Llegaron como la primavera, igual de dispuestas a llenarnos el buche de sabor, aroma y pasión, y también sin que les diéramos la importancia suficiente. Hasta que nos sopapearon: la primavera con el granizo y las alergias y las barritas KitKat Dark con su tormentosa y corpulenta dulzura. Por estos días la golosina de Nestlé está en promo a 2 x $45 –o algo así– en los supermercados Día %, autores ya de hitazos como las papas de tubo Día, el exprimido de naranja Día y el papel higiénico doble hoja Día. Eso pone cada barrita por debajo de los 15 centavos de dólar, en el que históricamente ha de representar uno de los banquetes bajoneros más gasoleros dentro del chocolate de marca. La misma promo juega para las KitKat de chocolate con leche y cacao –bienvenidas redundancias golosas a la Argentina– pero es en la sugerente oscuridad de las de chocolate amargo que KitKat se cobra su legado y debería ganarse el break de cualquier oficinista que no esté de dieta ni de pepa –porque para eso mejor el exprimido de naranja del Día: más vitamina C y menos azúcares procesados–. La crocancia perfecta de la oblea, la viscosidad justa de la cobertura y algo de poliglicerol polirricinoleato que capaz haga súper mal pero acá suena más a poliamor. ¿Asistimos a un nuevo eslabón en la cadena de golosinas bajoneras budget, junto al alfajor Fulbito de pasta de maní? ¿Es esto un snack de comprometido impacto como las Toddy con chips de chocolate? ¿Hay tanta diferencia entre un KitKat y un “chocolate Hamlet, chocolate fino”? Mientras lo resolvemos, las Dark se imponen como el auténtico beso negro de esta primavera.