Robert W. Cox (1926-2018) fue un académico canadiense influyente en el desarrollo de los enfoques críticos de la Economía Política Internacional; la rama del estudio de las relaciones internacionales que indaga en las interrelaciones entre el poder económico y el poder político en la esfera global. Durante parte de su vida trabajó en la Organización Internacional del Trabajo además de su desempeño como investigador/profesor universitario. En sus orígenes, Cox se interesó por el estudio del imperio británico y del orden internacional posterior a la Segunda Guerra mundial en un esfuerzo de construcción teórica para entender las características y las fuerzas que explican las continuidades y los cambios en el orden internacional. Entre sus principales influencias se destacan las ideas de Antonio Gramsci, Nicolás Maquiavelo, Ibn Khaldun, Giambattista Vico y Benedetto Croce. 

Cox irrumpió en la década del 80 cuestionando el conservadurismo del campo intelectual de las relaciones internacionales de ese entonces, principalmente en las universidades de los EEUU. Entendía que el pensamiento internacionalista allí generado reflejaba las prioridades de las relaciones exteriores de EEUU y de grandes actores económicos en un contexto de Guerra Fría con la Unión Soviética. Es decir, la necesidad de dar respuestas a problemas de la administración del orden mundial imperante. Ello obturaba la posibilidad de reflexión académico-política sobre la transformación del orden mundial. Desde este primer planteo, Cox introdujo el concepto de de “hegemonía” de Gramsci para mostrar que las ideas dominantes de las relaciones internacionales, lejos de ser descripciones objetivas del orden internacional, constituyen prácticas ideológicas para la producción y reproducción de ese orden presentándolo como universal y único posible. 

Cox también cuestionaba lo que la ortodoxia consideraba era un supuesto básico de funcionamiento del sistema internacional; la noción de que las relaciones internacionales son expresión de la competencia geopolítica de los Estados en torno a los conflictos y la seguridad. El aporte de Cox fue mostrar que la política de seguridad y la económica son inseparables, como así también el hecho de que grupos económicos y sociales son indisociables del Estado y, por lo tanto, son dimensiones del poder internacional. Estas ideas informaron posteriormente las lecturas críticas de la globalización neoliberal en la década del 90 tras la caída de la Unión Soviética. En este contexto, pensar el sistema internacional desde la óptica de Cox es mirar el papel que adquieren las nuevas configuraciones de gobernanza global en las que se despliegan nuevas formas de poder específicas para la gestión de un capitalismo que ya es global y transnacional. En estas configuraciones aparecen Estados, organismos internacionales, empresas transnacionales pero también movimientos sociales globales. La preocupación de Cox en ese contexto fue entender cómo tal multiplicidad de actores constituye fuerzas que disputan la construcción de nuevos marcos ideológicos con pretensión hegemónica a escala global. 

Las ideas de Cox son trascendentes para entender la larga crisis del neoliberalismo y su manifestación en la emergencia de conflictos que desbordan y erosionan los principios y reglas del orden internacional liberal vigente. La guerra comercial de EEUU y China, el resurgimiento del nacionalismo económico en el epicentro del mundo liberal con el fenómeno Trump, el Brexit y otros movimientos contrarios al integracionismo europeo son algunos ejemplos de ello. Hacia el final de su vida, la incansable energía intelectual de Cox lo llevó a explorar las posibilidades de un orden mundial emergente, ya no centrado en los EEUU y Occidente sino basado en el diálogo entre civilizaciones y formas de comunidad humana post-hegemónicas. Sin duda, el legado de Cox continuará inspirando el pensamiento internacionalista en el futuro, especialmente en un contexto global signado por el agotamiento de las bases ideológicas liberales sobre las que se asentó el orden internacional desde mediados del siglo XX.

 

Marcelo Saguier: (Investigador CONICET y Director de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de San Martin)