Miles de franceses se manifestaron en rechazo a la suba de impuestos a los combustibles, decidida por el presidente francés la semana pasada, y denunciaron en consecuencia una fuerte caída del poder adquisitivo. En su segundo día consecutivo de protesta –y con menos gente en las calles– continuaron los cortes de rutas y autopistas. La manifestación fue convocada por los llamados chalecos amarillos, en referencia a la prenda utilizada en la oscuridad de la ruta, mediante un evento en Facebook. Eric Drouet, un camionero francés, llamó desde la red social a bloquear la circulación en las calles de la capital francesa. Creada el 21 de octubre, esta cuenta ya tiene cerca de 200.000 suscriptores. “Queremos simplemente que Macron cambie sus políticas”, afirma Christophe Torrent uno de los administradores de la página web. Por su parte, Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical, apoyó la iniciativa e invitó a los participantes a publicar fotos de las concentraciones. 

Según los números ofrecidos por el Ministerio del Interior, los manifestantes bloquearon el sábado casi 2.000 lugares. Pero ayer redujeron la protesta a 150 puntos de conflicto. En París, la avenida de los Campos Elíseos quedó parcialmente bloqueada por la policía, y los chalecos amarillos permanecieron en la Place de la Concorde. Sólo algunos lograron llegar a escasos metros del Palacio del Elíseo. No obstante por la tarde las fuerzas de seguridad actuaron agresivamente impidiendo la protesta en las puertas de la presidencia francesa. A la vez, en Normandía, la policía dispersó a unas 1.000 personas con gases lacrimógenos.

A pesar de las amplias adhesiones, los manifestantes se enfrentaron con automovilistas que vieron impedido su paso. Esto concluyó el sábado con la muerte de una joven que fue atropellada, y el domingo con varios heridos. 

Además de algunas autopistas, los manifestantes bloquearon los accesos a zonas comerciales. El grupo de distribución Auchan informó que más de 20 hipermercados fueron afectados. “Constatamos que el movimiento pierde fuerza (...). Pero son los más motivados, los más duros los que siguen movilizados”, explicó un portavoz de Auchan que evocó peleas violentas cerca de los centros comerciales.  “Somos muchos jóvenes porque ya no tenemos solución. Trabajamos como locos y llega un momento en que hay que decir basta. Ya no vivimos, sobrevivimos”, denunció Emilie, trabajadora de comercio de 27 años. “Queremos que el Estado pague para que entienda, que se ponga en nuestro lugar, que intente comprender que estamos mal”, agregó, por su parte, Damien, un chófer de 22 años.

Este movimiento de protesta llega luego de un año con múltiples manifestaciones contra el llamado plan de transformación de Francia, liderado por Macron. Además con el 30 por ciento, el presidente logró la tasa más baja de popularidad desde su asunción en 2017. Los chalecos amarillos, en cambio, cuentan con el apoyo de 73 por ciento de los franceses, según divulgó el instituto de opinión Elabe. “Un 54% de los electores de Macron apoyan o tienen simpatía por este movimiento”, señaló Vincent Thibault, encargado de los estudios en el mencionado instituto. “Sean unos pocos miles o millones, lleguen o no a bloquear el país, los ‘chalecos amarillos’ han ganado”, tituló el sábado el diario Le Parisien. “Han recordado a nuestros dirigentes que (...) la fiscalidad ecológica (...) está condenada al fracaso si descuida la realidad cotidiana a la que se supone que debe ayudar”, expresa el diario en referencia a la excusa ecológica que usó Macron como fundamento de su política económica. 

Desde principios de año, el precio del gasoil aumentó en Francia un 11,9 por ciento y un cinco por ciento en el caso de la nafta. Además los aumentos ya están contemplados en los presupuestos del año que viene y el gobierno afirmó que seguirán en subida hasta 2022. El presidente francés explicó que el objetivo es igualar el precio del gasoil y de la nafta para promover el uso de vehículos menos contaminantes. Al llegar al Palacio del Elíseo el joven presidente de 40 años llevó a cabo una bajada significativa de los impuestos a los más ricos con una supresión parcial del impuesto sobre la fortuna. En contrapartida, congeló las pensiones y las ayudas sociales, que solo aumentarán un 0,3 por ciento en 2019 y 2020. 

Para el politólogo Sainte-Marie, la dificultad que enfrenta Macron es contra la clase media. “Emmanuel Macron tiene grandes dificultades frente al pueblo central, el francés medio, que no tiene la impresión de ser querido el presidente (que): encarna una forma de élite parisina, social e intelectual”. El movimiento de los chalecos amarillos, que aúna descontento y frustración, es también según el politólogo, consecuencia de acusaciones y de una acumulación incesante de ciertas frases, como cuando habló de las personas que no son nada. “Una estación de tren es un lugar en el que uno se cruza con personas que tienen éxito y con personas que no son nada”, dijo Macron en julio de 2017, generando conmoción.