Cada vez que sube a un escenario, Zindu Cano emite una voz que nace desde lo más profundo de su interior y que conecta inmediatamente con sus ancestros. Kevin García, a su lado, la guía y la complementa con su guitarra, su jarana y su voz también de la tierra. Es una memoria musical que les pertenece pero que también los excede. Ambos encabezan Ampersan, uno de los grupos más originales y prometedores de la nueva generación de músicos mexicanos. A punto de cumplir una década de vida, la banda se encuentra realizando una gira sudamericana que incluye conciertos en Buenos Aires, Rosario y Alta Gracia (Córdoba). En las canciones de Ampersan, los sintetizadores, las secuencias rítmicas y las guitarras eléctricas se entrecruzan con los sonidos acústicos (jaranas, contrabajo, flautas) e instrumentos prehispánicos, como tambores y teponaztli. Y todo fluye de manera natural, orgánica. “El grupo surgió en Guadalajara, pero nos fuimos al D.F. a trabajar como músicos callejeros. Y nos dimos cuenta de que es una ciudad súper cosmopolita, porque hay un montón de argentinos, japoneses, chilenos, alemanes... Y al mismo tiempo llegan muchos músicos de comunidades remotas donde existe mucha música tradicional. Entonces, en ese contraste nos inspiramos para construir la identidad del proyecto”, se explaya García.

García y Cano se conocieron hace quince años en la Escuela de Música de la Universidad de Guadalajara y enseguida empezar a compartir proyectos musicales. “La escuela es de corte clásico y de música occidental. Entonces, no terminaba de llenarnos. Teníamos otras inquietudes por fuera, como el rock, Fito Páez, El Gran Silencio, Caifanes o Café Tacvba”, recuerda Cano. Cada uno por su lado, en ese tiempo también empezaron a explorar en la música tradicional mexicana, y el punto en común fue el son jarocho, un ritmo clave de Veracruz. “El son jarocho salió de la mezcla entre los españoles, los esclavos negros y los indígenas. Prácticamente, son esas tres las principales cargas genéticas de la música tradicional en todo México; en algunas regiones prevalece más lo negro y en otras lo indígena”, cuentan. Hicieron, entonces, un trabajo de investigación: recorrieron pueblos y aprendieron con “viejos maestros y comunidades donde se toca esta música”. Acaban de llegar de Uruguay, en donde participaron del Festival Internacional Serenadas (La Paloma-La Pedrera), hoy a las 21 abrirán el ciclo de Tomi Lebrero en Café Vinilo (Gorriti 3780) y mañana se presentarán en El Quetzal (Guatemala 4516), también a las 21. 

Hasta la fecha, Ampersan cuenta con dos discos de estudio (Flor de biznaga, de 2011, y Autorreverse, 2014) y un DVD+CD en vivo (Flor de biznaga en concierto, 2014). En la actualidad, se encuentra preproduciendo un disco celebratorio por los diez años del grupo que incluirá las canciones más representativas. Hay composiciones inspiradoras como “El compromiso”, “Pacha Mama”, “Colores” y “Desaparecer”, que combinan la fuerza de lo ancestral y la frescura de lo urbano. “En nuestros viajes, tratamos de encontrarnos con músicos y con la música tradicional de cada lugar, es una búsqueda constante. Y esos sonidos los incorporamos luego a nuestras canciones. Son colores, herramientas que tenemos al alcance y con los cuales jugamos. Mientras más información tengas, tu música va a ser más rica”, considera Cano.

–En un contexto en el que la música anglosajona es muy influyente, ¿fue una decisión estética salir a buscar la música tradicional mexicana?

Kevin García: –Sí, tuvimos la decisión de salir a buscar esa música y nos encontramos con un mundo rico, que no lo hubiéramos imaginado, porque no es el estamos acostumbrados a ver en los grandes festivales, en la televisión o en la radio. Entonces, nos encontramos con una música que no pretende el escenario, sino que tiene que ver con la comunidad, donde están entrelazadas un montón de expresiones artísticas y culturales como la danza, la poesía o la gastronomía. En el encuentro con el son jarocho, específicamente, nos dimos cuenta de que hay una gran riqueza en la música tradicional para ofrecerle a los músicos mexicanos. Nosotros no nos consideramos músicos tradicionales, pero tratamos de hacer una música contemporánea e imprimirle elementos que existen en nuestra música tradicional, porque es parte de nuestra identidad. Si la compartimos es porque la disfrutamos. Y además del son jarocho, estudiamos un ritmo que se llama la chilena y la música mariachi.

Zindu Cano: –Tuve la suerte de crecer en una casa de artistas. Mi madre era bailarina y mi papá es etnomusicólogo. Entonces, en mi casa siempre es escuchó mucha música mexicana y prehispánica.