Libreros, libros y lectores, en un ritual que se recibe con entusiasmo. La 14° Feria de Librerías de Viejo comienza hoy y se extiende hasta el lunes en Centro Cultural Roberto Fontanarrosa (San Martín 1080), entre libros usados, antiguos, descatalogados, raros y primeras ediciones. Con organización del CC Fontanarrosa y la Asociación de Librerías de Viejo de Rosario, el horario será de 10 a 20, con entrada libre y gratuita.

“Se volvió parte de la agenda de la ciudad, y eso era para mí impensable en un principio, es una de las cosas que más me gusta”, le dice Marcelo Rossia (Librería El Lugar) a Rosario/12. “Y está buenísimo porque integra también a quienes venden a través de internet, cuyos libros de pronto no encontrás en las librerías”, agrega. Tal es el caso de Martín Beristain (Amauta Libros), quien señala que “la Feria se ha vuelto un habitué en la ciudad, en donde creo que lo interesante es que feria tras feria el material se va renovando, básicamente porque la mayoría de las librerías que participan trabajan material usado, descatalogado, en algunos casos primeras ediciones y material muy raro de conseguir, y eso hace que sea un atractivo de lo más interesante, tanto para gente que va por primera vez como para aquellos que participan de manera reiterada”.

Dado el contexto, en donde la crisis se impone, los libreros encuentran maneras diversas de sobrellevar lo suyo. Rossia sostiene “que hay que ser cada vez más imaginativo, ahora me dedico a hacer catálogos para instituciones, algo que antes no hacía: tengo libros sobre esclavitud, por ejemplo, y los envío a universidades de acá y de afuera, porque sabés que les puede interesar. Es algo que a mí me pone más alerta; quizás trabajo más para ganar lo mismo, pero no me gusta quedarme en la queja. Tenemos que ver qué respuesta imaginativa dar a este desastre”. Por su parte, Beristain entiende dos perspectivas, “la primera es que el libro de editorial se ha vuelto un material extremadamente caro. Eso habilita a que las librerías de usados se vuelvan un espacio de visita obligada para aquellos lectores más asiduos. Por otro lado, esta situación hace que las librerías de usados tengan mayor posibilidad de comprar material; hay quienes por necesidad del dinero se desprenden de sus libros o bibliotecas, y ahí la librería de usados encuentra una ventaja. Obviamente, la situación apremia a nivel general, y los primeros afectados somos las librerías de usados”.