La brusca suba del dólar del último año superó ampliamente el aumento de los precios internos. La moneda norteamericana cotizaba en 17,50 pesos a comienzos de noviembre del año anterior, por lo que el aumento hasta los 35,50 pesos actuales, significó un alza del 102 por ciento. Mientras los precios internos tuvieron un incremento de 46 por ciento, proyectando una inflación de octubre del 5,5 por ciento. El resultado fue una fuerte mejora en la competitividad cambiaria. Así, los productos argentinos se abarataron un 32,5 por ciento para el mercado brasileño, un 55,1 por ciento para el estadounidense y un 49,0 por ciento para el mercado europeo o chino.

Semejante mejora en la competitividad pareciera haber dado sus frutos en materia de comercio externo. El saldo de comercio de bienes que era deficitario en 424 millones de dólares mensuales promedio desde el inicio del programa económico de Mauricio Macri, pasó a ser positivo 314 millones de dólares en septiembre de 2018. Hay que señalar que desde el 2016 que no se registraba un mes donde las exportaciones superaran a las importaciones, por lo que el saldo de septiembre muestra un cambio de tendencia estructural.

Sin embargo, la mejora del saldo comercial no vino de la mano de un incremento de las exportaciones, ni de una sustitución de importaciones por productos nacionales. Las cantidades exportadas descendieron 11,2 por ciento en septiembre respecto al mismo mes del año pasado. Por su parte, las importaciones que más cayeron son las de bienes de capital (-40,1 por ciento), y sus piezas y accesorios (-28,0 por ciento) donde no existe mayormente oferta productiva local con capacidad de sustituir a las importaciones. Tampoco el descenso en las importaciones de vehículos (-51,4 por ciento) parece responder a su sustitución por producción local, ya que se produjeron en septiembre 9694 vehículos menos que el mismo mes del año pasado, según informó la cámara del sector.

El hecho de que las cantidades exportadas no se hayan incrementado, ni la producción local haya sustituido importaciones, contradice el efecto sobre el comercio exterior que predice la teoría económica tradicional que emanan los centros desarrollados. De acuerdo al “enfoque de las elasticidades”, la mejora del tipo de cambio real vuelve más barata la producción nacional, permitiendo que gane mercado frente a la extranjera tanto en el mercado local como los externos. Los datos del comercio exterior que hemos analizado contradicen esa teoría, y dan apoyo a la vieja tesis estructuralista del ajuste contractivo de la devaluación.

Según dicha corriente de pensamiento, el efecto de las elasticidades del comercio exterior es insignificante para países que exportan productos primarios y que no tienen capacidad productiva local de los bienes que importan. Sin embargo, las devaluaciones mejoran el balance comercial, pero por inducir una inflación que deprime el poder de compra de la población, tumbando el consumo, la inversión y, por ende, de la producción. De esa manera, se deprime las importaciones de bienes de consumo, bienes de capital e insumos productivos. El balance comercial se equilibra pero a costa de un desequilibrio de la economía interna, que es ajustada por debajo de su potencial productivo.

@AndresAsiain