encontramos principalmente en la casi inexistente regulación del mercado del suelo y en la imposición de una lógica mercantil de la vivienda. En sí, la vivienda no se concibe como un derecho, más allá de que aparezca (apenas) mencionado en la Constitución Nacional y en tratados internacionales. Por ello, es necesaria una política de acceso al suelo que considere la condición de ciudadanía de todas las personas que habitan la ciudad.

Cuando se piensa en las ciudades del futuro y, poniendo el foco en lo local, ¿podrías destacar en el país algunas experiencias exitosas?

 Hoy día, al pensar en las ciudades del futuro estamos hablando, en efecto, de ciudades sustentables. Eso implica sustentabilidad ambiental, movilidad, empleo, espacios públicos e infraestructura de calidad. Lo que supone generar políticas de desarrollo a largo plazo que no solo garanticen la integridad del ecosistema, sino también la plena incorporación de todos los habitantes a estos procesos. Considero que, en tanto prevalezca un déficit estructural en el acceso a la tierra con servicios para gran parte de la ciudadanía, es complejo hablar de experiencias exitosas.

 ¿Cómo se vincula lo académico con lo territorial a la hora de dejar el escritorio y pasar al trabajo de campo?

 En la actualidad desde la antropología es difícil concebir la investigación escindida del trabajo de campo. Para la producción de conocimiento sobre el mundo social es condición necesaria la interacción con los actores sociales en el terreno. Por supuesto el análisis de los fenómenos que allí ocurren estará atravesado por la teoría que se produce en la academia. Esa dinámica de ida y vuelta incluye participar en distintos ámbitos que pueden ir desde una asamblea de vecinos, una marcha, una sesión en la legislatura o simplemente una visita a tomar mate a la casa de un vecino de un barrio.

¿En esta dirección se inscribe la posibilidad de generar intercambios con otros investigadores de la región, como ocurrirá con el seminario sobre desigualdades urbanas de Chile?

 El seminario “Nuevas Desigualdades Urbanas en América Latina: Conflictos, Resistencias, Fronteras y Actores”, es un encuentro de alrededor de 100 investigadores e investigadoras de América Latina y del Caribe que se realizará en octubre en Santiago de Chile dónde se trabajarán sobre temáticas como desigualdades urbanas, conflictos territoriales de distintas escalas y nuevas formas de habitar las ciudades, entre otras. Es una instancia interesante para socializar lo que cada investigador viene trabajando en su ámbito local, ya que más allá de las particularidades sociales y políticas de cada país -por ejemplo en cuanto a las estrategias que desarrollan los grupos más desfavorecidos para procurarse su vivienda-, el problema del acceso al suelo urbano y el déficit habitacional es un conflicto común en las ciudades de América Latina.