En un típico acto de corte militar, prolijo y marcial, con una marea de uniformes blancos de la Armada, el gGdente Mauricio Macri, realizó por primera vez un demorado homenaje público a los 44 tripulantes desaparecidos del ARA San Juan. Las únicas sensaciones propias de la tragedia que se recordó, a un año de ocurrida, fueron puestas por centenares de familiares que escucharon los discursos oficiales con la mente puesta en el recuerdo de sus esposos, hijos, hermanos y sobrinos desaparecidos. Macri, criticado por su escaso compromiso con el dolor de las familias, llegó a decir en su discurso: “Saben que cuentan conmigo desde el primer día”. La réplica le llegó a través de Zulma Sandoval, madre del submarinista Celso Vallejos, que le dijo a PáginaI12 que no cree “de ninguna manera en los dichos de Macri, que apenas se ha reunido 45 minutos con nosotros en todo este año y que jamás nos invitó a la Casa Rosada durante los 52 días que estuvimos acampando en la Plaza de Mayo”.

Dolor e introspección sería las palabras justas para definir la actitud de cientos de familiares presentes en el acto, sentados en diez filas de sillas blancas ubicadas frente al palco oficial. Una persona allegada, que había estado con ellas y ellos durante la misa que se ofició en la capilla de la Base Naval de esta ciudad, definió el ánimo de los familiares diciendo que estaban “anestesiados” por la pena, sentida con más fuerza en este primer aniversario. El acto, realizado en una de las canchas de fútbol del predio naval, estuvo lejos de estar “abierto al público” en general. Desde temprano se cerraron las calles de acceso a las Escollera Norte, con excepción de la prensa y de los familiares directos.

En su breve discurso, Macri admitió que nada de lo que pudiera decir iba “a calmar el dolor” de los familiares y amigos de los 44 tripulantes. “Hoy quiero decirles que no los vamos a abandonar, que vamos a seguir buscándolos y también quiero decirles que no los vamos a dejar solos, cuentan conmigo desde el primer día”. Agregó que “cuentan con mi equipo de gobierno y lo más importante, cuentan con millones de argentinos de todo el país que sienten a cada uno de los tripulantes como un familiar”. 

Resaltó la ayuda internacional “de países amigos” en la búsqueda “de nuestros 44 héroes”. Destacó luego “el coraje y el profesionalismo” de los “hombres y mujeres” de las Fuerzas Armadas. Anunció que “en pocos días la comisión formada por el Ministerio de Defensa para la investigación de las razones del naufragio va a emitir sus conclusiones sobre las posibles causas de este naufragio”. Aseguró que “inmediatamente” después de concluido ese informe “va a ser enviado a la Justicia porque tenemos un compromiso absoluto con la búsqueda de la verdad”. Dijo que tenía “la esperanza” de que “en los próximos días, pronto” pueda ser encontrado el submarino.

Sentenció que los 44 tripulantes serán reconocidos “para siempre” porque “son un ejemplo para todos nosotros por haber servido a la patria”. Macri llegó en helicóptero, acompañado, entre otros, por los ministros de Defensa, Oscar Aguad; de Seguridad, Patricia Bullrich, y de Desarrollo Social, Carolina Stanley. La contracara de Macri fue Zulma Sandoval, madre de uno de los tripulantes, que siguió de pie, como muchos, el discurso del Presidente. “Yo no le puedo creer a Macri, porque nunca estuvo a nuestro lado, aunque ahora venga a decirnos acá que siempre lo estuvo”. Por esas razones “no es alguien al que sienta cerca nuestro, y no es mi referente de ninguna manera, porque nunca tuvo un compromiso real, nunca nos acompañó en el dolor, y es la cabeza de un gobierno que nos viene mintiendo desde el primer día”. Cuando un medio televisivo le preguntó si tampoco creía en la promesa de seguir la búsqueda hasta encontrarlos, respondió que “sólo puedo llegar a creer en algo de lo que dice cuando lo haga realmente, cuando pueda verlo con mis ojos”.

En el acto, quien habló en nombre de los familiares presentes fue Juan Aramayo, un hombre mayor, muy dolido, padre del cabo principal Hugo Aramayo. Con voz serena y su típica tonada jujeña, el hombre le pidió al presidente Macri, a sus funcionarios y a los legisladores presentes que “se comprometan a elaborar una ley que nos asegure que en el presente y en el futuro no se abandonará la búsqueda partiendo de verdades, sin mentiras, ni dando falsas expectativas respetando a los 44 argentinos y a sus familiares”. Para ello solicitó “el aumento del presupuesto a la fuerza, para poder cumplir con el correcto mantenimiento de los buques para la seguridad de los marinos”. En nombre de las familias les aclaró “al país y al mundo que este no es para nosotros un acto de cierre” porque “seguiremos insistiendo y exigiendo su búsqueda tomando el compromiso de sus actuales y futuros camaradas” de la fuerza para que cumplan con el legado de que un marino nunca abandona a otro”.

La ceremonia se cerró con una salva de 17 cañonazos y se hicieron sonar las sirenas de los barcos reunidos en la Base Naval. Cuando a Zulma Sandoval le preguntaron por qué no había expresado a voz en cuello, frente al Presidente, su disconformidad, dijo con la voz quebrada: “Por respeto a mi hijo y a los 44” tripulantes.