Tres chicas se suben a un escenario. En el centro se ubica una de ellas, de pelo corto plateado y ropa deportiva iluminada por leds; a su derecha una con mini prendas de cuero y máscara sado toma su puesto frente a una pequeña consola de MC; a la izquierda una elegante azafata apoya sus dedos largos sobre un teclado. La música empieza a esparcir una melodía pegadiza moteada por bits, haciéndonos sentir en un recital abstracto, minimalista, una suerte de Kraftwerk femenino y sensual. Y de algún modo lo es, pero no únicamente. Porque atrás de ellas hay una pantalla de cine que no tardará en mostrar a este mismo trío en diferentes derivas, aventuras y locaciones. Si lo que vemos es cine, entonces ellas serían la banda sonora, pero de una película que las tiene como protagonistas. A la vez, el conjunto de imágenes cinematográficas más música en vivo podría pensarse como una obra de teatro musical, pero la pregunta más importante es ¿tiene sentido preguntarnos a qué género pertenece esto que estamos mirando? 

Si nos dejamos llevar por el nombre de la pieza, Sr. Woman, vamos a dejar de buscar estas definiciones. Por lo menos por ahora. Lo único que debemos saber es que señor Woman es la frontgirl de esta banda y también el personaje principal de la extraña, misteriosa, sensual y risueña película. Y que Sr. Woman es Marianela Portillo el Rayo. La mente detrás de esta pieza fascinante e inclasificable.  

Su itinerario es particular y se inicia precisamente en la infancia. Ella cuenta: “Nací en una familia de declamadores, mi madre me dormía recitándome Lorca, o haciéndome ver colores que ella convocaba repitiéndolos. Mi infancia está llena de poesía actuada, declamada. A las 14 años comencé a estudiar teatro.” Luego de esa formación con distintos profesores, continuó con un trabajo ya en el campo: “A los 25 años empecé a trabajar de asistente de Federico León por diez años. Me alejé de la actuación pero estuve en el equipo de dirección y producción que fue algo que siempre me fascinó. Como viajábamos mucho comencé a fotografiar, inmediatamente fui fotógrafa, había encontrado algo propio que no dependía de otros y que, mientras trabajamos, me dejaba al menos mirar desde algún lugar. Años después con la fotografía digital pude poner la cámara en modo video, comencé a registrar imágenes en movimiento del mismo modo que fotografiaba.”

Marianela es actriz, música, fotógrafa, cantante, performer, una serie de rubros por los que se desliza, siempre desde una voz de una singularidad notable. Hace años que trajina el arriba, el abajo y los costados de los escenarios. Hasta realizó un libro de fotos con mucho de Nan Goldin, que tomó a actores y actrices pero fuera de la escena: caras y cuerpos que vimos cientos de veces en el teatro, pero en sus poses no posadas. Todo ese conocimiento de la creación no podía no concluir en una obra –su esperada ópera prima– que también refleje su amor por los procesos y las escenas. 

También codirigió la película anómala Sinuosos y dorados médanos, junto con los fotógrafos Guillermo Ueno, Ignacio Iasparra, Nicolás Domínguez Bedini y Bruno Stecconi. Es evidente que los procesos colectivos y mutantes son sus predilectos. Porque así también ocurre en esta pieza. Sr. Woman presenta en escena múltiples formatos, las canciones en vivo van del electropop a la balada punk. Los videos muestran obsesiones, sueños y pesadillas de esta documentalista de ciencia ficción en las que comparte momentos con sus bellas acompañantes: la azafata Lady Ray Van Ring y una motociclista anarquista argenchina, llamada Tai Ling. Las músicas y performers que la acompañan en vivo son Carla Crespo y Guillermina Etkin. Canciones e imágenes se despliegan armando un conjunto hipnótico. Un musical de imagen perfecta y melancólicos bailes espontáneos. 

¿Cómo surgió este Aleph? Marianela cuenta: “La obra fue creada en dos momentos, una primera asociación sonora, donde creé las escenas de sonido y composiciones musicales, y luego la escritura del guión cinematográfico y el ensamble de todo material escrito. Para esta segunda parte me encontraba en un profundo trabajo de análisis psicoanalítico. Fascinada con la palabra, la revisión detallada de los sucesos que estaba viviendo, la reacción a aquello que había comenzado a escribir y que tenía efectos en mi. Esta lectura y asociación en análisis sobre el material nacían también de todo aquello que estaba leyendo: diarios de análisis, sobre todo de analizantes lacanianos, la revisión de lecturas sobre teoría queer, filósofos y mucho material de entrevistas o diarios de directores de cine.”

Sr. Woman atraviesa aeropuertos, viaja buscando inspiración para sus proyectos artísticos. En esas derivas se encuentra con la azafata, la motociclista oriental, con una excéntrica reportera, y con su manager, el enigmático Frank, algo demorado en la búsqueda de sponsors. A las bellas y precisas Carla Crespo y Guillermina Etkin se suman en los videos Jimena Anganuzzi, Andrea Nussembaum y Florencia Braier. Queda mencionar a Julia Lucesole, asistente artística y pata fundamental de la obra. 

Los lenguajes se entrecruzan, se quiebran las convenciones y en este proceso la obra logra sumergirnos en un mundo delirante, narcótico y de ensueño. David Lynch encontrándose con Lady Gaga. Pero así como la indefinición genérica nos lleva a hablar de las artes que se combinan en esta pieza, también nos conduce a reflexionar sobre la identidad y la autobiografía, siendo que es Marianela Portillo quien crea y encarna a Sr. Woman. Ella dice: “Lo autobiográfico fue parte indiscutible de la creación, en análisis hablaba de la salvación por la creación de este alter ego. La obra habla claramente del deseo de hacer, Sr. Woman juega a escribir un thriller, a filmar la película que sueña, a vivir el amor desde el mismo lugar que como crea, como una adivinación permanente y una posibilidad de escribir desde la relación de todas las cosas. La obra entonces también habla del mecanismo de creación de lo autobiográfico, lo expone, se ríe de su procedimiento, ingenuo a la vez y al mismo tiempo dando claridad. Vemos al personaje dudar, enamorarse, buscar material para su inspiración, como también crea un personaje que tiene que inventarse a sí mismo para seguir los pasos de su deseo. Aparecen aquí las ideas de cómo nombrarse, qué hacer en la construcción para el afuera, como venderse para conseguir lo que se quiere.” Podríamos decir que Sr. Woman, también, de algún modo, crea a Marianela Portillo del Rayo.

Sr. Woman en Lady Ray Van Ring es el primero de los tres capítulos que componen una saga con las aventuras de este personaje. Una saga que seguirá, nos avisan y como no podía ser de otro modo, indefinidamente.

Sr Woman en Lady Van Ring se presenta en la sala Alberdi del Cultural San Martín, Sarmiento 1551, los jueves, viernes y sábados a las 21.30.