“Argentina está en camino de cumplir su objetivo de crecimiento y debería seguir inmune a la ola creciente de proteccionismo en Estados Unidos”, aseguró ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, cuando fue consultado en el foro económico de Davos sobre las consecuencias que podría generar en el país la asunción de Donald Trump como nuevo presidente de los Estados Unidos. “Es probable que veamos algún movimiento en ese sentido (proteccionista). Pero para Argentina, que viene de una economía totalmente cerrada en los últimos quince años, ese impacto será marginal porque recién estamos abriéndonos”, agregó.

La llegada de Trump obligó al gobierno argentino a redefinir su estrategia de inserción internacional sobre la marcha, pues apenas asumió Mauricio Macri la intención declarada había sido apostar por la Alianza para el Pacífico, con vistas al Tratado Transpacífico (TTP), y de avanzar en el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. El TTP supone aranceles 0 para el 90 por ciento de los productos y en pocos años la extensión a la totalidad. Esto significaba acabar con el arancel común y abrirse a países más competitivos desde el punto de vista de los bajos salarios. Esta situación no le preocupaba al gobierno de Macri porque la apuesta era a favor de la reprimarización del país. Sin embargo, un elemento clave para consumar esa estrategia era el triunfo de Hillary Clinton en las elecciones presidenciales del pasado 8 de noviembre. Cuando Trump ganó, ese plan entró en crisis. De hecho, la canciller Susana Malcorra llegó a lamentar públicamente la derrota de la candidata demócrata. “Felicitamos a Hillary Clinton por la gran elección. Una pena no ver una mujer tan capaz elegida para esa importante responsabilidad”, aseguró a través de su cuenta de Twitter.

Trump dejó en claro durante la campaña, y volvió a remarcarlo ayer, que su objetivo es proteger el trabajo de los estadounidenses, lo que supondrá un mayor cierre de las fronteras y una vuelta a políticas de tinte más proteccionistas. En ese nuevo escenario, la estrategia del gobierno de Macri es tratar de imponer la idea de que ese giro no impactará sobre la Argentina o en todo caso ese impacto será marginal. El embajador en Washington, Martín Lousteau, lo dijo apenas Trump ganó las elecciones:  “Seguramente vamos a tener a un Estados Unidos que dará marcha atrás con algunas cosas y con otras en las que estaba dispuesto a avanzar Obama, no va a avanzar, que será un mundo menos multilateralista, menos movilizado por los valores y mucho más pragmático”. “Cuando uno ve el tono de la campaña, lo que se observa es una sociedad estadounidense que se encierra más en sí misma y que está menos enamorada del comercio internacional, de la apertura indiscriminada”, indicó. Por último agregó que, de todas maneras, “para nuestro país, es bastante limitado el impacto: Argentina es el país que más lejos está de Estados Unidos, no comparte una frontera, no tiene ciudadanos que estén emigrando y no tiene un tratado de libre comercio”.

Dujovne ayer reafirmó en Davos esa línea argumental. Antes se apostaba por el fuerte vínculo que se estaba gestando con el gobierno demócrata y ahora se remarca que Argentina es periférica y casi irrelevante dentro del radar de los Estados Unidos. De hecho, el ministro de Hacienda consideró que si bien es muy pronto para saber como puede llegar a afectar la asunción de Trump los planes argentinos, las probables medidas proteccionistas tendrían un impacto “marginal” sobre Argentina, ya que esta sigue siendo una economía relativamente cerrada.

Luego el funcionario prometió que este año la economía volverá a crecer. “Estamos bastante seguros de que la economía crecerá cerca de un 3,5 por ciento en el 2017, que es la cifra que se incluyó en el presupuesto, con una inflación de un 17 por ciento y estamos en camino de alcanzar esos dos objetivos”, declaró Dujovne. “La gente tiene mucha confianza en que lo que está por venir es mejor”, sostuvo el funcionario.