El primer ministro de Suecia, Stefan Löfven, perdió ayer una moción de confianza en el Parlamento, dos semanas después de unas elecciones legislativas cuyos resultados complican enormemente la formación de un nuevo Gobierno. La mayoría de los nuevos diputados votaron a favor de la salida de Löfven. En Suecia generalmente se celebra una votación como esta después de unas elecciones parlamentarias.

Pese a perder la moción de confianza, Löfven continuará encabezando el gobierno provisionalmente hasta que terminen con éxito las negociaciones para formar uno nuevo de coalición. Ahora, el presidente del Parlamento, Andreas Norlen, tiene el encargo de averiguar en conversaciones con los jefes de los partidos qué candidato tiene las mayores posibilidades de formar un gobierno que cuente con el apoyo de la mayoría del Parlamento. 

Los dos grandes bloques políticos –los socialdemócratas y los liberal-conservadores– quieren formar gobierno, pero ninguno de ellos tiene una mayoría en el Parlamento. La alianza rojiverde de Löfven solo tiene un mandato más que el grupo conservador, integrado por cuatro partidos. Por esta razón, la formación ultraderechista Demócratas Suecos tiene el poder de inclinar la balanza.

Según el diario El País de España, la caída de Löfven representa un triunfo político para los Demócratas Suecos y los conservadores del establishment. “Tras 16 días de negociaciones, el Riksdag (Parlamento sueco) ha votado en contra del socialdemócrata Stefan Löfven gracias a los votos de los xenófobos liderados por Jimmie Åkesson y a los de la coalición de derechas conocida como Alianza (Moderados, Centro, Democristianos y Liberales). De esta forma, la socialdemocracia queda desalojada del poder en la carrera a primer ministro,” señala el matutino.  

“La Alianza (conservadora) venía avisando de que votaría en contra de la investidura de Löfven incluso desde antes de las elecciones”, señaló Pavlos Cavelier Bizas, hasta hace una semana miembro del Partido Socialdemócrata. En el voto de confianza, 204 diputados (de 349) han votado contra el hasta ahora primer ministro y 142 a favor.

Este jueves, el presidente del Riksdag, Andreas Norlen –elegido también por los Demócratas Suecos y el bloque conservador– comenzará una nueva ronda de negociaciones con los líderes de los demás partidos: Ulf Kristersson, del partido de los Moderados y también cabeza de Alianza; y Jimmie Åkesson, primer espada de los xenófobos Demócratas Suecos. Se prevé que la semana que viene tenga lugar otra votación. El Parlamento tiene hasta cuatro oportunidades para presentar y votar a un candidato que sea “el menos malo”, según fuentes de la Cámara, para formar un Ejecutivo estable antes de convocar elecciones anticipadas, un panorama cada vez menos disparatado.

Según El País “Löfven –y la socialdemocracia sueca– está tocado, pero no hundido. El sigue siendo el líder del partido más poderoso en el país y el líder más votado en términos absolutos (28,4 por ciento de los votos que se traducen en 144 escaños), y podría ser llamado por el presidente del Parlamento otra vez.” 

Mientras tanto Löfven emitió un comunicado reafirmando su voluntad de continuar en el cargo. “Mi voluntad es continuar sirviendo a nuestro país como primer ministro. Quiero liderar un gobierno que tenga un apoyo más amplio en el Parlamento sueco, lo que nos permite dejar el bloqueo de la política de bloques y llevar el país hacia adelante”, escribió.

La clave para destrabar la crisis sueca podría estar en manos del partido liberal, señalan los especialistas. Dado que los liberales, que son parte de la Alianza, no quieren empoderar a los Demócratas Suecos, es posible que pivoteen en el futuro hacia la coalición de centroizquierda, revirtiendo su voto de ayer. “El bloque de izquierdas es mayoría. Veremos qué hacen en las siguientes votaciones los liberales. Serán la clave”, sostiene una fuente del partido socialdemócrata.

A su vez el conservador Ulf Kristersson podría buscar la manera de acceder al nuevo Ejecutivo si lo llama el presidente de la Cámara. En ese caso podría buscar un acuerdo con los socialdemócratas del hasta ayer primer ministro, pero Stefan Löfven ya ha dicho que no lo apoyaría. La otra alternativa sería una alianza entre los conservadores y los Demócratas Suecos, lo cual allanaría el camino para que esa formación xenófoba y racista acceda a posiciones de poder a nivel nacional por primera vez en ese país. “Si Ulf Kristersson quiere ser primer ministro, solo puede suceder con mi ayuda”, ha dicho el líder de los Demócratas Suecos por televisión. Suecia, un bastión histórico de los valores liberales y la estabilidad política, se enfrenta ahora a esa elección. “Ahora es cuando empieza lo bueno”, explica Ulf Bjereld, analista político en la Universidad de Gotemburgo. “Los partidos van a tener que mostrar sus verdaderos colores”.