Este año el Festival de Cumbia santafesina, que se caracteriza por la presencia de grupos de varones uniformados en sus correspondientes trajes oscuros y camisas llamativas, contó con una cantante trans elegida por el pueblo de la provincia. Ayelén  Berker fue la invitada al cierre de esta nueva edición del festival, uno de los más multitudinarios de la provincia. Ayelén Beker, que además de dedicarse al canto también tiene una gran labor como capacitadora y colaboradora en un comedor de su ciudad, se presenta como “una chica trans, cantante, pero sobre todo trans, es importante para mí que eso sea un orgullo y decirle a todos: mirá lo que hace la trans. Yo sufrí y transformé ese dolor en lo que soy ahora”.

¿Qué sos ahora?

-Una cantante de cumbia santafesina.

¿Por qué la cumbia santafesina? 

-Nos habían invitado desde el Festival de Cumbia y la Subsecretaría me propuso ser la cara visible de la población trans para visibilizar el pedido por el cupo laboral. Así nació, yo pensé que estaba bueno aprovechar esa masividad. Así empecé a hacer los covers con cumbia, pero yo vengo del palo del rock. Yo venía del bolero y del Rock Nacional. Una serie de coincidencias: una chica que yo había conocido en la elección de la reina trans de Córdoba me mandó un flyer donde buscaban chicas trans para una banda, y la única que se presentó fui yo. Ahi arrancamos con la cumbia.

Primero fue la militancia y luego la música entonces...

-Cantaba en bares y me propusieron esto, que es muy grande, porque es como un Cosquín de la cumbia, era más masivo y yo supongo que va a marcar algo, porque pasa que en Santa Fe en lo que respecta a  la provincia no se le da mucha bola a la población trans, la ciudad es muy machista. Es muy interesante, las políticas son no machistas, la ciudad sí lo es.

¿Cómo te iba en ese mundo del rock tanto o más machista que el de la cumbia?

-Cuando cantaba en bares siempre primero era el codazo de mirarte en el escenario, y después decir  ¿y esta quién es?

¿Desde cuándo cantás? 

-Siempre canté, pero hace 4 o 5 años empecé a estudiar. Me costaba mucho exponerme, imaginate que si a cualquiera le cuesta subirse a un escenario, una travesti tiene que explicar siempre todo… por qué es travesti, ¿porque nació así o porque eligió ser así? Así que cuando empecé me costó mucho romper con el prejuicio del escenario. Una profesora me dijo, no hay dudas, “vos tenés que dedicarte a la música”.

Todo indica que le hiciste caso…

-Empecé a hacer presentaciones, y una amiga que es referente en Santa Fe me propuso cantar en la marcha del orgullo. Ese año abrí yo y cerraron Las Taradas. Canté delante de diez mil personas y fue muy lindo, porque sentí la aceptación de mucha gente, de golpe mucha gente… una aceptación que nunca había sentido. Se empezó a correr la bola de la trava que canta…. y aquí empecé con presentaciones.

No sólo tenés un trabajo en los escenarios sino también en territorio. ¿Cómo compatibilizás arte y militancia?

-No sé si la palabra es militante pero sí siempre fui defensora de lo que me parecía justo y cada vez que echaban de la casa a una compañera, yo le ofrecía una casa o una palabra. Empecé así y nunca fui a pedir subsidios ni nada pero siempre tenía chicas viviendo en casa. Hasta que el anteaño pasado cuando empieza la crisis yo tenía un negocio que lo tuve que cerrar, y tuve que volver a trabajar de algo a lo que no quería volver pero tengo una amiga que se llama Patricia que es la coordinadora del comedor donde trabajo y le conté que había retrocedido en mis planes. Ahí es cuando empecé a hacer censos en el hospital y comencé a trabajar investigando la cantidad de  población trans que había en la zona y a su vez también empecé con capacitaciones dentro del comedor. Yo ya estaba a su vez con el teatro y el baile, y teníamos la idea de un ballet trans, como para empezar a empoderar a las compañeras y sentirse parte de la sociedad también en el arte. 

¿Confiás en el arte como una herramienta? 

-El arte es importante, la mayoría de las chicas trans tenemos algo de actuar, porque nos la pasamos actuando. Hoy por ahí hacen falta un montón de cosas pero lo más importante es no sentirse excluida. No les da vergüenza pararse en una esquina pero sí mostrarse en un escenario, la sociedad nos llevó a eso, nosotras servimos para garchar a escondidas pero de día no. No es sólo el cupo laboral trans, la cantidad de trabajos que estamos pidiendo sino sentir que somos parte de la sociedad, y que podemos aportar. Creo que el arte es una súper herramienta que desnaturaliza lo que está en la sociedad porque le permite a una ser lo que quiera y el público lo toma bien por ahí en vida cotidiana no es así. 

Ayelén Beker se presenta junto a Bife el viernes 9 de noviembre a las 19 en el marco de Mundo Trans, un evento organizado por la Red Internacional de Organizaciones de Libertades Civiles (INCLO), el CELS y la American Civil Liberties Union (ACLU). Habrá entrevistas a activistas internacionales y nacionales, lecturas de Marlene Wayar, Naty Menstrual y Stéphanie Pau Tombetta y feria de libros. En Caras y Caretas, Venezuela 330.