El presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, reafirmó ayer su promesa de campaña de trasladar la embajada de su país en Israel de Tel Aviv a Jerusalén. “Como he afirmado durante la campaña, pretendemos transferir la embajada de Brasil de Tel Aviv a Jerusalén. Israel es un estado soberano y nosotros lo respetamos”, tuiteó el ultraderechista que asumirá sus funciones el próximo 1º de enero. De inmediato, el primer ministro israelí celebró el anuncio. “Felicito a mi amigo, el presidente brasileño entrante, Jair Bolsonaro, por su intención de trasladar la embajada a Jerusalén. Es un paso histórico, correcto y emocionante”, dijo Benjamin Netanyahu en un mensaje difundido por su portavoz.

En una conferencia de prensa ofrecida ayer por la tarde en su residencia de Río de Janeiro, Bolsonaro dijo que la elección de la capital es un asunto de soberanía de un país y ningún otro debe meterse en esa decisión. “Quien decide la capital es el país. Si Brasil la llevó de Río a Janeiro a Brasilia, fue Brasil. No veo problema. Tenemos todo el respeto por Israel y todo el respeto por el pueblo árabe. Aquí todo el mundo convive sin problemas”. El ultraderechista, que en varias ocasiones señaló a Israel como modelo a seguir, manifestó que ama a la gente de Israel y al Estado de Israel. Interrogado sobre el tema en una entrevista publicada ayer por el diario israelí Israel Hayom, Bolsonaro respondió: “Cuando me preguntaban, durante la campaña, si lo haría cuando fuera presidente, yo respondía ‘Sí, son ustedes los que deciden cuál es la capital de Israel, no las otras naciones’”.  En la entrevista, también se refirió a la proximidad del Palacio presidencial de Planalto con la embajada de Palestina en Brasilia: “Eso no tendría que ser así por razones de seguridad”, afirmó sin especificar sus temores.

Según medios brasileños, la materialización de esa promesa podría provocar represalias comerciales de países árabes, que son mercados importantes para las carnes brasileñas. El Estado hebreo considera toda la ciudad de Jerusalén como su capital, en tanto que los palestinos aspiran a que Jerusalén Este se convierta en la capital de su futuro Estado. Por su parte, para gran parte de la comunidad internacional, el estatuto de la Ciudad Santa tiene que negociarse entre las dos partes, y las embajadas no tienen que instalarse allí hasta que no se haya alcanzado un acuerdo. 

El país suramericano tiene relaciones diplomáticas con Israel desde 1949 y reconoció el Estado de Palestina en 2010. De confirmarse el traslado de la Embajada, la decisión supondría una ruptura con respecto a la tradición diplomática mantenida durante años por Brasil en el conflicto entre Israel y Palestina. Bolsonaro inauguraría así la senda abierta por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump quien anunció el pasado diciembre el traslado a Jerusalén de la Embajada de su país, un hecho que se materializó en mayo. Además, reconoció a la Ciudad Santa como capital de Israel en un claro guiño de respaldo al gobierno israelí. Guatemala fue entonces el primer país latinoamericano en seguir la iniciativa de Trump. El Gobierno de derecha de Jimmy Morales trasladó en mayo su embajada a Jerusalén. Paraguay se unió también a la iniciativa, pero dio marcha atrás cuatro meses más tarde y devolvió la legación a Tel Aviv, después de que el presidente Mario Abdo asumiera el cargo en agosto.

Tras su reciente victoria electoral, Netanyahu, felicitó a Bolsonaro por teléfono el pasado lunes y lo invitó a visitar Israel. “Confío en que su elección llevará a una gran amistad entre los dos pueblos y al fortalecimiento de los lazos entre Brasil e Israel”, auguró el primer ministro israelí. El líder del Partido Social Liberal (PSL), de 63 años, ganó las elecciones del pasado domingo con un 55 por ciento de los votos, frente al 45 por ciento que obtuvo el líder progresista Fernando Haddad, candidato del Partido de los Trabajadores (PT). El ultraderechista fue considerado durante la campaña electoral como el Donald Trump brasileño debido a su confesa admiración por el presidente estadounidense. Además recibió varias denuncias por sus dichos discriminatorios contra la comunidad homosexual, los negros y las mujeres, y llegó a interpelar a sus  votantes con una agresiva retórica antipetista.