El 10 de octubre partió para encontrarse con sus ancestras La Pocha, Santa Hilda Techera, Mama Vieja de candombe afrouruguayo. La Pocha bailó en las calles empedradas de San Telmo, en el Festival de Cosquín y en el Teatro Colón. Y compartió el candombe afroargentino con Egle Martin en el Congreso Internacional de Culturas Africanas. “La Pocha ha aportado a la cultura afro y a la visibilidad de nuestra negritud y afrodescendencia desde su más humilde tarea, danzando en las calles y donde se le solicitara como Mama Vieja de candombe afrouruguayo”, la recuerda su hija, Sandra Chagas. “La Mama Vieja es la representación de la Reina de Nación. Es la persona de más edad, poseedora de la sabiduría ancestral. Puede ser nana de leche, sanadora, bruja y sabia, comadrona. Y tiene las virtudes de haber llegado longeva y haberlo vivido todo en el candombe”.

Santa Hilda nació en Montevideo en 1946. Criada por su abuela –portera de un templo judío en el barrio La Comercial-, La Pocha soñaba con bailar candombe desde chica, pero no la dejaron. La abuela era portera de un templo judío en el barrio La Comercial. Estaba mal visto en los años 50 dejar que las adolescentes negras se sumaran al candombe. Había que conformarse con ver pasar a la comparsa por la puerta. Con bailar salsa y cumbia uruguaya en el Platense y en la Casa de Galicia.

Con la dictadura en Uruguay (1973-1985), las condiciones de vida se resienten dramáticamente. En la Argentina de 1975 la situación es más pasable, aunque ya comienza a correrse el velo de la represión. El primer intento de instalarse en Buenos Aires. En 1979 la decisión de emigrar del paisito es definitiva y poco después La Pocha puede cumplir su sueño de adolescente: unirse a los grupos uruguayos de candombe, aunque en la orilla porteña.

Su primera presentación como Mama Vieja en Buenos Aires fue junto a Delfín Acosta Martínez, investigador y difusor de la cultura rioplatense, asesinado el 5 de abril de 1996 por policías que lo llevaron preso por salir en defensa de dos jóvenes afrobrasileños a los que no conocía, maltratados por ser negros.

La Pocha bailó tanto candombe uruguayo como candombe argentino. “La diferencia entre ambas manifestaciones es que en Uruguay siempre se bailó en la calle, con gran visibilidad. En cambio en Argentina siempre se practicó en un contexto de racismo clasista, que hizo que las familias afroargentinas se ocultaran para ser objeto de burlas. La familia Lamadrid preserva la base del que habría sido el candombe porteño de finales del siglo XIX”, explica Sandra Chagas. Candombe argentino lo bailó en la producción de Egle Martin, Candombegle (1995).

En junio de 2002 la embajada de la República Oriental del Uruguay en Argentina le otorgó un diploma en reconocimiento a su exitosa trayectoria en el candombe uruguayo.

“El momento más importante en la vida de La Pocha fue el 8 de marzo de 2005, en el cierre del festival La Voz de los Sin Voz, en el Teatro Colón, organizado por el embajador ante la Unesco Miguel Ángel Estrella, donde también participaron pueblos originarios. En ese festival se hizo la salvaguarda del tango y del candombe por la Unesco, como patrimonios culturales intangibles de la humanidad”, subraya su hija.

La salud de La Pocha se deterioró a causa de un ACV, y peleó con fuerza hasta sus últimos días, participando en actividades de la comunidad afrodescendiente en Buenos Aires.

En el momento del fallecimiento de su madre, Sandra Chagas se encontraba participando como invitada en una actividad afrocultural en Colombia, de donde regresó de inmediato. (Párrafo aparte el maltrato que sufrió en los aeropuertos por haber tenido que regresar desde Colombia diez horas después de haber arribado). Pese a que la muerte de Santa Hilda se produjo por causa de enfermedad, intervino la Justicia y, al cierre de esta nota, seguía sin entregar el cuerpo a su hija para que le dé sepultura. Un laberinto de dilaciones y trámites burocráticos dificultan cumplir con la última voluntad de La Pocha: que sus restos descansen en la tierra donde por primera vez soñó bailar candombe.

Sandra Chagas pide la solidaridad comunitaria de organizaciones de afrodescendientes, de derechos humanos, comparsas, feministas y lesbianas. Se precisan notas o cartas dirigidas a la cónsul general del Uruguay, Lilian Alfaro, en apoyo al pedido de repatriación de Santa Hilda Techera a la República Oriental del Uruguay. Mail del Consulado: [email protected]