“Mercado indio” salió a fines de 1987, aunque cobró vida en 1988, cuando la banda lo defendió en vivo. Un año marcado por dos asonadas carapintadas, una en enero en Monte Caseros, Corrientes, y otra en diciembre en Zárate, provincia de Buenos Aires. Ambas se sumaban al de Pascuas del ‘87. En esa oportunidad, mientras Raúl Alfonsón aseguraba desde el balcón de la Rosada que la casa estaba en orden, Los Violadores grababan las primeras tomas de un disco que funcionaría también como postal de época no sólo de esa Argentina de democracia famélica y armas aún en disputa, sino también de un mundo en la agonía de un orden mundial trazado por la división simbólica del Muro de Berlín, y la polaridad violenta entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

—¿Hasta qué punto influyó ese contexto social y político violento en la creación de las canciones de Mercado indio?

Pil: —En el transcurso de un año y pico hubo tres alzamientos carapintadas y también el copamiento de La Tablada, además de una depresión económica tremenda. Esa realidad se precipitaba sobre nosotros y su influencia creo que fue innegable.

Stuka: —La verdad es que la política en Argentina siempre estuvo para romperle las pelotas a la gente. El día que dejen de tomar decisiones... ¡vamos a estar mucho mejor!.

Sergio Gramática: —Las presidencias tendrían que durar dos años. Algo revolucionario, por ejemplo. Porque los políticos harían el menor daño posible, no tendrían tiempo de organizarse para el mal.

—Convengamos que un proyecto serio, si existiese, necesitaría algo más que dos años... 

S.G.: —Los Sex Pistols duraron dos años, grabaron un solo disco... ¡y revolucionaron el mundo con doce canciones!