Con Lula preso, las elecciones de Brasil están viciadas desde su misma raíz. Es un método de las derechas neoliberales de América Latina infamar y por fin encarcelar a los líderes populares. Se trata de impedir que se presenten a elecciones por el caudal de votos que poseen. Esto, en una primera lectura, juega a favor de estos líderes. Si tanto les temen, si a tanto tienen que recurrir para embarrarlos y meterlos entre rejas es porque les reconocen el amplio apoyo popular que tienen. Todos los afanes de los jueces se explican desde esa perspectiva. Rafael Correa en Ecuador, Lula en Brasil y CFK en Argentina son perseguidos por idénticos motivos. Impedirles la posibilidad electoral. Si los intelectuales de Carta Abierta proponen la candidatura de CFK es porque saben que es la figura que más teme el neoliberalismo. El gobierno Macri y su brazo jurídico, el juez Bonadio, harán todo lo posible por encarcelar a CFK. Hablan también de un “peronismo presentable” formado por Massa y sus tres acompañantes. ¿Por qué “presentable”? Porque le es funcional al partido gobernante. Algo que Cristina no es. No es ella la que divide al peronismo. Si se dice algo así es para demostrar que CFK le es funcional a Macri. El peronismo tendría que convocar a una gran interna y el que la gane irá en representación del todo a las elecciones de octubre. Si esto no ocurre es porque Cristina la ganaría largamente y el peronismo “presentable” no podría jugar el papel de “oposición responsable” que actualmente juega.

Walsh, en su carta a la Junta, inicia su análisis del plan económico afirmando que está “dictado por el Fondo Monetario Internacional” con una receta que se aplica indistintamente a países de grandes diferencias. Como vemos, el plan económico del gobierno Macri tiene su antecedente en el de la dictadura. Esto ya se vio. La originalidad radica en que nunca un presidente se había presentado ante el mundo de las finanzas como “un gran bailarín”. ¿Por qué Macri bailó con una millonaria de Wall Street el mismo día martes en que había un paro general en su país y renunciaba su director del Banco Central? ¿Fue una burla, una provocación? Después pidió al país que se enamorara de Christine Lagarde. CFK tiene, aquí, una gran consigna de campaña. Si Perón planteó la opción entre él o el embajador Braden (Braden o Perón), CFK puede plantear la de ella o la presidenta del Fondo: Christine o Cristina. 

Las elecciones en Brasil son determinantes para el futuro del continente. Dilma Rousseff fue desplazada por un golpe blando o parlamentario. Lula, entre rejas, designa a su sucesor. Pero no es lo mismo. Y el peligro es grande. El Departamento de Estado no quiere populismos en América Latina. Quiere la hegemonía de los gobiernos neoliberales. Pero estos gobiernos tienen grandes dificultades para sostenerse. Los populismos han dejado incómodas semillas. Sus líderes están vigentes. Y sus bases se movilizan contra las políticas de ajuste.

  El neoliberalismo busca el déficit cero. Que es lo que llama “lo macro”. Pero para financiar la balanza de pagos, para pagar las deudas que contrae por no producir riqueza, se ve obligado al ajuste permanente. Así, recauda dinero despojando al mercado interno. Se transforma en un gobierno recaudador. Despoja a todos. Los jubilados, los maestros, los discapacitados. Baja los sueldos, despide a millares de empleados y obreros. Es rapaz. Donde hay un peso va a buscarlo. Además, como no quiere que suba el dólar tiene que secar de efectivo la plaza. Si nadie tiene dinero, nadie comprará dólares. Si nadie compra dólares, el precio de la moneda norteamericana quedará estable. Pero esto tiene un costo social enorme. No le importa. Para eso está el inmenso aparato represivo. Que no puede ahogar todo. En algún momento hay que dejar de financiar lo macro con lo micro. Dentro del mercado interno están las pequeñas y medianas empresas. ¿Qué necesitan para subsistir? Consumo interno y políticas crediticias accesibles. Tasas de interés bajas. Que se puedan trasladar al producto final sin volverlo inalcanzable. Pero el gobierno neoliberal lleva las tasas a las nubes. Así, las pymes no pueden afrontarlas. Por consiguiente, frenan la producción. Echan obreros. El consumo disminuye. La dialéctica entre la producción y el consumo es el tejido de un país posible. Si hay un mercado interno hay un mercado comprador. Este mercado alimenta a la industria nacional. Se produce para el mercado. Y el mercado (que está formado por los habitantes de un país) consume lo que produce la industria. Para hacerlo tiene que tener recursos, o sea, trabajo. Todos los grandes clásicos de la economía pensaron en sociedades de pleno empleo. La plusvalía de Marx (también vislumbrada por Smith) se producía en la fábrica. No pensaban en sociedades sin trabajo. Es imposible que un país funcione bien con una tasa de pobreza que supere el 35%. 

El populismo centra sus afanes en lo micro. Lo suyo es el capitalismo del mercado interno, la producción y el consumo. Lo micro. El neoliberalismo gobierna para las grandes empresas, para los grandes capitales, para los grandes terratenientes. Lo macro. Descuida el mercado interno y traduce en desdén ese descuido. En el mercado interno están los pobres, los grasas, los negros, los que creen tener derechos que no tienen. Quiere cosificar a cada sujeto social en el lugar en que lo fijó el aparato productivo. Pero un sujeto social no es una cosa. Lo propio del sujeto es buscar ser siempre lo que no es, ser algo distinto. Esta posibilidad es el centro de su ser libre. El neoliberalismo no sólo le impide su libertad sino que lo nihiliza al volverlo una nada infecunda. Le hace sentir que está de más. Lo empuja a las orillas. Y de ahí a la delincuencia hay un paso. El obrero productivo termina en resentido delincuente. El neoliberalismo es inhumano.