Desde Mar del Plata

El 84 por ciento de los empresarios encuestados reconoce que la situación económica del segundo semestre del año es peor que el año pasado, mientras que el 44 por ciento anticipa que en la primera mitad de 2019 será igual o peor. Los datos provienen de la encuesta que realiza la consultora D’Alessio Irol, la cual el año pasado, en el anterior Coloquio de IDEA en Mar del Plata había arrojado el nivel de optimismo empresario más alto en 22 años. “Si bien la evaluación del último semestre fue marcadamente inferior a lo esperado, las expectativas para el próximo retoman el optimismo”, advierte el informe acerca de la disparidad record entre los previsto y la realidad del semestre de este año. Pese a que los encuestados reconocen que sus precios subieron en el último año hasta un 10 por ciento más que los salarios, la principal preocupación del sector privado apunta a flexibilizar todavía más el mercado laboral. La encuesta también advierte sobre fuertes tensiones en la cadena de pagos por la suba en la tasa de interés.

En octubre de año pasado, previo a las elecciones legislativas, el optimismo respecto al rumbo económico estaba en su punto más alto dentro del empresariado. La expectativa recogida por la consultora para el período noviembre-abril se ubicó en 75 puntos (sobre 100), el más elevado en más de dos décadas, pero la evaluación del período fue 31 puntos, uno de los tres mínimos en una década -los otros fueron en 2009 (32) y 2014 (28)-. Para el semestre mayo-octubre la expectativa de recuperación fue de 56 puntos y la realidad lo ubicó en 23, la cifra más baja de la serie histórica. En el caso del período noviembre-abril (2019) la expectativa positiva es 58 puntos.

De acuerdo con el relevamiento de D’Alessio, el 82 por ciento de los encuestados entre grandes empresas anticipa que la inversión en el próximo semestre no se modificará o disminuirá. En el caso de firmas pequeñas y medianas, el 79 por ciento de las consultadas no aguarda cambios en su dotación de personal o prevé recortes. Por su parte, seis de cada diez firmas medianas y empresas de servicios no anticipa cambios o espera una reducción en sus ventas.

En la encuesta aparece un sinceramiento respecto del costo laboral y la pérdida de poder adquisitivo de los salarios. El 22 por ciento respondió que sus precios aumentaron más de diez puntos que el incremento de la mano de obra. En el caso de la industria, un cuarto del universo de firmas relevadas subió los precios diez puntos más, mientras que en servicios fue el 20 por ciento de los consultados. “Esto refleja una situación que se conoce y es que hay un retraso de los salarios que es más evidente en el sector público que en el privado”, explicó el economista Miguel Kiguel. De acuerdo con el informe de D’Alessio, una de las principales preocupaciones del empresariado es la retención de talentos y atracción de personal idóneo, aunque en paralelo considera como asignatura pendiente profundizar las reformas laborales. Otra preocupación expresada por los empresarios coincide con el discurso oficial de reducir el gasto público para atacar el déficit fiscal. “Hay mayor interés en la cuestión fiscal y menos en la monetaria, aunque acabamos de tener una crisis monetaria. El fiscal es un problema pero no el único”, afirmó Kiguel.