El edificio donde funciona el Taller de Teatro de la Universidad Nacional de La Plata, una joya de fines del siglo diecinueve, es un ámbito propicio para la magia y para dar alojamiento a fantasmas benignos. El viernes pasado fue la noche de los Carlos, de Carlos Mugica y Carlos Cajade, dos sacerdotes unidos por el compromiso con los pobres. La historia, la lucha de los dos, revivió en la noche del viernes pasado, junto con el rescate público de La Misa para el Tercer Mundo, escrita por Mugica y prohibida desde los tiempos de José López Rega y la Triple A, luego del asesinato del cura villero el 11 de mayo de 1974. La versión original, supervisada línea a línea por el propio Mugica, había sido interpretada por el mítico Grupo Vocal Argentino, con el aporte de 50 músicos de primera línea, pero los cinco mil LP y los master de la obra fueron destruidos por los opresores de entonces. La misa revivió de la mano del Quinto de Cantares, un grupo vocal de consagrada trayectoria, integrado por algunos de los intérpretes originales de la misa cantada, cuya letra mantiene plena vigencia.

“Reconstruir la misa era una deuda que teníamos, primero porque habíamos sido de alguna manera protagonistas porque todos vivimos esa época (las décadas del sesenta y setenta), de manera que pensamos que fue una injusticia brutal que hayan acribillado a balazos al cura Mugica y que después hayan prohibido su obra”, le dijo a PáginaI12 Oscar Escalada, barítono y guitarrista del sexteto Quinto de Cantares. Escalada recordó que tuvieron la “enorme satisfacción” de haber cantado por primera vez la nueva versión de la misa recuperada el 11 de mayo de este año, en el aniversario del asesinato de Mugica. “Fue en la parroquia Cristo Obrero de la Villa 31, delante del féretro del cura villero, durante el oficio de una misa, cuando esta obra no fue escrita para interpretarla durante la liturgia, porque sus textos exceden los cánones del Concilio Vaticano II” (ver aparte). 

De todos modos, dos veces pudieron interpretarla durante una misa oficial. La primera vez se pudo porque el padre Guillermo Torre, párroco del barrio donde Mugica desarrolló su labor como sacerdote, “luego de escuchar la obra nos mando un e-mail diciendo ‘va la misa, con la misa’”. La segunda oportunidad se dio a partir de una invitación formulada por el obispo auxiliar de la Ciudad de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, conocido como “el obispo villero”. Escalada señaló que “la recepción que hemos tenido es más que una bendición, porque finalmente hemos podido rescatar una obra que estaba prohibida y olvidada”. Recordó que un crítico que escribió sobre los textos de la misa de Mugica, dijo que tenía “el valor de encontrar un mensaje en una botella, en el medio del mar”. 

El tenor Galo García, integrante de Quinto de Cantares, fue antes miembro del Grupo Vocal Argentino, el primero en interpretar la misa escrita por Mugica. “Lo que recuerdo y tengo muy presente es que cuando grabamos, en todo momento Mugica venía a escuchar cómo estaba sonando la misa, porque en esos años se grababa con la presencia de todos en el estudio al mismo tiempo, lo que era muy difícil porque cuando algo fallaba, había que repetir todo de nuevo”. Mugica estaba siempre presente porque “más que lo que pudiéramos hacer desde el punto de vista de la música, él quería que se entendiera muy bien lo que decía la letra, el mensaje que transmitía la misa que él había escrito y que había estado retocando muchas veces”. Lo que le preocupaba era que “se entendiera cada línea del texto, porque para él era importante que la gente entendiera el mensaje que quería transmitir”. 

El recital en el que se presentó la misa al público en general, se hizo en uno de los escenarios del Taller de Teatro de la UNLP, un cálido recinto que estuvo totalmente lleno durante las dos funciones que se ofrecieron. El evento fue organizado por la revista La Pulseada, que tuvo en el periodista Carlos Sahade a su principal mentor; él fue quien contó por primera vez la historia de la misa prohibida, en el número 121 de la publicación, en junio de 2014. La música original de la obra había sido compuesta por Roberto Lar, el mismo que musicalizó la película La Hora de los Hornos de Pino Solanas y Octavio Getino, también prohibida y perseguida durante décadas. Entre los cincuenta músicos que grabaron los LP quemados a poco de salir de los estudios de la RCA. figuraron maestros como Domingo Cura, Kelo Palacios y Oscar Alem. Lo recaudado el viernes fue destinado a la obra del sacerdote Carlos Cajade, fallecido en 2005. Tenía 24 años cuando Mugica fue asesinado. 

“Para Carlos fue un golpe terrible la muerte de Mugica”, le dijo a este diario José Cajade, hermano del sacerdote. “Es muy emocionante para nosotros este homenaje a los dos Carlos, porque mi hermano fue un personaje tan humano, tan real, que nos dejó un legado que nosotros mantenemos vigente”. En los cuatro comedores de día, le dan de comer a 300 personas en cada jornada, y el Hogar Convivencial es refugio de cerca de cincuenta chicos de distintas edades. “Seguimos adelante, a pesar de las políticas del gobierno actual”, recalcó José Cajade.