Cinco chicos y un adulto murieron en los últimos días en el país como consecuencia de una infección causada por una bacteria. Un niño de un año y un hombre de 40 fueron las últimas víctimas fatales reportadas ayer en las ciudades de General Roca, en Río Negro, y en la bonaerense Pergamino. Los dos casos mortales se sumaron a los de cuatro niños, dos de la ciudad de Buenos Aires, otro en Rosario y el restante en Posadas, provincia de Misiones. La sumatoria de casos desató preocupación y miedo en la población, al punto de que se vieron colmadas las guardias pediátricas, que en algunos casos llegaron a tener hasta seis horas de espera. Y estallaron las redes sociales, con padres alarmadísimos en los grupos de whatsapp de los jardines. 

Pese a la seguidilla de casos, expertos en distintas áreas de Salud coinciden en que no se trata de una epidemia. Desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), que preside el doctor José Luis Golubicki, el infectólogo Javier Farina, director del servicio de infectología crítica de esa entidad, explicó: “Esta es una bacteria muy común, especialmente en los chicos. Aunque es obligatorio, muchos casos no se notifican. Entonces, ahora, porque estamos preocupados por estos casos, sí se notifican. Por eso parece que hubiera un montón”.

Nicolás Kreplak, ex viceministro de Salud y presidente de la asociación Soberanía Sanitaria, coincide: “Es una de las primeras bacterias tipificadas, muy conocida. Es la que provoca las enfermedades más comunes en los chicos y se trata muy bien con penicilina, como por ejemplo esas faringitis con placas blancas. Para dar una idea de cuánto se la conoce, es la bacteria que hizo común el lavado de manos como profilaxis. Forma parte de nuestra fauna habitual, casi todos tenemos streptococcus pyogenes”. 

La Secretaría de Gobierno de Salud de la Nación comentó que este tipo de infección puede darse “con mayor frecuencia en esta época del año”, hacia fines del invierno y principios de la primavera, y por eso aconsejó asistir al centro de salud más cercano “ante la aparición de cuadros respiratorios que presenten temperatura elevada, dolor de garganta, ganglios inflamados o bien infecciones en la piel”.

“No se debe generar alarma cuando no existe. No es una enfermedad pestilente. Se puede contagiar a través de la saliva, el contacto con las manos o un estornudo. Es tratable si uno acude a un médico”, comentó a la prensa el secretario de Políticas Públicas del Ministerio de Salud de Río Negro, Alfredo Muruaga.

En tanto, el jefe del área de Infectología del Hospital de Pediatría Ricardo Gutiérrez de Buenos Aires, Eduardo López, declaró que las muertes reportadas en la capital argentina “fueron casos excepcionales” y desestimó un “brote” epidemiológico. López, sin embargo, advirtió que “no hay una vacuna que prevenga” a la población de la bacteria conocida como streptococcus.

“Para que no se desate una psicosis, las autoridades de Salud debieron haber salido a aclarar la situación de una manera más eficaz. Para tener en cuenta ciertos lineamientos, podemos decir que no hay que enloquecerse ante un caso de faringitis en un chico –explicó Farina, de la SATI–. Es rarísmo que a partir de una faringitis se dé una infección severa. Sí son comunes las complicaciones serias a partir de infecciones en la piel y sobre todo en pacientes con problemas en el sistema inmunitario, por ejemplo con cirrosis, con quimioterapia por tratamientos oncológicos, con VIH. En esos casos, sí hay que consultar inmediatamente.”

El doctor Kreplak fue en el mismo sentido: “Las infecciones por streptococcus son muy comunes. Los problemas graves se generan cuando se producen en conjunto con infecciones por otras bacterias o por virus. Por ejemplo, si hay una neumonía o una influenza (la gripe, en cualquiera de sus variedades) y esta bacteria produce una infección, se genera un cuadro gravísimo que suele ser mortal, porque se provoca una sepsis y una falla multiorgánica. Todos los años hay muertes por estas causas, aunque en general se combina un estafilococo con un virus”.

Los dos profesionales coinciden en que la alarma se ve favorecida por el difícil contexto del sistema de Salud en medio del ajuste impuesto por el Gobierno. “La gente está muy sensibilizada porque ve que se está recortando en Salud. Se suspenden vacunas, hay problemas con la diálisis, entonces teme que se desate una epidemia y no se le dé la respuesta adecuada”, dijo Kreplak. “En este contexto de ajuste, el Malbrán debe averiguar si se trata de una cepa más virulenta. Pero justamente en estos días, la población se enteró de las dificultades que tiene ese instituto. Entonces es lógico que esté preocupada –aseguró Farina–. Pero no es una epidemia. Es que ahora nos estamos enterando de los casos. Tal vez el año pasado también hubo muertes, pero no siempre se notifica qué tipo de bacteria provocó la infección.”