Del total de enfrentamientos en la vía pública que terminaron con personas muertas o heridas, más de la mitad ocurrieron cuando el policía estaba fuera del horario de servicio y usó el arma reglamentaria.

Según un informe elaborado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), en el año 2017 tanto en Ciudad como en provincia, de 39 agentes muertos en hechos violentos, 25 murieron cuando estaban fuera de servicio. 

Mientras que en lo que va de este año, según un relevamiento realizado en base a fuentes periodísticas, alrededor de 18 personas resultaron heridas en enfrentamientos en los que intervino la Policía de la Ciudad, y 16 fallecieron. Del total de estos enfrentamientos, en los que hubo personas muertas o heridas, el 58 por ciento ocurrió cuando sus agentes no se encontraban en servicio.

El defensor adjunto del Pueblo de la Ciudad, Gabriel Fuks, habló sobre el problema de portar armas reglamentarias fuera del horario de servicio, y acerca de la mal llamada “doctrina Chocobar”.

El tema del uso del arma reglamentaria fuera del horario de servicio se volvió a instalar a partir de que se supo que el fin de semana pasado un prefecto mató de un disparo a un automovilista en la Autopista Illia.

En ese sentido, Fuks reiteró que “siguen sin implementarse políticas de desincentivo de su uso a las fuerzas de seguridad”, y explicó que “la portación del arma reglamentaria fuera del horario de servicio acarrea no sólo el riesgo frente a la vida del personal policial sino también por sus consecuencias en relación con la violencia institucional y de género”. 

“La ley 5688 estableció la no obligatoriedad de intervenir fuera de su horario de servicio ordinario o complementario, sin terminar de restringir la portación del arma de dotación al horario de servicio”, agregó.

Según Fuks, si se establece una restricción o un desincentivo a la utilización del arma reglamentaria fuera de servicio, se podrían evitar muchas muertes, no sólo de civiles sino de efectivos policiales.

El martes próximo, en la sede de Belgrano de la Defensoría, junto con el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP), se realizará una jornada de debate sobre la cuestión del “estado policial, los deberes y derechos que le caben a la actuación policial, entre ellos el uso del arma reglamentaria fuera del horario de servicio. Un debate que creemos que es necesario”.

–¿Cuáles son los casos de uso indebido de armas por parte de agentes de seguridad?

–Muchas veces se usa el arma que el Estado le provee al trabajador policial para femicidios. De esos casos hay permanentemente. O para una disputa doméstica, con el resultado de un muerto. La segunda línea es el caso Chocobar, donde un policía de Avellaneda, fuera de su territorio, con el arma provista, presencia un delito y cree que él debe ser el que debe intervenir y resolverlo. Una persona se da a la fuga y él, que no está ni en su distrito ni en su horario de trabajo, utiliza el arma y mata a esa persona. Un tercer ejemplo es el caso de Nahir Galarza, hija de un policía, cuya arma reglamentaria estaba arriba de la heladera y que la utilizó para una situación que todos ya conocen. 

–¿Es legal ese uso?

–Las armas que provee el Estado no deben ser utilizadas por ningún motivo. Muchas veces los policías son detectados como tales por el uso del arma fuera de su horario de trabajo y son heridos. La Ley de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires 5.688 plantea que paulatinamente hay que hacer desincentivo. No hay ninguna explicación para que estén armados con armas que el Estado les provea. Porque de esta manera el Estado está dejando una herramienta que causa muerte, como hemos visto en varios casos.

–¿En qué consiste la campaña de desarme que anunció la Defensoría?

–Estamos trabajando muy fuerte el desarme en la sociedad, no sólo en las fuerzas de seguridad. Durante muchos años hubo campañas para desincentivar el uso de armamentos en civiles y también estamos planteando que se cumplan las normas: no deben tener más el estado policial, sino ser trabajadores que cumplen un horario. Los primeros días de diciembre, junto con el Instituto Superior de la Policía, debatiremos, porque hay muchas experiencias en varios países del mundo sobre estas cuestiones. 

–¿Cuáles son los ejes de esa compaña y a quiénes está destinada?

–En profundizar un debate que se abrió en la Ciudad con la Ley de Seguridad 5.688. En la Ciudad se están haciendo las nuevas comisarías comunales, y es muy importante que tengan buenos lugares, seguros, donde haya que dejar las armas, armeros que puedan ser utilizados cuando corresponde. Hay mecanismos que hacen que los policías tengan que trabajar después de hora, que son los adicionales. Hay que trabajar sobre la conciencia de que el arma que provee el Estado es para defender a la sociedad, en un concepto de seguridad democrática, y no algo que lo hace distinto o un superhombre que puede usarlo cuando quiera. 

–El 9 de octubre va a haber una jornada de debate sobre el estado policial. ¿Cómo está pensado?

–Está pensado como un debate. Tenemos buena relación con el Instituto de Seguridad  que es el lugar donde se forma a la policía de la Ciudad, y se deben ir discutiendo estos temas porque las nuevas generaciones tienen que tener los conceptos de seguridad democrática, valores sobre la realidad del uso de la fuerza, que tiene regulaciones, así que eso es lo que estamos conversando en estos días.