Otra vez las imágenes colocaron al fútbol en un lugar del que no puede salir. La violencia sucedió en las calles que rodean a la cancha de All Boys. Pocos minutos antes, Atlanta le había ganado 3-2 al equipo local. Una anécdota de la que sólo quedará esa estadística. Lo que permanecerá en el tiempo es la investigación judicial que hasta ayer tenía tres detenidos. La clausura del club de Floresta por varias fechas. El resarcimiento económico que le exigió a sus dirigentes el Ministro de Justicia y Seguridad Martín Ocampo por los patrulleros dañados. La causa penal y contravencional que llevará adelante la jueza María Cristina Nazar. Y también persistirá la idea de que no hay antídoto contra las barras bravas, más allá de los anuncios rimbombantes que suelen hacer los funcionarios del Estado. No importa el color político del gobierno, ninguno ha podido resolver –y ni siquiera moderar–, la cantidad de hechos como el del miércoles.

Lo que era un partido por el torneo de la Primera B terminó en un ataque de medio centenar de hinchas de All Boys contra patrulleros que retrocedían marcha atrás por la calle Chivilcoy. Atlanta había ganado el clásico. Un grupo de sus directivos, periodistas partidarios y futbolistas que no jugaron esperaban para poder salir del estadio. Pero no pudieron. Demoraron más de una hora porque estaba en riesgo su seguridad. Afuera, la Policía de la Ciudad había dispuesto un operativo que resultó inadecuado. El grupo de barras arreó a los pocos efectivos que había. Los obligó a retirarse en sus móviles o a tratar de esquivar los piedrazos. Hubo 16 efectivos heridos, según el parte policial. También tres detenidos que ahora deberán responder en la Justicia por atentado y resistencia a la autoridad, lesiones y daño. Son Cristian Altamirano (de 33 años), Darío Pizarro (33) y Sandro Fernández (29). Además hubo una persona herida por balazos de goma en una pierna que fue derivada al hospital Vélez Sarsfield. Y varios damnificados por la rezagada represión policial que estaban en una plaza vecina –entre ellos mujeres y niños–, cuando los barrabravas ya habían abandonado la zona. 

Es muy posible que haya otros arrestos en los próximos días, según se desprende de las palabras del Ministro Ocampo. “Habrá tolerancia cero”, dijo emulando al ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. El funcionario también adelantó la sanción que le cabría a All Boys: “Jugará sin público durante mucho tiempo. Hasta que termine este año seguro y probablemente el año que viene también”. Lo que no explicó fue el fracaso del dispositivo para controlar a no más de 50 hinchas sobre la calle Chivilcoy que querían ir a agredir a la gente de Atlanta. Tampoco por qué no se previó la salida anticipada de los visitantes, ya que eran muchos menos. 

En la noche posterior a los graves incidentes, la Justicia determinó un allanamiento al estadio Islas Malvinas. Se prolongó durante casi cinco horas. El procedimiento se realizó en Mercedes 1952, donde está la sede social de All Boys. De allí se llevaron al menos una computadora, el listado de socios del club e imágenes digitalizadas de ese registro. El gerente deportivo Alberto Mandelli fue quien abrió la institución alrededor de las 3 de la mañana. La orden fue dictada por el Juzgado Penal Contravencional y de Faltas 26, a cargo de la magistrada Nazar y por pedido del fiscal Juan Rosas. 

Este último les abrió un expediente judicial a los dirigentes del club por “omisión de recaudos”. El artículo 96 del Código Contravencional de la ciudad establece: “Quien omite los recaudos de organización o seguridad exigidos por la legislación vigente o por la autoridad competente respecto de un espectáculo masivo, de carácter artístico o deportivo, es sancionado/a con multa de dos mil quinientos ($ 2500) a treinta mil ($ 30.000) pesos o arresto de cinco (5) a treinta (30) días. La sanción se eleva al doble si se producen desórdenes, aglomeraciones o avalanchas”. 

La AFA difundió un comunicado: “La Asociación del Fútbol Argentino repudia enfáticamente los lamentables sucesos ocurridos al finalizar el partido entre los clubes All Boys y Atlanta, en cancha del primero, y se pone a disposición de los Organismos de Seguridad y Judiciales con competencia en la materia a fin de continuar la lucha contra cualquier tipo de violencia en el fútbol. En idéntico sentido, una vez que el informe de las autoridades del encuentro sea presentado en esta Asociación, tomará intervención el Tribunal de Disciplina a sus efectos”. Mera formalidad para cubrirse de eventuales problemas como organizadora del torneo.