El socialismo sostiene la decisión del gobernador Miguel Lifschitz de no firmar, por ahora, la adenda del pacto fiscal que ya suscribió una buena cantidad de mandatarios macristas y peronistas. La Casa Rosada se dio margen hasta el viernes para incorporar al santafesino, al formoseño Gildo Insfrán y al chubutense Mariano Arcioni, los tres que considera en duda y con chances de sumarse a esta revisión del acuerdo. El diputado Eduardo Di Pollina, más ligado al ex mandatario Antonio Bonfatti, saludó la postura de Lifschitz y le pidió “que se mantenga en la posición de no firmar”. Su par Joaquín Blanco recalcó que el Frente Progresista “se alineará con lo que haga el gobernador”.

No hay diferencias ni distancias entre los sectores que lideran Bonfatti y Lifschitz en este tema. Nación necesita la firma del titular de la Casa Gris para vender un triunfo mayúsculo, ya sumó el aval de 18 mandatarios y quiere llegar a los 21. Descarta ya las rúbricas de la santacruceña Alicia Kirchner, el pampeano Carlos Verna y el puntano Alberto Rodríguez Saá. Para sumarse, el socialista pidió eximir del impuestos a las ganancias a las cooperativas y mutuales y gravar con el uno por ciento del impuesto a los bienes personales a los inmuebles y activos líquidos de argentinos en el exterior. El ministro del Interior Rogelio Frigerio encabeza las negociaciones y pese a que el socialismo no tiene legisladores propios para, hipotéticamente, votar el presupuesto y la adenda, el aval de Lifschitz significaría una victoria política para la Rosada.

Pero el socialismo en este tema supera su internismo y se encolumna detrás de la estrategia de Lifschitz y promete sostenerlo si decide, finalmente, no firmar la adenda. “Comparto totalmente el criterio de no acompañar, no han cumplido el primero, que fue bajo presión y de una manera extorsiva, se comprometieron a pagarle la deuda a Santa Fe, está por escrito que en marzo iban a dar una propuesta de pago y no tuvimos absolutamente ninguna noticia y ahora quieren gravar las cooperativas y mutuales, que es gravísimo, una de las estructuras económicas principales que tiene nuestra provincia pasa por allí”, se quejó Di Pollina.

“Estamos todos en la misma”, confió Blanco, más cercano al gobernador. El legislador dice que la postura de Lifschitz “es la más prudente”, y se apoya, como su par bonfattista, en el “incumplimiento” del pacto fiscal 1 y considera que la propuesta de la adenda “se hizo a las apuradas”. “Acá hay componentes político, institucional y económico, entre esas tres variables el gobernador tiene que tener el planteo final y en ese marco tiene que pasar por la Legislatura. Nosotros lo vamos a acompañar políticamente en la definición, muchos gobernadores peronistas se inflan el pecho hablando de federalismo, pero van corriendo a firmar la adenda y todo lo que propone Nación porque privilegian su caja provincial”, sentenció.

Para Blanco el pacto fiscal fue un “acto de soberbia”, porque Cambiemos venía de ser ratificado “rotundamente” en las urnas y “muy pocos los gobernadores que se plantearon”. Ahora, en cambio, prima la “desesperación” del gobierno nacional. “Pasaron once meses y la política económica del gobierno nacional se ha delegado en el Fondo Monetario Internacional y esta adenda tiene mucho más que ver con lograr la aprobación del presupuesto 2019 y el famoso déficit cero que realmente sobre una discusión sobre federalismo”, añadió. Para Di Pollina, el pacto fiscal fue una “extorsión”. La diferencia es de matices.