Después de siete años, los sirios votaron ayer para elegir a las autoridades municipales en las gobernaciones bajo control del gobierno. Son las primeras elecciones de este tipo que se llevan a cabo desde que el inicio de la guerra en 2011.  

Los domingos son días laborables en Siria, lo que en teoría complicaba la asistencia de votantes. No obstante, las autoridades decidieron al final de la tarde extender el horario de votación durante cinco horas, hasta la medianoche local argumentando la gran afluencia de ciudadanos en los dos tercios del país bajo control del gobierno, según informó la agencia oficial Sana.

Sin embargo, los medios de prensa controlados por el gobierno se abstuvieron de brindar cifras de participación. Mazen Gharibah, investigador adjunto para la London School of Economics, dijo a la agencia qatarí Al Jazeera que por una ley de 2014 que prohíbe votar a los desplazados y a los refugiados, era probable que la participación fuera baja. “La ley de elecciones generales en Siria dice que el derecho a votar en elecciones locales solamente puede hacerse donde la persona haya nacido o donde se encuentre su registro civil. Entonces, si sos de Alepo, pero hace 30 años que vivis en Damasco, no podes votar por la municipalidad de la capital, tenés que emitir tu voto físicamente en Alepo para participar de dichas elecciones”, explicó el académico. 

“Más de 40.000 candidatos compiten por 18.478 escaños” había indicado más temprano Sana. Las últimas elecciones municipales se organizaron en diciembre de 2011, al inicio de la guerra que asola el país desde hace más de siete años y que dejó más de 360.000 muertos y millones de desplazados y refugiados.

En la capital Damasco, que quedó siempre bajo control del gobierno, las paredes estaban cubiertas de carteles electorales, la mayoría con candidatos salientes que aspiraban a un nuevo mandato. Mohammad Kabadi, funcionario de 42 años, se mostró seguro de su sufragio en un distrito de la capital: “Sé exactamente a quién voy a votar, es joven, activo y su victoria aportará buenas cosas a los habitantes”, explica.

Sin embargo, la mayoría de los candidatos están afiliados al Partido Baas, del presidente Bashar al Assad, lo que provoca escepticismo entre algunos habitantes. “¿Para qué votar? Seamos honestos, ¿va a cambiar algo?”, se quejaba Human, un sirio de 38 años que trabaja en el barrio de Mazze. “Todo el mundo sabe que los resultados son conocidos de antemano para un partido cuyos miembros ganarán en un proceso que se parece más a una nominación que a una elección”, añadió. La televisión estatal mostró imágenes de ciudadanos ejerciendo su derecho de voto en Damasco y en las ciudades costeras de Latakia y Tartus (oeste), bastiones tradicionales del régimen de al Assad.

El número de bancas en los municipios ascendió considerablemente desde los 17.000 disponible en las últimas elecciones de este tipo, ya que en pueblos pequeños pasaron a funcionar municipalidades en pleno derecho. Es que en la etapa de posguerra los nuevos consejeros tendrán más responsabilidades que sus predecesores, sobre todo en materia de reconstrucción y desarrollo urbano. 

Gharibah afirmó a Al Jazeera que el gobierno sirio buscaba usar estas elecciones para enviar el mensaje de que el país estaba en camino a la recuperación. “Estos comicios es una parte de la propaganda del gobierno, en la que quiere demostrar de que está camino a la recuperación, que la comunidad está sanando, que el gobierno con base en Damasco está funcionando y que está en vías de mejorar”, dice el académico. “La segunda razón tiene una base logística. Después de vastos logros militares, el régimen está tratando de incrementar su presencia en las áreas de Guta Oriental, Alepo, Deraa, Homs, etc, nombrando miembros del consejo local”, agregó. 

El conflicto en Siria comenzó en marzo de 2011 con la represión del régimen contra las manifestaciones que reclamaban reformas democráticas, en la ola de las revueltas árabes que comenzaron en Túnez y se extendieron casi todo Medio Oriente. Luego, varios grupos opositores tomaron las armas y después el conflicto se hizo más complejo con la participación de países extranjeros y de organizaciones yihadistas, como el grupo Estado Islámico (EI).

El presidente al Assad, que tuvo dificultades en los primeros años, reconquistó grandes partes del territorio gracias a la intervención militar, desde 2015, de su aliado, Rusia. Actualmente, las tropas sirias controlan casi un 70 por ciento del territorio tras haber llevado a cabo numerosas operaciones militares para expulsar a los extremistas del EI y a los insurgentes. La principal región aún libre de su control se encuentra en la provincia de Idlib (noroeste), donde las unidades gubernamentales y sus aliados (principalmente los rusos) están preparando el asalto final.