Viendo en el Instagram de Miss Aneris fotos de sus últimos shows de suspensión, no podemos evitar pensar en el programa de Susana Giménez de más de 20 años atrás, en el que La Negra, Mariana Comando y otras joyas nacionales de la disciplina, se colgaron en vivo. “Es moooooy impresionante”, repetía la blonda argenta mientras detrás se escuchaban los gritos de dolor exhibicionista de los performers. Sin dudas, un hito de la TV local. 

Volviendo al presente, Miss Aneris trabaja de mistress, es decir que es una dominatrix femenina profesional en el mundo del BDSM, pero su primera pasión es la suspensión. 

Si miramos su página web, que nos recibe diciéndonos muy cordialmente que el contenido que estamos por ver es prohibido para menores, vamos a entender cómo se cruzan los dos mundos. “Empecé en Argentina a trabajar de esto”, me dice desde su casa en Berlín. “La verdad que en Argentina es un poco fake, ¿no?, no se la bancan tanto los argentinos, es un poco como disciplina erótica pero no están muy metidos realmente en el BDSM, ¿no?, como dolor, como placer intenso” Recibo largos mensajes de voz en los que me cuenta que sus castigos favoritos son los que incluyen piercings, electricidad, momificación la cual supone una inmovilización consensuada al cliente en cuestión y juegos de rol play de mascotas.

“Muchos de mis esclavos me buscan porque soy muy extrema”, me dice, mientras recuerdo una entrada de video en su Instagram en la que se la ve en plena tarea: se está haciendo una selfie de espejo, y cuando hace un cambio a la lente frontal del teléfono vemos cómo está apoyando muy controladamente su taco en la cara de cierta masculinidad completamente momificada, con film transparente y una máscara de látex. Suenan tacos acercándose. “Desde que empecé a conocer diferentes mentes y diferentes cuerpos siento que el sexo vainilla, el sexo tradicional es una construcción social y cultural porque hay muchísimas maneras de sentir placer y no tiene que ver con la penetración, yo me sorprendía mucho al principio haciéndoles asfixia a mis clientes-esclavos, poniéndoles, no sé, 200 agujas en la pija y viendo que ellos eyaculaban”. Hacia el final de nuestra entrevista virtual la señorita Aneris se pone más profunda, me cuenta que cuando vivió en Tailandia pudo profesionalizarse mucho pero que también conoció muchos clientes que a su parecer tendrían inclinaciones pedófilas que sublimaban con ella y su apariencia infantilizada. “¿Te parece?”, pregunta Soy. “La verdad, la sola idea de la pedofilia me repugna, pero considero que probablemente yo los estuviera ayudando ano pasar a la acción. Eso me da satisfacción: si yo puedo lograr que un pedófilo no viole porque viene a mí y me confiesa eso, yo le hago toda la fantasy, ¿no? Toda la escenografía con vestimenta y todo, yo estoy contenta, los castigo vestida de nenita”, me dice entusiasmada para terminar.

instagram.com/miss.aneris