Una gran apertura

Pablo Mehanna

Sobre Av. Córdoba, a metros de Jorge Newbery, hace poco más de un mes abrió sus puertas Ajo Negro, un lugar que promete y cumple. El local es estrecho y profundo, con una cocina a la vista que se ve impoluta y con muy buen equipamiento: ocho hornallas, plancha, horno convector, freidora, además de una Thermomix y una maquina de vacío, dejando en claro que aquí la técnica es prioridad. Si bien al fondo hay un salón con varias mesas, la barra –hecha con caños y andamios, cubierta con vidrio– es sin dudas el mejor lugar para comer mientras se observa el ir y venir de los cocineros. La carta se divide en tapitas ($150) y tapas ($250), algo así como medias raciones y raciones, diseñadas para pedir muchas distintas y compartir entre varios. Cinco personas pueden tranquilamente dar un paseo por toda la carta. Para comenzar, imperdible el pescado encurtido con huevo de codorniz, perejil y pickles de cebolla morada, con una nota de vinagre muy sutil que no oculta el sabor del pescado. Muy buenas también las croquetas de tortilla en perfecta fritura profunda, servidas con un alioli casero. De las tapas, es para destacar el guisito de cachetes de abadejo con jugo de levadura, arvejas y alcaparras: el pescado sale en el punto exacto de cocción y logra un muy buen contrapunto con las arvejas y la salsa. La estrella de la carta es el ojo de bife con salsa ponzu y repollitos de Bruselas: la carne se corta en una lámina que se enrolla sobre un palito de brochette y llega a la mesa bien jugosa. De los postres (todos a $120), vale la pena pedir el ananá en almíbar de albahaca y garrapiñada para un final tan fresco como delicioso.

La carta de vinos es corta (hay cinco opciones, entre $350 y $470), pero armada con buen criterio. Y se suman vino por copa de Las Perdices Wine Box ($110) y cafe Nespresso.

Ajo Negro es chico: pocos cubiertos, atención amable, los dueños siempre presentes en los fuegos y una carta armada con mucho oficio y amor por la cocina. Una combinación ganadora para una de las más felices aperturas gastronómicas del año.

Ajo Negro Mar de Tapas queda en Av. Córdoba 6237. Horario de atención: martes a sábados de 12 a 16 y de 19.30 a 23.30. No toman reservas.


Barato y rendidor

Pablo Mehanna

En pleno San Telmo turístico, a poco más de una cuadra del Parque Lezama y resistiendo a los embates de la crisis que atraviesa el mundo de la gastronomía, La Rosa de los Vientos planta bandera como un pequeño bar regenteado por un simpático paulista que da de comer y beber a precios sencillamente imbatibles. El salón carece de grandes pretensiones estéticas: paredes de ladrillo a la vista, botellas de cerveza de todo el mundo y una pantalla gigante puesto en algún canal de deportes –por suerte, sin sonido– conforman el ambiente del local. Hay también una heladera de tipo hogareña, modificada para agregarle las canillas de cerveza, que alberga los barriles en su interior; y dos viejos arcades que funcionan con fichas (2 x $30 en la caja) le dan un toque de nostalgia ochentosa al espacio.

Para comer hay una selección de pequeñas porciones para compartir, de esos sabores conocidos que gustan a todos. Las alitas de pollo ($105) salen con una muy buena salsa barbacoa casera. Ricas también las salchichas parrillera ($95) servidas con un chutney dulce. Los sándwiches, como el de crudo y gruyere con oliva ($95/$135), se sirven enteros o por mitades, siempre en panes de elaboración propia. Y por supuesto que best sellers como hamburguesas, porciones de papas fritas, alguna bruschetta, bastones de muzza rebozados y hasta alguna pizza con masa casera. 

A la hora de beber, los precios son realmente de otros tiempos: tragos directos (gin&tonic, fernet con cola o Campari con naranja) a $70 hasta las 22, mientras que de la canilla del día se sirve la pinta a $80 durante toda la noche. 

Sin intentar ser el mejor lugar de Buenos Aires, pero ofreciendo platos de sabores plenos y contundentes a precios ATP, La Rosa de los Vientos logra convertirse en un verdadero refugio donde beber una pinta de cerveza y salir con la panza llena por menos de $200 por persona. Sin lugar a dudas, un bar aconsejable para recalar en estos duros tiempos de malaria.

La Rosa de los Vientos queda en Defensa 1376. Teléfono: 4362-3376. Horario de atención: martes a domingos, de 18 al cierre. 


Tacos al norte

Pablo Mehanna

México es uno de los grandes países gastronómicos del mundo, con una enorme variedad de platos y sabores que no suelen ser fáciles de encontrar fronteras afuera. Por suerte, ahí están los tacos, ese gran fast food mexicano, que sí logró extenderse a todo el planeta. A eso apunta el flamante Agave, nueva propuesta que ofrece unos tacos muy decentes envueltos en tortillas de maíz nixtamalizado, tal como manda la tradición. 

Agave abrió en una típica esquina de Av. del Libertador, a la altura de Martínez, con un local amplio y espacio para estacionar, algo que se agradece. El ambiente, gracias a la iluminación bien diseñada, genera una aire íntimo, especialmente en los reservados que albergan hasta cuatro personas. Si la idea es una comida más informal, lo mejor será elegir la barra, con cómodas banquetas con respaldo y espacio para apoyar los pies. 

Los tacos (salen de a dos unidades) tienen rellenos varios: de pollo o carne de res, con crema ácida, queso mozzarella, lechuga y pico de gallo ($180); también de cerdo con barbacoa o una opción menos usual, con salmón en tortilla de trigo ($230). El premio mayor se lo lleva el de langostinos rebozados. Y si la idea es comer entre varios, vale pedir el combo de seis tacos a elección ($530). Detalle bienvenido: a pedido del comensal suman una salsa realmente picante, que funciona de maravilla con los tacos de langostinos junto con unas gotas de limón. Para terminar, pocos postres pero bien ejecutados, en especial la key lime pie.

Los sabores intensos del taco se llevan bien con igual intensidad en la bebida. Una opción es ir por los cócteles de la casa ($170/190), desde un refrescante mojito a un pisco sour equilibrado, aunque en verano es casi imposible decirle no a las margaritas frozen ($140) que salen de la licuadora. También hay cerveza Patagonia tirada, botellas de Corona, algunas etiquetas clásicas de vino y la conocida michelada con limón que, a $140, es ideal para mitigar el picante. 

Agave Taquería queda en Av. del Libertador 14.186. Teléfono: 4792-3829. Horario de atención: martes a domingos de 18 a 24; sábados y domingos de 12 a 16.