El papa Francisco condenó ayer la interrupción voluntaria del embarazo y lo comparó con quien “contrata un sicario para resolver un problema”. “¿Es justo quitar una vida humana para resolver un problema? (...) ¿Es justo pagar a un sicario para resolver un problema?”, cuestionó el pontífice argentino ante una multitud en su audiencia semanal en la plaza de San Pedro. En medio de una reflexión sobre el quinto mandamiento: “No matarás”, Francisco se expidió sobre su rechazo al aborto. “¿Cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su nacimiento?”, preguntó y luego agregó: ¡No, no se puede! El líder de la Iglesia católica hizo alusión también a los casos en los que se descubre una discapacidad durante el embarazo. “Los padres, en estos casos dramáticos, necesitan una verdadera cercanía, una verdadera solidaridad, para afrontar la realidad superando temores comprensibles”, apuntó, considerando que a menudo los padres reciben consejos apresurados para interrumpir un embarazo. “Un niño enfermo es como toda persona necesitada en la tierra (...): él, ella, que se presenta como un problema, es en realidad un don de Dios que puede sacarme del egoísmo y hacerme crecer en el amor”, reflexionó. Seguidamente el papa Francisco señaló que la acción de interrumpir voluntariamente un embarazo es un efecto del miedo. “Todo el mal del mundo, desde las guerras a la cultura del descarte, se podría resumir como un desprecio a la vida y toda violencia y daño contra la vida provienen del miedo”, consideró el pontífice, agregando que los hombres tienen parámetros equivocados para valorar la vida. 

La de ayer no fue la primera referencia que hizo el pontífice sobre el aborto. En junio pasado, cuando la cámara de diputados de Argentina debatía un proyecto para legalizar la interrupción voluntaria del embarazo, Francisco comparó el aborto con las prácticas usadas por los nazis: “interrumpir el embarazo es lo mismo que hacían los nazis para cuidar la raza, pero ahora se hace con guantes blancos”. En la discusión argentina, la Iglesia católica fue un actor central para frenar la aprobación del proyecto de ley. En aquel contexto el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojeda, también criticó la propuesta de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto. “Sería la primera vez que se dictara en la Argentina, y en tiempos de democracia, una ley que legitime la eliminación de un ser humano por otro ser humano”, denunció Ojeda. En abril pasado, el Papa consideró que ayudar a los pobres es más importante que combatir las prácticas de aborto.

A pesar de ser considerado más progresista que sus predecesores, Francisco no cambió la doctrina de la Iglesia respecto a cuestiones como el aborto, la planificación familiar o las relaciones sexuales. Su posición frente al aborto fue contundente desde el inicio de su pontificado. “No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”, escribió Francisco en 2013 en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, la primera luego de asumir. A pesar de esta postura, varias veces ha comentado que la Iglesia debería centrarse menos en imponer doctrina y más en llegar a los que se alejan de ella y a los necesitados.  

Las palabras que profirió ayer el líder de la Iglesia Católica no tardaron en generar duras críticas. “Son palabras preocupantes pero poco sorprendentes”, señaló Adele Orioli, de la Unión de Ateos y Agnósticos Racionalistas (UAAR) de Italia. “Se sabe que la Iglesia siempre se permitió decir de todo sobre los cuerpos y las decisiones de las mujeres. Y el ‘revolucionario’ Francisco no es una excepción”, señaló Orioli. Asimismo también reaccionó el ginecólogo italiano del Partido Radical, Silvio Viale, quien hace más de 40 años promueve la legalización del aborto en Italia. “Soy un médico y no un sicario”, aseguró al recordar que en el 99,9% de los casos en que se diagnostica una malformación fetal, se decide un aborto. “Respeto esa decisión y garantizo ese derecho. Los ‘sicarios’  son los médicos que se niegan a practir un aborto a mujeres cuyas vidas corren peligro o aquellos que llevan a cabo ataques letales contra clínicas abortistas, agregó. 

Las declaraciones del Papa coinciden con la celebración del Vaticano del sínodo de obispos de todo el mundo, dedicado a las necesidades de la juventud. Este sector es a su vez el principal afectado por legislaciones restrictivas respecto del aborto. Según la ONG Amnistía Internacional (AI), en los últimos 60 años, más de 30 países han modificado su legislación para permitir mayor acceso al aborto y acabar con las prácticas clandestinas que provocan la muerte de centenares de mujeres.