Desde Málaga, Andalucía.
Una mujer comparte el momento bisagra de su historia que la acerca al activismo por el avortament* durante el oscuro período franquista. Corre el año 1973, se encuentra embarazada y entrampada en la espinosa búsqueda de alguien que la ayude a abortar. Cuando esa ayuda llega, ha decidido dar continuidad a ese embarazo. Dice: “gracias a él, a mi hijo pequeño, me conciencié y me convertí en una luchadora”. En su peluquería, espacio de encuentro de las mujeres del barrio donde no se leen revistas del corazón sino libros que conforman una pequeña biblioteca, crea un espacio de referencia. Allí se brindaba la información necesaria para que las mujeres embarazadas que necesitaban practicarse un aborto en clandestinidad, pudieran encontrarse con una médica que viajaba desde Toulouse (Francia) a Barcelona (Cataluña), una vez al mes.
Una mujer relata el sentimiento de soledad que rodea su aborto en una de las clínicas concertadas de la ciudad de Málaga (Andalucía). Habla de la falta de cuidados emocionales, del duro enfrentamiento con lxs anti-derechos en la puerta del lugar, quienes a fuerza de presiones e insultos intentan desestimar su decisión consolidada de abortar, su decisión de diseñar un futuro más acorde a sus deseos. Trae un relato fresco, aún sangrante. “Esto no fue hace décadas, fue el mes pasado”.
Otra mujer ya tiene el libro entre sus manos, aún antes de su presentación en Córdoba (Andalucía). Relata que a partir de que su propia madre le contara que abortó, la palabra “asesina” en boca de lxs guardianes del orden patriarcal le causa el doble de molestia, el doble de enojo. “Cada vez que llaman asesina a una mujer que aborta, le llaman asesina a mi mamá. No voy a permitirlo. Este libro me va a ayudar a seguir explicándoles que “esto” es lo normal”, esboza algo así mientras sacude el libro. Siente que los relatos sobre abortos son una herramienta necesaria para enseñar, aún en un contexto legal más favorable, que el derecho a decidir sobre el propio cuerpo es eso: un derecho.
Otra mujer lagrimea durante la lectura apasionada de Dahiana del relato que inaugura el libro. Respira profundo. Luego, elige el silencio. Por ahora.
Estuvimos presentando Código Rosa. Relatos sobre abortos en distintos puntos de Andalucía y en Barcelona, junto con su escritora Dahiana Belfiori. Así como en cada uno de los 17 relatos ficcionalizados que componen el libro Dahiana crea nuevos escenarios para esas voces, nos predispusimos a proponer contextos que permitieran el encuentro entre nuevas voces, esta vez del otro lado del charco. Participamos de espacios necesarios para desarmar la suspensión del habla, para articular escuchas y reconocimientos mutuos, para despertar conmoción ante nuestros silencios históricos, colectivos y compartidos, para activar otros relatos que no habían sido expresados aún en voz alta, otras reflexiones que muchas veces quedan eclipsadas por la institucionalización de los abortos legales en el territorio español, y que llevan a, una vez más, sumergir las experiencias de las mujeres en las profundidades de los silencios.
Tras vivir estas experiencias corpo-afectivas junto a Dahiana y al libro, se renueva en mí la idea de que Código Rosa representa una invitación a conmoverse. En tanto objeto literario feminista tiene ese efecto conmovedor, al menos en dos acepciones.
Por un lado, en el sentido de inquietar, alterar, mover a alguien o algo. Su lectura mueve fibras profundas al lograr un acercamiento empático a las diversas realidades singulares de mujeres en situaciones de clandestinidad impuesta, que nos impulsa a seguir acrecentando el movimiento irrefrenable de lucha por el aborto libre como derecho en Argentina. Código Rosa está inmerso en la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito; empapado de los discursos, prácticas y desafíos socorristas y, más actualmente; refrescado por los movimientos sísmicos de las estructuras socio-subjetivas y culturales que viene generando esta Marea Verde cuyos inicios, en clave genealógica, podemos situar ya en los reclamos de las feministas argentinas de los años setenta y, luego, del período posdictatorial. Cuya continuidad fue sostenida por las valientes “pibas del 2000”; cuyo presente y futuro seguimos construyendo intergeneracionalmente. A partir del despliegue inmenso de las mujeres organizadas en torno a nuestros reclamos irradiamos esperanzas y proyecciones políticas a y en otros países latinoamericanos y de otras latitudes del mundo.
Por otro lado, Código Rosa conmueve en el sentido de enternecer, de mover a la ternura. El libro pone en valor, a través de los diversos relatos que contiene, la amorosidad y el calor abrigador que existen en el acto de acompañar, sostener y confiar en otras, desde el reconocimiento mutuo de la humanidad que compartimos, lo cual nos muestra un modo específico de entender a los feminismos. La amorosidad se convierte en una forma de resistencia frente a la ferocidad capitalista y patriarcal, en la materia prima imprescindible en los procesos de construcción de nuestras existencias y devenires feministas.
En cada uno de los encuentros que configuramos con las mujeres de estas latitudes quedamos conmovidas, y también quedamos desnudas. Por muchos años, sentí que hablar de nuestros abortos era desnudarse. Pero un desnudo que albergaba la indefensión frente a los miedos y censuras, propias y ajenas, de mostrarse sin los ropajes del “deber ser”. En cambio, las lecturas y relecturas compartidas de los relatos de Código Rosa junto a los afectos que convoca, me permitieron experimentar ese desnudarse desde otro matiz: desnudarse para emprender un acto colmado de placer. El placer que se revela cuando encontramos puntos en común a partir de nuestras experiencias, cuando nos sentimos abrigadas por el calor y el reflejo de otras mujeres; el placer de retomar la palabra para usarla a nuestro favor, el placer de viajar livianas sin la carga de los silencios de nuestros abortos, aquí y allá, allá y aquí.
Parte de este escrito fue leído en la presentación de Código Rosa. Relatos sobre abortos en la llibreria Pròleg, en Barcelona el 7 de noviembre de 2018.
Activista feminista. Lic. en Psicología, Becaria CONICET en FaPsi-UNSL, Candidata a Doctora en Estudios de Género (UNC, Argentina), Alumna del Máster Igualdad y Género (UMA, España).
*Avortament: aborto en catalán.
Para conocer más sobre la historia de Llum Ventura Gil, activista feminista catalana, puede leerse una entrevista realizada por Natalia Renzi en el fanzine “La maternidad será deseada o no será”, donde Jacqueline Manoff recoge las voces y expresiones de un grupo de migrantes argentinas que se encontraban en Barcelona durante el debate legislativo sobre la legalización del aborto en Argentina. Hoy, muchas de ellas conforman la colectiva “Marea Verde Barcelona”.