El ultraderecha italiano Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga Norte y ministro del Interior de su país, xenófobo y antieropeista, además de fanático del Milan, se ensañó con el argentino Gonzalo Higuaín, jugador del equipo lombardo, expulsado el pasado fin de semana.
"El domingo por la noche estuve en San Siro con mi hijo, y como milanista, estoy avergonzado por el comportamiento de nuestro centrodelantero. Estuvo indigno", dijo el político respecto de lo sucedido en el encuentro que, de local, el Milan jugó ante la Juventus. El equipo turinés ganó 2 a 0: Higuaín falló un penal y luego fue expulsado por protestar una amonestación.
"Como ministro de Interior y padre de un niño que juega a fútbol, haré todo lo posible para la vuelta de la disciplina, de las reglas, del orden, el respeto, la buena educación y las sanciones en los terrenos de juego", subrayó Salvini. "El ejemplo viene de arriba. En la casa de millones de niños vieron el hecho de que puedes ir cara a cara, frente a frente con el árbitro, cuando se ha pagado millones de euros para controlarte", agregó el controvertido dirigente.
Y para que no quedara ninguna duda, remató: "Como aficionado del Milan, me avergüenzo de ese comportamiento indigno. Espero que haya una larga, larga suspensión". Poco después el tribunal de disciplina del fútbol italiano le dio dos fechas al delantero argentino.
Salvini aprovechó la recepción del presidente de la Asociación Italiana de Árbitros (AIA), Marcello Nicchi, para fustigar a Higuaín. Se calcula que en la península hay unas 500 agresiones a árbitros por año, las tres cuartas partes a cargo de futbolistas y entrenadores. "A partir de hoy, los que cometan faltas lo pagarán, y lo pagarán caro", advirtió el ultraderechista.